Poniendo coto a los gastos de ser padres

Los niños no vienen con un pan bajo el brazo, sino más bien con un rosario de gastos que, lejos de amainar, crece y crece con el transcurso de los años. Para colmo, no hace falta que nazcan para que el presupuesto se nos descoloque, pues el dispendio empieza con un simple e inocente test de embarazo. De hecho, solemos poner la primera piedra de este gasto trepidante con la consabida prueba casera adquirida en la farmacia. Así, con los diez euros que más o menos cuesta un test de embarazo inauguramos la inversión en el hijo que esperamos. Por supuesto, esto no es más que la punta del iceberg.

Sin embargo, resulta que hay maneras de poner coto al gasto y empezar a ahorrar sin dejar por ello de ser unos felicísimos futuros padres. En este sentido, podemos prescindir del test y esperar a que los primeros síntomas, como náuseas, vómitos y molestias ante ciertos olores se manifiesten -éstos, por cierto, no suelen demorarse e irrumpen en la vida de la embarazada tras un retraso en el período de incluso unos días-.

Además, por internet pululan infinidad de maneras de averiguar si estamos en estado de buena esperanza. Algunos provocan la risa, pero otros, como la prueba del aceite, tienen cierto cariz científico, además de ser muy baratos -rozando lo gratuito- que deberíamos considerar. También atender los antojos sale por un pico como sugiere una web que ha inventariado los gastos más insospechados de un embarazo. De este modo, si la futura madre tira de productos gourmet para saciarse de chocolate o pepinillos, un clásico de los antojosas, la broma puede acabar con una factura de 200 euros. En cambio, si los afrontamos sin tanto capricho, con 126 euros podemos salir del trance.

Las clases preparto pueden, asimismo, llevarse una importante tajada del presupuesto pues si optamos por unas privadas el montante puede situarse en los 600 euros. No obstante, podemos contentarnos con las que nos ofrece la seguridad social que, por supuesto, son gratuitas e igual de efectivas que las anteriores. Por lo tanto, aplaca tus ganas de gastarte el dinero en sesiones privadas y guárdalo para una mejor ocasión.

Mención especial merecen las ecografías, pues muchos padres y madres se pirran por un seguimiento ecográfico de la evolución de su hijo, pero eso se paga. Concretamente unos 60 euros por esos packs de ecografías 4D. Por su parte, en los servicios públicos nos las hacen gratis, aunque solo podemos disfrutar de tres durante todo el embarazo. Si crees que necesitas más raciones, prepara el bolsillo.

¿Y el atuendo de la embarazada? Algunas parece que necesitan reconstruir de arriba abajo su armario e incluso pueden gastarse -según cálculos de la web consultada- 600 euros para la tarea. En cambio, otras prefieren tirar de lo que ya tienen o adquirirla en tiendas de segunda mano o que le presten hermanas o amigas. Respecto a los accesorios del bebé, podemos ceñirnos a los imprescindibles y gastar unos 1.800 euros, o comprar todo lo habido y por haber en asuntos de puericultura para acabar abonando una factura de 3.600 euros.

En definitiva, que los hijos cuesten más o menos, incluso antes de que se nos pongan exigentes, en muchas ocasiones depende de los propios padres que parece que no pueden resistir la tentación de empezar a gastar antes de tiempo. Si te lo puedes permitir, perfecto, pero si andas justo de dinero, refrena el gasto pues esto acaba de empezar y queda mucha película.