Los seguros deben innovar para digitalizarse
Las coberturas de las aseguradoras se hacen cada vez más específicas al calor del crecimiento de aplicaciones y avances tecnológicos que permiten ajustarse cada vez más a las necesidades.
El sector de los seguros de automóviles en España, y no es el único nicho de este sector afectado, pensemos sino en las casas inteligentes, se enfrenta a un reto importante durante los próximos años. La creciente digitalización llama a las puertas de las compañías aseguradoras con el objetivo de estar cada vez más cerca del cliente y fijarse en sus necesidades específicas.
Las nuevas tecnologías traen nuevos desafíos para el sector: una creciente digitalización, apostar por aplicaciones que permitan operar al cliente cuando quiera y permitir a las compañías adaptarse con mayor precisión a las necesidades de sus clientes. La tecnología ayudará a especificar todavía más el tipo de seguro que querrá. Esto es clave para el sector de los corredores de seguros, que además ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años, registrando una tasa anual de hasta un 7% más entre 2012 y 2016 y alcanzando un valor de 42.800 millones de dólares (37.015 millones de euros).
La realidad es además que el mercado está lleno de ofertas de seguros. Cada día nos bombardean con nuevos productos: seguros de deceso con coberturas ampliadas, seguros de hipoteca, seguros dentales, pólizas para cubrir situaciones de desempleo… la lista es inmensa y a cada momento se añaden nuevas especialidades que pueden originar confusión al cliente final. Ante tanta oferta, muchas personas se preguntan ¿son necesarios tantos seguros?, ¿de cuáles me puedo realmente beneficiar?
Responder a estas cuestiones es complicado, porque cada persona es un mundo y presenta necesidades muy concretas. Algunas compañías, como PSN, ofrecen además pólizas para colectivos profesionales específicos que pueden ajustarse a casuísticas concretas mejor que la competencia.
Los seguros de clasifican en tres grandes grupos: seguros personales, por daños y seguros de prestación de servicios. Los Seguros personales engloban los seguros de vida, de accidente, de dependencia, de salud o enfermedad y los seguros de jubilación. Los seguros de daño o patrimoniales. En este apartado se incluye también el seguro de responsabilidad civil, que cubre al cliente frente a las reclamaciones que pueda interponer contra él un tercero.
Existen colectivos especialmente vulnerables frente a posibles reclamaciones de responsabilidad civil, como pueden ser los médicos, los conductores o incluso los gestores personales de finanzas. Además están los Seguros de prestación de servicios. Son pólizas en las que la compañía aseguradora no ofrece tan solo una indemnización, sino que se compromete a realizar algún tipo de servicio para su cliente. En esta categoría estarían por ejemplo la defensa jurídica, incluida muchas veces en los seguros de coche, la asistencia en viaje o los trámites y actuaciones derivadas de un fallecimiento (seguros de deceso).