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21ª de San Isidro: El mexicano Diego San Román quiere ser figura del toreo

El mexicano Diego San Román no cortó ninguna oreja, pero hizo méritos para conseguir el triunfo y dejar en su tarjeta de visita escritas las palabras valor y mérito.

Derechazo de Diego San Román

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Saludo en los prolegómenos de la 21ª de San Isidro a Leonardo Hernández. Leonardo acababa de salir por la Puerta Grande el día anterior en la corrida de rejones. Nonaio es una mezcla de su padre Leonardo, -al que considero uno de los más grandes que ha dado el rejoneo, por su pureza-, y de su madre Rocío. El arte del primero y la casta, la garra y la fuerza de la segunda. Le felicito y le expreso mi admiración. Siempre creí en él y una vez más no me ha defraudado.

Leonardo Hernández por la Puerta Grande en la de rejones

Ya dentro, afronto la tercera novillada del ciclo. A algunos les espanta las novilladas. A servidor le encantan. Es una oportunidad única de ver al novillo, más zascandil, menos avieso en intenciones. Y si es de Fuente Ymbro, mucho mejor. Y me encantan también por ser una oportunidad para poder ver por dónde va el futuro de la Fiesta.

Novillos para poder triunfar estando en novilleros

De toda la tarde me quedo con la casta de los novillos de Ricardo Gallardo que, aún mansitos, los hubo con posibilidades para el triunfo. Triunfo basado en el valor, las ganas y la posible entrega de los de luces, cuya capacidad técnica está todavía en ciernes.

De los de luces me quedo por todas esas virtudes con lo apuntado por Diego San Román. El mexicano aguantó las coladas del tercero por el pitón izquierdo como quien asume los golpes en los inicios de cualquier carrera profesional. El novillo suelto, en su mansedumbre quería tablas como fuera y en su querencia hacia ellas se llevaba por delante cuanto encontraba, que no era otra cosa que al queretano, siempre firme y dispuesto a pagar con volteretas su osadía de interceptar al utrero.

Diego San Román tiene valor, o lo que es lo mismo, la sensación de no tener miedo

No sería una faena de sustos solo por tu torpe colocación entre novillo y barrera, sino también al manejar la espada por confiarse ante un novillo encastado. Aprendió la lección, pues para terminar instrumentó manoletinas por los adentros al de Gallardo.

A Diego San Román el valor no se le supone, lo puso de manifiesto

La historia tuvo también como protagonista en el sexto a Diego San Román. Y a Tito Sandoval, al que, como picador reserva, -o mejor, como enseñó mi entrañable Pepe Salcedo: como picador de la segunda suerte-, se le fue el novillo, como buen manso, a recibir una vara de excelente ejecución.

Fue en el sexto, como digo, en el que el mexicano refrendó que tiene valor. Valor a raudales. Y capacidad y méritos como para verse anunciado en Santander. De nuevo las coladas, los sustos, la voltereta y de nuevo sin mirarse para ponerse otra vez delante. Valor, mérito, entrega y ganas. Ganas de triunfar, de verse anunciado en más carteles. De emprender la carrera hacia la gloria, por la que un servidor apuesta desde este mismo momento.

Las palmas de tango a destiempo demuestran no tener ni afición, ni conocmiento

Aunque no obtuvo ningún trofeo de los dos, por su arrojo y garra bien hubiera podido obtenerlos a poco que hubiera habido más sensibilidad en los tendidos. Sensibilidad que estuvo ausente cuando unos pocos, es cierto, le dedicaron palmas de tango, a su deseo de agradar, obviando que estaban ante un novillero, al que se le deben perdonar los errores técnicos y exigir, como así evidenció, las ganas de triunfar como fuera.

En esta sociedad en la que se quiere ya todo como sea, sin dar espacio a los sentimientos, al tiempo y la madurez. En esta sociedad en la que solo se valora el adanismo o la falsa bondad de lobo con disfraz de abuelita. En esta sociedad en la que el toreo es de filias y fobias, cartesiano y lejos del eclecticismo, viene bien ver a un torero que quiere ser figura sin importarle el riesgo.

Juanito tiene ganas y a Antonio Grande le falta madurez

Encabezaba la terna Juanito, torero portugués que poco pudo hacer con el protestón primero y, aunque algo encima, se le vio mejor con el cuarto en el que destacó en varios pasajes, como en el cambiado y en una tanda de derechazos,

Sin ánimo de excederme, la tarde no fue proclive para Antonio Grande, que desaprovechó las posibilidades del segundo y no se acopló con el quinto, al que remataba los muletazos siempre arriba, lo que provocaba que el de Fuente Ymbro, - pese a que humillaba-, punteara en su deseo de coger el engaño.

La tarde tuvo un nombre, el queretano Diego San Román que perdió dos orejas, pero dejó claro que quiere ser, -que ya es-, torero.

21ª de San Isidro: Novillos de Fuente Ymbro, complicados primero, cuarto y sexto; manejables segundo, el manso tercero y quinto. Juanito: Silencio y Ovación con Saludos. Antonio Grande: Palmas y Silencio. Diego San Román: Ovación con Saludos y Ovación con Saludos.

Lo mejor:

La actitud del mexicano Diego San Román quien por su valor y méritos propios confirmó su valía como torero.

Lo peor:

La falta de respeto de algunos espectadores, cuya intransigencia con novilleros que están empezando, denotan falta de sensibilidad, afición y conocimiento.

El cartel de la 22ª de San Isidro

Toros de Las Ramblas para

Morenito de Aranda, Juan del Alamo y Tomás Campos