¡Póngame un “kilo” de datos de Google!
Los datos de usuario son el gran negocio que se esconde detrás de los gigantes de internet. Nuestra información personal vale su peso en oro por lo que dice de nuestro comportamiento.
¿Ustedes se han preguntado alguna vez por qué Google es gratis? ¿O Facebook? Es decir, por qué estas compañías no les cobran nada por usar el buscador o esta red social y darse de alta en muchos de sus servicios. ¿De qué viven Twitter, Whatsapp, YouTube o Instagram?, por citar algunas empresas. Es más, cuál es el motivo por el que valen miles de millones y en la actualidad copan los primeros puestos de la bolsa de Nueva York. En definitiva, ¿de dónde ganan tanto dinero? Básicamente de dos sitios: de la publicidad y de acumular millones de datos de todos nosotros con los que hacen negocio.
Nadie da nada gratis y en este caso los usuarios somos su producto. Pero qué les interesa a estas compañías de nosotros. Sencillo: todos nuestros datos, pero no los personales, que también, sino los que generamos con nuestro comportamiento hasta extremos que ni se imagina.
Muchos usuarios no terminan de asumir esta cuestión o de comprenderla en toda su magnitud y ceden gran parte de su privacidad por acción o por omisión. Para entenderlo mejor vamos con un ejemplo. Si usted compra un kilo de patatas y lo paga está claro que el producto son las patatas. Si usted navega una hora por internet (el equivalente al kilo de patatas), está pagando con sus datos, no con dinero, y en la Sociedad de la Información el “kilo” de datos se paga muy bien.
En la actualidad el mayor recolector de datos es Google, que a diferencia de Facebook y otras redes sociales, donde nos tenemos que dar de alta y ya hemos perdido el control de la privacidad, aquí no hace falta. Ellos nos controlan en mayor o menor medida, más bien en mayor.
Google actualizó en junio de 2016 sus perfiles de actividad y lanzó My Activity, la sección en la que ver y cambiar -si así lo desea- los datos que van almacenando mientras utilizamos sus servicios. No solo del buscador, sino también de YouTube (de la que es propietario) del navegador Chrome o del sistema operativo para móviles Android. Por si le ha pasado por alto, Google domina estos cuatro sectores estratégicos de la Sociedad de la Información. La empresa tiene 44 productos más que son menos conocidos, pero no por ello menos invasivos en nuestra vida.
En honor a la verdad, en junio de 2016 este gigante de la acumulación de datos le avisó por varios medios del lanzamiento de My Activity. En la actualidad continúa haciéndolo de forma periódica y aparece un aviso que le recuerda que ajuste su privacidad, pero son tantas las opciones a revisar que se suelen posponer. Sencillamente es abrumadora la cantidad de elecciones y de ventanas de información que aparecen.
Desde mi punto de vista esto es un chantaje en toda regla a los usuarios. Bajo la excusa de la información de la privacidad se agrupan todos los servicios y se interconexionan muchos de ellos, por lo que ajustarlos o desactivar algunos puede ser complejo para muchos usuarios. Lo que ya le adelanto es que es muy laborioso y por lo tanto las posibilidades de abandonar altas.
¿Qué conoce Google de nosotros y por qué es bueno ajustar la privacidad? Por ejemplo, todo el historial de ubicaciones gracias al móvil si está equipado con Android: los lugares donde hemos estado físicamente en nuestro día a día: bares, tiendas, restaurantes, domicilios particulares, etc. Si hemos usado transporte público, coche propio o caminado. Esto mismo lo hace cuando viajamos, como es obvio, con días y horas exactos. Además, se lo enseña con un mapa y un gráfico de tiempos. Así que si veranea en la playa, por ejemplo, esta empresa ya lo sabe y le enseñará publicidad personalizada en las páginas que visite. Si además ha buscado información, algo muy probable, Google le mostrará una publicidad todavía más definida a sus gustos y hábitos de consumo.
¿Qué más? La información de todos los dispositivos que tiene, cómo se conecta (móvil, tableta o PC) y desde dónde, si es suyo o no (debido a la IP de aparato) y el navegador que usa en cada momento. También el estado de los mismos: si tiene batería, si apaga la pantalla o se desconecta sola (muy útil para saber si un libro electrónico o una App gusta o no, por poner un ejemplo)
Por defecto guarda las fotos que hace con su móvil o tableta a la nube dedicada a esta cuestión que se llama Google Fotos (antes Picassa). Deducir información sobre nuestros gustos a partir de las imágenes que almacenamos es muy sencillo gracias a los algoritmos que existen en la actualidad. De la misma manera, lee sus correos si tiene una cuenta de Gmail para ofrecerle una mejor experiencia de usuario en lo referido a publicidad y que las búsquedas sean lo más acorde a sus preferencias. Esto está ligado a lo que se llama web semántica, que es uno de los desarrollos futuros de lo que se conoce como Internet 3.0.
Por su parte, Google Play, la aplicación para descargar juegos, música o libros, entre otras intromisiones que desde mi punto de vista sobrepasan lo razonable en lo relativo a la privacidad, también le dice lo que sus amigos se han descargado por medio de Google+, la red social de esta compañía a la que usted pertenece sí o sí, y que la mayor parte del público no sabe qué contenidos tiene allí.
Finalmente, pero por falta de espacio, que no de ejemplos, todas las páginas web, pero en especial los comercios electrónicos, le avisan del uso de cookies que usted acepta sin tener ni idea ni de lo que son ni para qué sirven. La práctica totalidad de los responsables de estos ecommerce explican que son tratadas con una aplicación de Google que se llama Analytics. Los dueños de las tiendas no sé qué uso harán de esta información pero, ¿usted cree que Google la desaprovecha?