8 de cada 10 empresas analiza y calcula su huella de carbono
El 83% de empresas de logística, transporte y gran consumo afirma que cuenta con sistemas para la medición de su huella de carbono en el transporte de mercancías.
Así se desprende del ‘Barómetro Lean & Green’ elaborado por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc). El informe revela que, entre las empresas que aún no han implementado medidas con este objetivo, el 11% afirma que tiene previsto hacerlo “en breve”, mientras que el motivo más común entre las que no hacen esta medición es que “no disponen de las herramientas”.
En el análisis de los planes a corto plazo para la reducción de emisiones, el 89% de las empresas afirma que apostará por la “optimización de los procesos logísticos”, mientras que el 60% optarán también por la “inversión en digitalización y modelos de transporte colaborativo”. De hecho, el transporte colaborativo es la estrategia que más ha crecido en el último año, con un 52% frente a un 34% que lo hicieron en 2021.
En cuanto a las acciones a largo plazo, según Aecoc existe “mayor incertidumbre”. Así, el 69% avanza que optará por la renovación de su flota hacia camiones impulsados por hidrógeno, mientras que un 41% considera que la tecnología del futuro para el transporte de mercancías será eléctrica.
El informe también subraya que, además de la aplicación generalizada de medidas en el transporte, como la optimización de rutas y la renovación de las flotas con criterios de eficiencia, las medidas de reducción de emisiones implementadas en almacenes están “muy extendidas”. El 90% de empresas ya han avanzado en estrategias de uso racional de la energía eléctrica, gestión de residuos e iluminación LED.
Por otro lado, respecto al cumplimiento de objetivos marcados por la Unión Europea, solo el 35% de las compañías ve factible alcanzar la reducción del 55% en las emisiones para el año 2030 marcado como objetivo por la Comisión.
Las empresas identificaron entre las principales barreras la falta de madurez en las nuevas tecnologías disponibles para el transporte, la reducida infraestructura de recarga disponible y el coste actual de los vehículos de combustibles alternativos.