San Isidro 11ª. Pedraza de Yeltes, todo un concierto para el aburrimiento
Ni la lidia de López Chaves, el buen concepto de Javier Cortés y las ganas de Colombo pudieron contra el mal juego de los toros de Pedraza de Yeltes por anodinos, insípidos y encima feos.
La casta es consustancial al toro. La casta, la combatividad, el poder, la capacidad de embestir pese a ser herbívoro y no tener necesidad de atacar para sobrevivir, hacen del toro un ser único y distinto.
Pero, cuando en su comportamiento no está presente la casta, el toro se convierte en un ser que transmite poco o nada, que no conmueve, que no da importancia a quien se pone delante.
La corrida de Pedraza de Yeltes en la undécima de San Isidro adoleció de casta. Los hubo como el tercero que se movieron, pero sin clase. Con la cara alta. Humillaban para querer tomar el engaño y en el embroque volvían a echar la cara arriba. Sin maldad, por simple inercia; incluso se colaba y provocaba un ¡uy! que no pasaba de ser una mera interjeción.
Un buen derechazo de López Chaves (Foto: Plaza 1)
En el caso de López Chaves, torero poderoso donde los haya, sin toros poco pudo lucir sus capacidades lidiadoras. Parado el primero, la voluntad del salmantino no pasó de ahí. Le ponía la muleta, el toro hacía como que sí, pero realmente era que no. Que no tragaba, que no embestía, que no transmitía.
Chaves, sin lote
Algo más complicado fue el cuarto, que sin picar parecía que se iba a comer el mundo. Si hubiera tenido complicaciones de verdad, de la de pedir el carnet de torero, López Chaves se lo hubiera mostrado orgulloso, pero ni por esas. La ovación y el silencio fueron más por mérito del diestro que por las dificultades del astado.
Javier Cortés al natural (Foto: Plaza 1)
Los mejores muletazos los dibujó Javier Cortés. Su excelente concepto de la colocación hace que el público perciba que el toreo es sencillamente natural. Y así sucedió e el segundo de la tarde.
El de Getafe ya dejó claro desde el principio que su inclusión en el cartel en sustitución de Diego Carretero, y como premio a la oreja cortada en su actuación del día anterior, no fue por casualidad. El quite en su toro, rara vias en los tiempos que corren en los que el diestro guarda para la muleta las embestidas de su oponente, ya presagiaron la disposición con la que había hecho el paseíllo.
Javier Cortés, lección de colocación
Luego llegarían los derechazos, perfectamente colocado, girando sobre su propio eje de la pierna de salida. Muletazo, giro y colocado, giro y colocado... para el siguiente. Lo mismo habría de suceder con la izquierda, provocando con el mando el mayor recorrido posible. Y así, Javier hizo bueno al que debió ser mejor. Tan solo algún que otro enganchón y desarme se le puede objetar a un Cortés, cuyos detalles al rematar por bajo pusieron el toque final a una faena que de no haber exigido del descabello hubiera obtenido más que la ovación recibida.
Con el quinto, deslucido, cuyas frenadas confirmaban la falta de casta, permitió ver al Javier Cortés técnico, que tiraba del toro para provocar sacarlo de su jurisdición. Por encima del astado, el de Getafe justificó con creces su inclusión en el cartel.
Jesús Enrique Colombo dando la cara por bernadinas (Foto: Plaza 1)
El venezolano Jesús Enrique Colombo era consciente de lo que se jugaba. Ni más ni menos que mantenerse en un puesto razonable del escalafón. Por eso, quiso dejar claro que venía a por todas. Y así lo evidenció en el quite por gaoneras del segundo, que no perdonó, y en el suyo, que tampoco quiso dejar pasar en vano.
Con las banderillas, Colombo se mostró irregular. Tras la buena brega de Rafael González, el venezolano clavó variado, pero con acierto desigual. Se agradece la voluntad, pero no se disculpa el no asomarse al balcón y no reunir los palitroques.
Las ganas de Colombo
Humillaba para tomar la muleta el tercero del festejo, pero cuando llegaba al encuentro echaba la cara arriba, sin aviesas intenciones, pero sí molestas. O se colaba metiéndose para adentro, sin consecuencias, pero sí mosqueando. Al hilo en ocasiones, Colombo debía rectificar para mejorar la colocación más al pitón contrario hasta encontrarse en el sitio. Faena que concluyó con un susto en las bernadinas y entera algo defectuosa.
La tarde se hizo poco a poco cuesta arriba, por lo que la falta de transmisión del sexto, la falta de casta, vino a corroborar el juego de sus hermanos, que triunfarán en Francia y se llevarán allí todos los premios, pero que en la undécima de San Isidro provocaron el tedio en los tendidos. Tedio y aburrimiento por lo que en Eurovisión no hubieran triunfado.
Reseña:
Toros de Pedraza de Yeltes, desiguales de presentación y mansos y deslucidos en general.
Domingo López Chaves: Ovación y Silencio
Javier Cortés: Ovación y Silencio
Jesús enrique Colombo: Silencio y Silencio
Noticias:
Fallece el diestro onubense Miguel Báez "Litri" a los 91 años de edad. Miembro de una dinastía torera que heredó y a la que siguió su hijo Baez Spínola, contaba en su haber con siete Puertas Grandes de Las Ventas. Como ganadero dirigió durante años la ganadería de Concha y Sierra en los ochenta.
A lo largo de su carrera profesional obtuvo varios reconocimientos como la Medalla de las Bellas Artes en 1998, concedida por el ministerio de Cultura. La Junta de Andalucía le otorgó su Medalla de Oro en 2007 y en 2000 fue declarado Hijo Adoptivo de la ciudad de Huelva.
Cartel de Hoy:
Toros de Victoriano del Río para José María Manzanares, Fernando Adrián, que confirma su alternativa y Andrés Roca Rey.