¿De dónde vienen algunas de las expresiones españolas más populares?
La riqueza de nuestro lenguaje y algunos de sus dichos más populares tienen profundas raíces históricas que nos trasladan a hechos que marcaron algún acontecimiento de relevancia.
Los idiomas, por suerte, no son como las matemáticas. La exactitud del resultado de una ecuación dista mucho de las evoluciones de significado que el habla exhibe en cada lugar y en cada época. La lengua es, por el contrario, más libre. Por eso es muy común encontrar frases que, aunque estén elaboradas en español, no significan exactamente lo que dicen y, por lo tanto, son difíciles de comprender. En ese caso el significado de estas expresiones está muy arraigado a la cultura y al contexto local, y poco sirve conocer el idioma en el cual se expresan. Por lo tanto es necesario conocer, además del léxico y de la gramática, los detalles de la historia y de la cultura que dieron sentido a las expresiones de las que se habla. Babbel ha registrado las expresiones españolas más populares, explicando su origen y significado. Para conocer otras ¡echa un vistazo a las siguientes!
Mandar a freír espárragos
Esta es una de las expresiones españolas más divertidas. Se emplea para decirle a alguien que no es bienvenido y que su presencia molesta. Por esa razón se manda a esa persona a “freír espárragos”. Se dice que la cocción de los espárragos es rápida, pero para mantener alejada a esa persona indeseada por más tiempo se manda a freírlos, lo que no es tan rápido.
Meterse en camisa de once varas
La “vara” era una antigua medida que equivalía a 0,835 metros. Eso significa que una camisa de once varas es del tamaño de un poco más de nueve metros. Esa expresión se emplea para referirse a alguien que se ha comprometido a hacer algo muy difícil, que no es de su incumbencia o que no logrará. También se cuenta que era una costumbre usar una gran camisa por la cual se metía a un bebé por el cuello y se sacaba por la manga, realizando, con esa ceremonia, el pacto de adopción.
Irse por los cerros de Úbeda
Esta expresión española data del siglo XIII y se refiere a la persona que da muchos rodeos para explicar algo, que empieza a hablar de un tema pero termina hablando de otro. La historia cuenta que el rey Fernando III mandó a uno de sus caballeros a vigilar los cerros de Úbeda, en Jaén. Sin embargo, el caballero no completó su misión, porque se enamoró de una morisca de la zona. Tiempo después, cuando el rey preguntó la razón por la cual no se había cumplido la misión, le dijeron que el caballero se había perdido por los cerros de Úbeda. Así nació la expresión tan conocida.
Quien se fue a Sevilla perdió su silla
Esta frase nació en el siglo XV y se basa en la historia del Arzobispo Fonseca, quien dejó encargado a su sobrino de la administración mientras iba a Sevilla a resolver un levantamiento popular. Cuando Fonseca volvió, se dio cuenta de que su sobrino no quería devolverle el cargo. Es decir que… por ir a Sevilla perdió su silla, dando origen a esta expresión que se emplea para decir que alguien ha perdido un beneficio o una posición por descuido.
Costar un ojo de la cara
Se usa esta expresión para indicar que algo tiene un precio muy elevado. Se dice que el origen de esta frase se remonta a las expediciones de conquista de América. Uno de los expedicionarios, que luchó junto a Francisco Pizarro, perdió un ojo debido a una flecha de un indígena. Al presentarse ante el rey, le expuso que defender los intereses de la corona le había costado un ojo de la cara. Y así fue literalmente.