Razer Kishi: gran controlador de teléfono estilo Switch

Sólo desearía que la parte de atrás fuera un poco más cómoda.

Cada smartphone puede ser un poderoso dispositivo de juego. Sólo hay un problema: no tienen botones. Bueno, no más allá de los pequeños nudos que se alinean a cada lado de su marco delgado como una oblea. Si tienes ganas de tener botones y gatillos reales, básicamente tienes dos opciones: una combinación de mando inalámbrico y clip para el teléfono, o un accesorio de terceros que convierte tu aparato en un clon del Switch de Nintendo.

Un nombre domina esta última categoría: GAMEVICE. La empresa con sede en California no fue la primera en comercializarlo, pero su esfuerzo inicial se destacó por un diseño decente -si no alucinante- y una calidad de construcción. Hoy en día, el mercado está lleno de alternativas desarrolladas por empresas chinas como Flydigi y Saitake. Sin embargo, pueden ser difíciles de conseguir, y la mayoría dependen de una conexión Bluetooth. Razer hizo un producto similar llamado Junglecat, pero los controladores desmontables se engancharon en cajas que sólo admitían un puñado de dispositivos. Gamevice sigue existiendo, pero sus ofertas actuales están diseñadas de manera similar para modelos específicos de iPhone y Android.

Entra en el Razer Kishi. La continuación de Junglecat, co-diseñada por Gamevice, parece, sobre el papel, la mejor solución hasta la fecha. Tiene una conexión por cable, por ejemplo, y no necesita ser cargada. La versión Android también es compatible con casi cualquier teléfono inteligente. ¿Pero cómo se compara con la combinación tradicional de controlador y clip de teléfono? Bastante admirable, siempre que tengas manos más pequeñas o no te importe jugar con palos encogidos y gatillos.

La conexión del teléfono es sencilla. Dale la vuelta al Kishi y encontrarás una placa de plástico con algunos pestillos de liberación por encima y por debajo. Empújalos hacia afuera y la placa se desprenderá, revelando una correa de goma que estira suavemente los dos lados del controlador. Razer recomienda empujar el teléfono en el conector Lightning o USB-C primero y luego facilitar el lado izquierdo del controlador hasta que tengas suficiente espacio para asegurar el otro extremo de la pantalla.

El proceso de montaje y puede ser molesto si estás viajando - en un avión o un tren lleno de gente, por ejemplo - y no tienes un lugar obvio para ponerlo.

Sin embargo, en su forma desmontada, el Kishi es bastante pequeño y manejable. Tan pequeño, de hecho, que puede deslizarse en el bolsillo trasero del pantalón sin problema. Con 265 gramos, también es un poco más ligero que el de Xbox One. Pero el factor de forma de Kishi, es una propuesta tentadora.

Un mejor punto de comparación es posiblemente el Switch. Cada lado del controlador Kishi es ligeramente más ancho que un Joy-Con estándar. Combinado con el movil, el Kishi es aproximadamente 20 mm más ancho que el sistema híbrido de Nintendo. Puede que no parezca gran cosa, pero confía nosotros, el ancho extra tiene un impacto enorme en cómo se siente el Kishi en sesiones de juego más largas. El tamaño más grande nunca fue incómodo, pero a menudo me encontraba con los dos codos plantados en la mesa o dejando todo el aparato entre las partidas multijugador en línea.

Los botones de la cara (A, B, X e Y) de la derecha son ligeramente más grandes que los de la consola portátil de Nintendo. El lado izquierdo, por su parte, tiene un tradicional D-Pad en forma de cruz. Es un cambio bienvenido de los botones de flecha separados del interruptor. Estoy agradecido por el D-pad, aunque se siente un poco esponjoso e impreciso. Los parachoques son pequeños pero con un clic, y los gatillos gemelos tienen una sorprendente cantidad de recorrido para los tiradores y los juegos de carreras.

Desafortunadamente, la parte trasera del periférico no se siente tan pulida. No hay un lugar obvio para descansar los dedos, lo que parece un descuido extraño. Si Razer y Gamevice sacan un sucesor, esperemos que mejoren este aspeccto, con alguna goma similar a la de la PlayStation Vita.

Pero al menos no necesitas cargarlo. A diferencia de la mayoría de los mandos Bluetooth, que incluyen almohadillas de tamaño completo y periféricos tipo Switch como el Flydigi Wee 2T, no hay que preocuparse por una batería separada. El Kishi también admite la carga pasante, lo que significa que puedes recargar el teléfono mientras el mando sigue conectado. El puerto está en la parte inferior de la empuñadura derecha del Kishi, lo que asegura que tu muñeca, tus dedos y tus pulgares no estén constantemente rozando un cable. Sin embargo, no es compatible con los auriculares USB-C, por lo que tendrás que arreglártelas con el altavoz incorporado del teléfono que pasa por dos finas ranuras en el lado derecho del Kishi o por un par de brotes o latas conectados por Bluetooth.

Razer tiene una aplicación opcional que te ayuda a descubrir juegos con controladores. También hay una sección de lanzamiento que destaca las aplicaciones "totalmente compatibles" en tu teléfono. Es una buena idea, pero el software es un poco aburrido y poco elaborado. La conexión por cable del periférico promete "virtualmente cero latencia".

El Kishi es una recomendación fácil si quieres un periférico al estilo de los juegos. El Kishi es más portátil, tiene una conexión por cable y no requiere de carga. Puedes conseguir el Kishi en Amazon por 89€.

Lo que es innegable, sin embargo, es la necesidad de buenos controladores para teléfonos inteligentes. La transmisión de videojuegos sólo mejorará en los próximos años. Del mismo modo, el número de aplicaciones nativas con soporte de controladores sólo va a aumentar. (Eso es especialmente cierto si los titulares de las plataformas perseveran con los servicios de suscripción como Apple Arcade). La comunidad de emulación, mientras tanto, seguirá ajustando y optimizando sus aplicaciones legalmente grises. Con eso en mente, nos alegramos de que tengamos nuevos periféricos como el Razer Kishi. Los teléfonos inteligentes se están enviando con chips y pantallas cada vez más potentes; ya era hora de que tuviéramos nuevos controladores hechos a medida.