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San Isidro 23ª. Los toros de Samuel Flores, un brindis y mucho valor

La corrida de Samuel Flores, cornalona como es habitual, aparentemente insípida, aportó la sal del picante, peligro sordo, imposible predecir sus reacciones y poner en un brete a los toreros

San Isidro 23ª. Los toros de Samuel Flores, un brindis y mucho valor

San Isidro 23ª. Los toros de Samuel Flores, un brindis y mucho valor

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Los de Samuel Flores presentaban cabezas que asustaban. Cuernas que parecian de siglos pasados. Pitones que resultaban interminables desde el tendido. Uno no se imagina cómo serían a menos de un metro de distancia para lidiadores y banderilleros.

Una cuerna que fácilmente se podría asociar con el trapío. Otra cuestión era el chasis, el esqueleto y la carrocería. En ese sentido, les faltaba el remate de otras épocas, de otras ocasiones en que relumbraban cualquier cartel del que formaran parte, figuras incluidas.


Los hubo que mansearon en el caballo, que salían sueltos y repetían sin ser puestos, por propia voluntad de casta longeva; y los hubo tambían que derribaron y pusieron en apuros a los del castoreño. Por todo lo cual, la tarde no fue aburrida, o al menos no tanto como otras de este San Isidro que no pasará a la historia por ser el mejor de los últimos 50 años.

No, servidor no se aburrió, porque hubo matices, comportamientos distintos, momentos de peligro, felizmente resueltos sin cornadas pregonadas por las astas que lucían los astados que pastan en tierras de Albacete. Que muchos prefieren otro tipo de toro, lo respeto. Que otros pudieron valorar lo realizado por la terna, lo comparto.

Fernando Robleño, maduro y dispuesto

La terna la encabezaba Fernando Robleño, torero asentado, maduro, curtido en mil batallas, pechó con un complicado segundo, encastado, sin clase, con el que pese a las dificultades se mostró dispuesto. De faena imposible, bajó el tono al hacer guardia.

Natural comprometido de Fernando Robleño (Foto: Plaza 1)

El cuarto era una lámina de la Lidia. No menos complicado que el anterior, tuvo la fatal fortuna de que además fuera deslucido, por lo que su buen concepto de lidia y firme voluntad no lucieron como correspondía al esfuerzo realizado. El buen manejor de la espada, ahora sí, se vio complementado con una muerte espectacular del gran galán de la tarde.

Debió salir el sobrero de José Cruz como tercero bis para que Morenito de Aranda tuviera oportunidad de lucimiento. El toro, alegre, que venía de largo, repetía y se dejaba, fue aprovechado por Jesús al manejar con variedad la franela en la que hubo derechazos, remates y largos pases de pecho cuyo secreto estaba en los toques para mantener la embestida del burel. La entera, de premio, puso el punto y final a una faena de vuelo bajo, pero cargada de buena voluntad.

Morenito de Aranda gustándose con la diestra (Foto: Plaza 1)

Con el quinto, que obligó a bajarse de la montura a Héctor Piña para tomar el reserva el relevo, fue un toro al que había que dejar a su aire, sin clase, pero que repetía y tenía cierto peligro, por lo que transmitía. Morenito realizó una faena de porfía, de o tú o yo, sin molestarle, a su aire como pedía el samuel. El más difícil rodavía.

Faena en la que con la muleta muy puesta, sin forzar, consiguió sujetarlo en los medios, siempre con la diestra hasta el final en quiso quitarse la espinita echándose la muleta a la izquierda. El deficiente manejo de los aceros emborronó lo realizado sin quitar mérito al de Aranda de Duero.

Brindis a Don Juan Carlos: "Por todo lo que significa para los taurinos"

Por cierto, que suyo fue el brindis a Don Juan Carlos: "Nunca he tenido el gusto de que el Rey Don Juan Carlos haya asistido a una corrida mía. Aprovecho para brindarle este toro por todo lo que significa para los taurinos y por todo lo que hizo en su momento por España. Majestad, va por Usted."

Confirmó la alternativa Damián Castaño con un samuel complicado, distraído, encastado y con genio que no pudo lucir el menor de los Castaño y al que despachó de feo golletazo.

Pase de pecho a un samuel de Damián Castaño (Foto: Plaza 1)

De mejor juego fue el sexto. Noblote, manejable y repetidor presentaba el defecto de gazapear. Debió apostar algo más el toricantano que realizó una fena basada en la diestra a la que le faltó algo más de garra y disposición. El fallo a espadas deslució aún más lo realizado, poniendo el punto y final a una tarde, primera de una semana torista, en la que hubo bellas láminas de toros aunque sin rematar, junto a toreros que manifestaron su voluntad de agradar en la medida de sus conocimientos y mayor disposición y experiencia.

Reseña:

San Isidro 23ª. Tres cuartos de aforo. Toros de Samuel Flores, de bellas cabezas y echuras sin rematar. Complicados, primero, segundo y cuarto; manejables, sin entregarse, quinto y sexto. El tercero como sobrero de José Cruz de mejor son, aunque justo de fuerzas.

Fernando Robleño: Silencio y Ovación con Saludos.

Morenito de Aranda: Ovación con Saludos y Ovación con Saludos y,

Damián Castaño: Silencio y Silencio.

Cuadrillas:

Destacaron: en varas, Legionario, Manuel Sayago y Héctor Piña; en la brega: José Luis Triviño; y en banderillas, Fernando Sánchez.


Cartel para hoy:

San Isidro 24ª. Toros de José Escolar para Octavio Chacón, Alberto Lamelas y Gómez del Pilar.

San Isidro 23ª. Los toros de Samuel Flores, un brindis y mucho valor

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