San Isidro 28ª. Rafaelillo, firme ante la casta de los toros de Adolfo Martín
La casta se hizo presente en la vigésimo octava de San Isidro con los toros de Adolfo Martín, ante los que Rafaelillo se mostró firme y maduro, lo que le valió una oreja
Se va acabando la feria de San Isidro. Un serial que siempre deja para los postres el toro encastado. Casta que estuvo presente en los cinco de Adolfo Martín, e incluso en el sobrero de Garcigrande, que dieron espectáculo, emociones e impusieron el respeto.
La casta es la combatividad, característica inherente al toro de lidia, que lo distingue del resto de los demás vacunos. Transmitida por los genes a lo largo de los siglos, se mantiene gracias a la crianza, más romántica que dineraria, de los ganaderos de bravo.
Rafaelillo, recital de valor y madurez
Medirse con toros encastados es lo más preciado en un torero. Hacerlo con éxito es lo más admirable para cuantos se visten de luces. Es el caso de Rafael Rubio, al que por su estatura y gracejo un día apodaron "Rafaelillo". Pequeño sí, pero con semejantes epidídimos similares a los del caballo de Espartero.
Remate en los de recibo de Rafael Rubio "Rafaelillo (Foto: Plaza 1)
Cierto que fue el primero un toro noble, que embestía despacio, mejor y con más recorrido por el derecho, pero había que estar. Y Rafael estuvo. Cierto también que hubo enganchones provocados por la fiereza que afeaban su labor. Pero la estocada, solo la estocada, marcando los tiempos, muleta abajo y espada enterrada en lo alto, hizo que el de Adolfo rodara sin puntilla y que la faena fuera de más a mucho más.
Oreja de ley para un Rafaelillo completo y entregado
Oreja de ley a su labor en conjunto, desde la brega, por abajo en los de recibo, al espadazo y la firmeza, madurez y entrega con la muleta. Sin olvidar cómo dirigió la lidia, puso en el caballo y mantuvo el orden sobre el ruedo.
Rafaelillo se lució por ambos pitones del bravo primero de Adolfo Martón (Foto: Plaza 1)
El cuarto fue totalmente distinto. Eso sí, con el común deonomiador de la casta. Alegre y de largo en el caballo, llegó complicado, con genio y con peligro a la muleta, buscando dónde encontrar la debilidad de Rafaelillo, que supo responder a la desafiante porfía, hasta pegarse el arrimón, muy cruzado, exageradamente cruzado, para defensa de quien se jugaba la femoral.
Manuel Escribano, voluntad con las banderillas
No fue lo único. Hubo más en cuanto a toros se refiere. Con el noble y exigente el segundo, Manuel Escribano lució en dos pares de banderillas al cuarteo, asomándose al balcón, y en un muletazo muy despacio. Al resto le faltó ritmo, transmisión, ligazón y colocación. Un toro de oreja, de cara o cruz, de apostar y vencer. Pero, no fue así. No pudo ser.
Escribano en un par al violín por los adentros tras quebrar al de Adolfo (Foto: Plaza 1)
Con el quinto ocurrió otro tanto. A este tipo de toros, todos los diestro te dicen que hay que bajarlos la mano. Que solo con la mano baja se les puede. El toro no era tonto y aunque obediente a la muleta, a la que repetía con nobleza, llegó un momento en que se cansó y le dijo claramente a Escribano que ya no aguantaba más el engaño. Susto que afortunadamente no tuvo mayores consecuencias.
Talavante, gesto sin recompensa
Talavante tampoco estuvo la altura de los que esperaba de él. Alejandro realizaba su cuarto paseíllo con solo una orejas en el esportón. Pobre balance de quien tuvo el gesto de apuntarse cuatro tardes.
Asentado natural de Alejandro Talavante en su última de San Isidro 2022 (Foto: Plaza 1)
A disgusto con el complicado tercero, con el que se gustó en los lances a la verónica de recibo, dibujó algnos naturales de buen recuerdo en una faena a menos.Con el sobrero de Garcigrande que hizo sexto, el extremeño estuvo desdibujado, no tuvo su tarde, ni su feria. Talavante debe recuperar sus capacidades lidiadoras y habilidades con la espada. Es buen torero y a buen seguro que se reencontrará consigo mismo.
La tarde fue de Rafaelillo y de los toros de Adolfo Martín, por cuy derroche de casta el público no se aburrió y admiró al murciano que a fin de cuentas realizó lo mejor del festejo.
Reseña:
Toros de Adolfo Martín, desiguales de presentación y juego, con el común denominador de la casta. Y un sobrero de Garcigrande, jugado en sexto lugar.
Rafael Rubio "Rafaelillo": Oreja y Ovación Saludos.
Manuel Escribano: Silencio y Ovación con Saludos.
Alejandro Talavante: Silencio y Silencio.
Cuadrillas:
Destacaron en varas: Juan José Esquivel, Miguel Angel Muñoz, Francisco Peña y Agustín Collado; en la brega: Juan Sierra; y en banderillas Juan Díaz "Fini".
Cartel de hoy:
Última de la feria. Corrida de la Prensa (fuera de abono)
Plaza de Las Ventas, 19:00 horas.
Toros de Victorino Martín para Antonio Ferrera, Sergio Serrano y Román Collado "Román".