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Franco no fue Hitler. Pero se dejó ayudar y aconsejar

En la era totalitaria, España construyó una dictadura autoritaria y confesional. Una mirada al pasado en un país en manos conservadoras y nada modernas, especialmente las de Franco.

Luis Suárez Fernández, "Franco y el III Reich. Las relaciones de España con la Alemania de Hitler". La Esfera de los Libros, Madrid, 2015. 816 p.. 22,90 €. Ebook 9,99 €

Publicado por
Pascual Tamburri

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A 40 años de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, afrontamos casi un tsunami de libros –ediciones y reediciones- sobre el español más importante y decisivo del siglo XX. Puede gustar o disgustar, pero así fue, y con muy diferentes estilos y matices coinciden todos en señalarlo a él, al gallego de El Ferrol: de Ricardo de la Cierva –precisamente fallecido en estos mismos días- en lo biográfico a Gabriel Cardona en lo militar, de Paul Preston desde una pretendida imparcialidad que curiosamente ha ido apareciendo a Carlos Fernández, y con José María Zavala en lo anecdótico, Pío Moa en lo ideológico, Stanley G. Payne o el mismo Jesús Palacios: todos ellos están estos días en nuestros escaparates porque Franco sigue siendo un producto atractivo. No obstante, si hay que valorar los años de trabajo en la materia el primero es Luis Suárez Fernández.

Don Luis es, y suele olvidarse, catedrático de Historia Medieval, y dedicó lo mayor de su obra investigadora al siglo de los Trastámara, y en especial a Isabel y a Fernando. Nadie le discute la potencia investigadora, el manejo de fuentes y archivos y su conocimiento del quehacer histórico. Sin duda por eso desde un principio la Fundación Nacional Francisco Franco lo prefirió a él, académico, para que abriese el archivo personal del Jefe del Estado y trabajase con la información allí reunida. Ese archivo, ahora ordenada, ya está a disposición de todos los investigadores de la época, pero Luis Suárez ha ido publicando, según su gusto y criterio, algunas de las partes más jugosas.

Para este final de 2015, don Luis ofrece, como siempre en estos últimos años en La Esfera de los Libros, algo que es de su interés y será del de muchos: un estudio, a partir de lo publicado y de algunas cosas inéditas, de la relación entre dos hombres de la misma generación, Francisco Franco (1892) y Adolf Hitler (1889), que tuvieron sobrada ocasión de conocerse, de comparar sus políticas y, si hubiesen querido, de ponerlas en completa sintonía. Pero no lo hicieron y esto también es algo que el nuevo libro de Luis Suárez viene a explicarnos.

Stanley G. Payne ha dicho y argumentado muchas veces que “el franquismo murió con Franco”. Y técnicamente así fue, y así debió ser, pero los antifranquistas y su mal llamada “memoria histórica” siguen con los ojos puestos en el pasado, y además un pasado por ellos inventado a su gusto. Justo en ese debate viene a incidir, con argumentos, este libro de Luis Suárez. Franco nunca fue fascista ni nazi, ni lo fue su régimen aunque en él sí hubiese personas dispuestos a aceptar ese giro. Franco no tuvo una relación de amistad personal con Hitler ni política con su partido, aunque de ambos recibió ayudas notables e indispensables en la Guerra Civil, cuando las democracias occidentales preferían al Frente Popular. Franco, aunque hoy no guste leerlo, no ayudó al Eje en la Segunda Guerra Mundial, ante todo porque no comprometió a España en una alianza y además porque, en realidad, nunca le fue exigida tal cosa. Yendo a un asunto más del interés personal de don Luis, Franco no tuvo un conocimiento exacto de lo que sucediese con los judíos de Europa a partir de 1941, pero acogió conforme a las leyes vigentes en España –leyes de Primo de Rivera, que no suyas- a los judíos sefardíes que lo solicitaron. Franco fue, a su modo tradicional, un gobernante cristiano, autoritario, para nada demócrata ni tampoco totalitario; un “fiel hijo de la Iglesia Romana”, se atuvo siempre a las indicaciones de los Papas, y en particular a las de Pío XI y Pío XII respecto a la Alemania del III Reich. Hoy podemos valorar de otro modo aquellos tiempos, pero la tarea del historiador, como en este caso hace Luis Suárez, es explicar qué sucedió y aportar los argumentos y datos necesarios.

Son muchas las diferencias políticas y personales entre los dos hombres, y no hay una base real para acusar a Franco de apoyar a Hitler; de hecho, tampoco la habría habido a la inversa, si haber ayudado al Reich fuese hoy mérito y no demérito. Porque Franco quiso hacer otra cosa. En su interior nunca fue ni siquiera falangista, y su España no fue un aliado menor alemán en ningún momento. Luis Suárez organiza su libro, a partir de sus fuentes de información, en torno a una serie de hitos de las relaciones entre los dos hombres, mostrando el que él considera un evidente distanciamiento entre ambos, en todos los órdenes. Su información es siempre interesante, aunque esta estructura del libro tiene el inconveniente de repetir más de una vez algunos asuntos, y aunque el académico autor no hace mayores esfuerzos para que no se noten, junto a su trabajo de investigación, sus preferencias personales y hasta personalísimas.

Por supuesto que un admirador póstumo de Franco tiene tanto derecho como un antifranquista póstumo a escribir, vender y leer los libros que desee. Creo que este libro, por su información y prescindiendo de interpretaciones, haría mucho bien a muchos antifranquistas que nada saben del franquismo y a los que lo mismo les da decir nazi que franquista. Es evidente que en él están presentes los pilares de las convicciones de don Luis –la Iglesia, y en especial alguna de sus partes; los judíos como parte de la historia de España; España, nación en los siglos-; pero aunque puedan añadirse unas cuantas cosas al libro, y

Mucho se haría si nos quedasen los testimonios de Mussolini y de Galeazzo Ciano sobre una España de la que ellos sí se consideraron amigos

mucho se haría si nos quedasen los testimonios de Mussolini y de Galeazzo Ciano sobre una España de la que ellos sí se consideraron amigos, al contrario de los sionistas de la época, el análisis de Luis Suárez una vez más hará pensar al lector y servirá para que los heroicos antifascistas del siglo XXI no impongan desde la ignorancia su versión del pasado. Que son años decisivos de la historia nacional de España, entre otras cosas.