Philippe Guillerm, el escultor que pone a bailar a los violines
En sus manos la madera se convierte en un material elástico que le permite recrear sus obras de un mundo imposible
El escultor Philippe Guillerm comenzó su carrera profesional en su París natal y aunque actualmente tiene su galería-estudio en un antiguo edificio de 1850 restaurado en Waldoboro -un pequeño pueblo en el norteamericano estado de Mane- parte de su obra la ha realizado en puertos donde atraca con el velero en el que viaja por todo el mundo con su mujer y sus dos hijas.
Para la creación de sus originales piezas utiliza maderas exóticas, como wengue, álamo, caoba, corazón púrpura y nogal, combinando sus colores para conseguir el resultado que busca en las diferentes partes de sus obras,a menudo inspiradas en instrumentos musicales, fundamentalmente de cuerda, a las que da caprichosas y sinuosas formas.
Para el autor sus esculturas inspiran sueños, ilusiones e invitan al espectador a detenerse y reflexionar sobre la música en la naturaleza humana.
Sus figuras cobran vida y se retuercen como si bailasen danzas imposibles al compas de su propia música.
Gran parte de la materia prima que utiliza es madera que ha encontrado en playas, a la deriva en el mar o en viejos barcos en países como Australia, Nueva Caledonia, Tahití, Brasil o Argentina.
En el resultado de sus esculturas se puede apreciar la influencia europea y el legado de su padre que trabaja con madera en el mundo de la construcción naval.
El trabajo de Philippe ha sido expuesto en galerías de Europa, América del Sur, las islas del Pacífico, Francia, Canadá y Estados Unidos.