Tarta de Santiago: la receta de la abuela que conquista generaciones
El origen de esta tarta se remonta a la Edad Media, influenciada por la repostería árabe y consumida por los peregrinos del Camino de Santiago.
La primera mención escrita de este postre data del siglo XVI, consolidándose en 1924 con la cruz de Santiago como símbolo decorativo.
¿Qué caracteriza la Tarta de Santiago?
Su textura suave y ligeramente densa, sin harina de trigo, es un rasgo distintivo que la hace única. En 2006, la Tarta de Santiago fue reconocida con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), reforzando su autenticidad gallega.
La Tarta de Santiago es uno de los postres más representativos de Galicia y, por ende, de la gastronomía española.
Se trata de una tarta cuya base principal es la almendra molida, el azúcar y los huevos, sin harina de trigo, lo que le confiere una textura suave, húmeda y ligeramente densa.
A menudo, se decora colocando un recorte o plantilla de una cruz de Santiago. Luego se espolvorea con canela sobre la superficie, lo que refuerza su vínculo con la tradición jacobea y la ciudad de Santiago de Compostela.
El sabor de la Tarta de Santiago es dulce, con notas de frutos secos que se equilibran con la suavidad de los huevos y el toque del azúcar. Aunque simple en ingredientes, esta tarta destaca por la riqueza de su sabor y su capacidad para mantenerse relevante a lo largo de los siglos.
Historia de la Tarta de Santiago: origen y hechos relevantes
La historia de la Tarta de Santiago se remonta a varios siglos atrás, aunque su origen exacto es incierto. Algunos estudios sugieren que ya en la Edad Media, los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago disfrutaban de postres a base de almendras.
El uso de este fruto seco, común en la península ibérica, se relaciona con la influencia de la repostería árabe, que dejó un legado profundo en la cocina española.
Sin embargo, el primer registro escrito de la "Tarta de Santiago" data del siglo XVI, cuando ya se mencionaba dulces similares en documentos del Archivo Histórico Nacional. A lo largo de los siglos, la receta ha evolucionado, aunque se ha mantenido fiel a la esencia de utilizar almendra como ingrediente principal.
En el siglo XX, específicamente en 1924, la tarta adquirió la característica cruz de Santiago en su superficie, consolidando así su identidad visual y religiosa (Sabores de Galicia).
En 2006, la Tarta de Santiago fue reconocida oficialmente con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), lo que asegura que las tartas que lleven este nombre se elaboran de acuerdo con una receta tradicional y con almendras de calidad.
Esta certificación refuerza su vinculación con la región gallega y con la ciudad de Santiago de Compostela ( IGP Tarta de Santiago).
La Tarta de Santiago en la actualidad
Hoy en día, la Tarta de Santiago sigue siendo un emblema de la repostería gallega y española. En las pastelerías de Galicia, especialmente en Santiago de Compostela, es común encontrar esta tarta, que a menudo se ofrece como un souvenir gastronómico para los turistas que visitan la ciudad.
La versatilidad de su receta ha permitido que se adapten versiones modernas, a veces con un toque de limón o canela, sin perder la esencia de sus ingredientes originales.
En la actualidad, la Tarta de Santiago también ha encontrado su lugar en la cocina internacional. Muchos chefs reconocidos, tanto en España como en el extranjero, han reinterpretado esta tarta, introduciendo variaciones pero manteniendo la base de almendra, lo que la convierte en un ejemplo de cocina tradicional que puede adaptarse a nuevas tendencias.
En países como Estados Unidos y Reino Unido, la Tarta de Santiago ha ganado popularidad, en parte debido a la diáspora gallega y al auge de la gastronomía española en el extranjero.
Tarta de Santiago, receta de la abuela
Ingredientes
- 250 g de almendras crudas o harina de almendras
- 250 g de azúcar glass o en polvo
- 5 huevos
- Ralladura de medio limón
Para decorar:
- Plantilla de la cruz de Santiago (puedes encontrarla en internet)
- 150 g de azúcar glass
Preparación
- Preparar el azúcar en polvo: Si prefieres hacerlo en casa, mezcla 300 g de azúcar blanco con 3 cucharaditas de maicena.
- Tritura la mezcla en un molinillo, picadora o batidora de mano durante aproximadamente un minuto a velocidad media-alta. Si tu batidora no es muy potente, hazlo en tandas de 50 segundos.
Tamiza el azúcar: Coloca un colador sobre un recipiente y tamiza el azúcar triturado. Este paso asegura una textura más fina.
- Harina de almendras casera: Si no tienes harina de almendras, — (la encuentrasen grandes superficies)—, puedes hacerla triturando las almendras crudas en una picadora. Tritura la mitad de las almendras primero, luego la otra mitad, hasta que queden bien finas.
- Precalentar el horno: Pon el horno a calentar a 180ºC.
- Separar las claras de las yemas: En un recipiente, separar las claras de las yemas de los 5 huevos.
- Montar las claras a punto de nieve: Bate las claras con unas varillas a velocidad baja. Añade unas gotas de zumo de limón mientras bates. Cuando comiencen a hacer espuma, aumenta la velocidad hasta que las claras estén bien firmes. Reserva.
- Mezclar los ingredientes: En otro recipiente, combina la harina de almendras, el azúcar en polvo, las yemas de huevo y la ralladura de limón. Remueve bien hasta que esté todo bien integrado.
- Añadir las claras montadas: Incorpora las claras montadas a la mezcla de almendras y yemas. Hazlo suavemente para que no pierdan aire, mezclando de forma envolvente hasta que todos los ingredientes estén integrados.
- Preparar el molde: Forrar un molde con papel de horno y vierte la mezcla.
- Hornear: Coloca el molde en el horno precalentado y hornea durante 25 minutos a 180ºC. Cuando termine el tiempo de horneado, deja reposar la tarta dentro del horno apagado durante 5 minutos.
- Comprobar la cocción: Introduce un palillo en el centro de la tarta para comprobar si está bien cocida. Si el palillo sale limpio, está lista.
- Enfriar y decorar: Deja enfriar la tarta por completo antes de desmoldar. Una vez fría, utiliza una plantilla de la cruz de Santiago para decorar. Coloca la plantilla en el centro de la tarta y espolvorea con el azúcar glass.
¡Y ya tienes tu deliciosa Tarta de Santiago lista para disfrutar!
En conclusión, la Tarta de Santiago es más que un postre; es un símbolo de Galicia, un reflejo de su historia y tradiciones. Desde sus orígenes inciertos pero antiguos, esta tarta ha sabido mantenerse vigente y ha trascendido fronteras, conquistando paladares de todo el mundo.
Hoy, su textura húmeda y sabor suave son una referencia de la repostería española y un orgullo para la región gallega. Sin duda, la Tarta de Santiago seguirá siendo un emblema culinario durante muchos años más, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia.
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