11ª San Isidro. Los Adolfo la casta, los toreros el mérito. Y juntos, la emoción
Los toros de Adolfo, bien presentados y encastados, y el valor y mérito demostrado por la terna formada por Juan del Álamo, Román y Garrido ponen el punto y final a una isidrada distinta.
Puso la guinda torista a esta Feria de San Isidro tan atípica la divisa de Adolfo Martín, cuyos toros bien presentados dieron juego desigual, aun con el común denominador de la casta, presente toda la tarde, que hizo que la emoción fuera el aliciente para que nadie se aburriera.
Comportamiento de unos toros que mantuvieron la atención y el interés, no tanto por el peligro que llevaban, cuanto por su movilidad en algunos de ellos y transmisión en todos, consecuencia de lo que diferencia al toro de lidia de los demás vacunos: la casta.
Juan del Alamo superó una tarde de compromiso
Casta tuvo el primero que le correspondió a Juan del Alamo. Casta con fijeza, nobleza y repetición que tras empujar en el caballo, pedía el carné a poco que Del Alamo no se cruzara, como en el caso de la colada que sufrió por el derecho, avisándole de que se pusiera en el sitio, que con él no se juagaba. El salmantino tuvo mérito por plantar cara al que en cada embestida le dejaba claro una y otra vez, que bromas las justas. Faena reconocida con una vuelta al ruedo, tan rara de ver en estos tiempos, como la disposición de un torero con este tipo de corridas.
El cuarto fue un toro que no contó con una buena lidia. La duda, la generosidad, ambas cuestiones a la vez, en un tercio de varas en el que tras pedir el cambio, se le puso de nuevo, con un exceso de capotazos que tiene una la sensación de que provocó que el toro desarrollara sentido.
Se lució Jarocho en el tercio de banderillas y tras brindar al público la faena, el de Adolfo empezó a dejar claro quién mandaba en el ruedo. Con peligro, pegando sutiles derrotes, sabiendo lo que se dejaba atrás, el toro aclaró con él tampoco se jugaba. No lo vio claro Del Alamo que onservó cómo le rasgaba la muleta, -otros 300 euros de gastos,- y tras fallar a espadas, recibió el silencio respetuoso de un público que supo valorar el esfuerzo realizado.
Garrido pudo robar lances y muletazos jaleados
El más nuevo de la terna, José Garrido hubo de medirse con un reservón tercero, apagado, andarín y que gustaba de salir a su aire, con la cara alta. Tuvo mérito el torero que se acompañó de muleta y voz, buscando la colocación, perdiendo pasos para tratar de meterle mano. No fue posible y el silencio fue la justa recompensa como reconocimiento a su voluntad y meritoria labor.
Labor que se vio complementada en el sexto con otro toro exigente, que repetía, pero se frenaba en mitad del muletazo. Garrido lo probó por ambos pitones, se le coló por el derecho y pese a ello, dejó clara la impronta de su voluntad lidiadora.
Román tuvo mérito y demostró valor
La tarde, que no el lote, fue de Román. El valenciano le cogió un día el aire a este tipo de toros y sabe estar en la cara hasta decir basta. El tercero fue encastado en malo. Medía el de Adolfo Martín, se quedaba corto y rebañaba con el ánimo de hacer presa. Muy cruzado le presentaba el engaño Román, quien recibió un susto, y se la ponia de nuevo, cargado de valor y mucho mérito. No, no era un toro de oreja, pero de no haber pinchado, la respuesta de los tendidos hubiera sido algo más que la ovación con saludos recibida.
Por eso, se le quiso ver en el quinto. Un quinto que contra el dicho, si fue malo. Malo por no entregarse, por faltarle clase, por necesitar de mucho celo para obtener embestida. Y Román, cuando se cruzaba conseguía como gratificación... una nueva colada. Tuvo mérito el valenciano por las ganas demostradas .
Tuvo mérito toda la tarde, pues con dos toros complicados, supo dar a cada uno su lidia necesaria y con ambos estar más que digno, recordando que todo toro tiene su faena y él, ganas que le agradecieron los allí presentes.
Un San Isidro con toros gracias a Matilla
Y así concluyó una feria como resultado de una puesta en escena sincera por parte de la Casa Matilla, con carteles rematados, buena presencia en las ganaderías y a la que el público, que semanas antes clamaba con pancartas que quería toros, le volvió inexplicablemente la cara.
Cierto que las entradas eran caras y que el Palacio de Vistalegre, antes plaza de toros con todas las de la ley, no es el mejor sitio para acceder con comodidad, siendo ya en el interior un centro cómodo. Pero no menos cierto es que la pandemia redujo el aforo, obligando a repercutir los considerables gastos que supone organizar festejos taurinos en unos precios muy lejos de los habituales y casi milagrosos de Las Ventas.
No se pueden comparar ambas opciones. La plaza de Las Ventas no podía abrir por el coste que supone su apertura. En Vistalegre, los Matilla han hecho un sacrificio para que San Isidro tuviera toros con los que celebrar sus fiestas. Y eso, es algo que servidor les gradece sinceramente.
Allá cada cual con sus ideas, pues siempre se dijo que a la gente se la conoce cuando vienen mal dadas. Y al aficionado cuando hay toros. Lo normal no es volverlos la cara.
Reseña del festejo
Vistalegre. San Isidro. 11ª de Feria.
Toros de Adolfo Martín, bien presentados, de juego desigual, aun cuando con el común denominador de la casta.
Juan del Álamo. Vuelta y silencio
Román Collado "Román". Ovación con saludos y Ovación con saludos
José Garrido. Silencio y silencio
Lo mejor y lo peor
Lo mejor: La casta de los toros de Adolfo Martín, y no menos, la que demostraron los toreros, cuyo valor y mérito hicieron que la tarde fuera de emociones.
Lo peor: La duda de Del Álamo al poner a su segundo toro, no por criterio propio y después de haber pedido el cambio.
Brihuega ya vende las entradas para su Corrida de Primavera
Será el domingo 6 de junio cuando la plaza de La Muralla abrirá sus puertas para ofrecer , como cada primavera, un cartel de mucho atractivo y que huele al "No hay billetes" habitual.
Las reses serán de Garcigrande para Emilio de Justo, Juan Ortega y Roca Rey, que augura una buena tarde de toros.
Las Ventas rinde homenaje a César Rincón
El Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid ha rendido un homenaje a César Rincón en el ruedo de Las Ventas con motivo del 30º aniversario de aquella la temporada de 1991 en la que torero colombiano salió por la Puerta Grande en cuatro ocasiones consecutivas en otras tantas corridas de toros, algo aún no igualado por ningún otro torero.
En dos ocasiones lo hizo durante la feria de San Isidro de aquel año (con toros de Baltasar Ibán y Muterira Grave), otra más en la Corrida de la Beneficencia (toros de Samuel Flores) y por último en la Feria de Otoño (toros de Moura) en su siguiente paseillo en una plaza que fue talismán para su carrera.
Rincón es sacado a hombros por sus compañeros en en Las Ventas.