"El Ciudadano Ilustre" obliga a los argentinos a "mirarse en el espejo"
Una "terrible historia sobre el fanatismo, el chauvinismo, el 'cholulismo' estúpido, la ignorancia colectiva, la mediocridad, el sometimiento humillante y la resignación".
Ciudadano Ilustre, uno de los grandes taquillazos del año en Argentina, llega este fin de semana a las pantallas españolas para contar la historia de Daniel Mantovani (interpretado por Óscar Martínez), un Premio Nobel de Literatura que decide regresar a su lugar de origen y fuente de inspiración de sus obras.
Se trata de la historia del escritor argentino que hace 40 años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de ese pueblo donde nació le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre", y él decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. Recibido inicialmente como un héroe y sometido a un homenaje continuo con tintes grotescos que parodia el provincianismo de los paisanos del escritor, pronto comienzan a surgir los reproches de los vecinos por el trato que les da en sus novelas, a lo que se sumarán viejas rencillas personales.
El filme es una "terrible historia sobre el fanatismo, el chauvinismo, el 'cholulismo' estúpido (adoración de los famosos), la ignorancia colectiva, la mediocridad, el sometimiento humillante y la resignación".
De hecho, los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn lo que quieren es invitar a los argentinos a "mirarse en el espejo" sobre su nacionalismo y su construcción de ídolos con la película. No en vano, la obra bromea con el hecho de que ningún argentino haya ganado nunca este galardón, a pesar de haber contado con literatos de la talla de Jorge Luis Borges, algo "muy comentado" en el país, como señaló Duprat. Y es que aunque argentino, Mantovani vive en Europa desde hace más de tres décadas, consagrado mundialmente por haber obtenido el Premio Nobel de Literatura.
En El Ciudadano Ilustre desfilan con humor corrosivo el alcalde oportunista, la ex novia e infeliz esposa, el productor rural enriquecido y feroz, el brutal presidente de la sociedad de pintores, los jóvenes sin esperanza, un prostíbulo que todos conocen y del que no se habla y otras atrocidades.
Todo esto se completa con un alegato de Mantovani en el que reclama a las autoridades políticas que "dejen de entrometerse" en la cultura, algo con lo que, sin embargo, no están de acuerdo los creadores de El ciudadano ilustre, que reconocen que su rodaje ha sido posible gracias, en parte, a las subvenciones del Estado argentino, aunque consideraron "divertido" abrir el debate y "desacralizarlo". "Nos gusta molestar", bromearon los directores.
El Ciudadano Ilustre ganó el premio del jurado joven en el último Festival de Venecia. Su protagonista, Óscar Martínez, ganó la Copa Volpi al mejor actor y ha sido la película seleccionada para los Oscar representando a Argentina.