5 consejos infalibles para acertar con tu "amigo invisible"
Actualmente esta práctica es habitual entre compañeros de trabajo, amigos y familiares, y es que tiene muchas ventajas
Aunque pueda parecer una costumbre moderna, la práctica del “amigo invisible” tiene más de cien años, y aunque muchos piensen que su origen es, como el de otras muchas costumbres que hemos incorporado, norteamericano o anglosajón, lo cierto es que nació en Venezuela a finales del siglo XIX.
Por aquel entonces, la mujeres casadas o prometidas formalmente no podían tener amistades del sexo masculino, y, por lo tanto, tampoco podían intercambiarse regalos con los varones de manera directa, así que optaron por reunirse en grupos, meter el nombre de todos en una bolsa e ir sacándolos al azar paran repartir sus presentes, de manera que no pareciera algo personal y sí una especie de juego.
Actualmente esta práctica es habitual entre compañeros de trabajo, amigos y familiares, y es que tiene tres ventajas fundamentales: es más económica que hacer un regalo a cada persona, nos evita acumular muchos regalos a los que, a lo peor, tampoco encontramos mucha utilidad, nos permite centrarnos más los gustos de quien va a recibir el nuestro y ahorra muchísimo tiempo al no tener que ir de un lado a otro buscando un montón de cosas diferentes.
Claves para acertar con el amigo invisible:
Lo primero que debemos tener muy claro es a quién nos ha tocado hacer le regalo. Parece una obviedad, pero no es lo mismo un hijo o un hermano que un compañero de oficina con el que tampoco tenemos una excesiva confianza.
En el primero de los casos es más fácil acertar porque conocemos lo que le gusta, sus aficiones y a lo que le va a dar un buen uso. Más difícil es acertar en el caso de amigos invisibles menos íntimos, así que aquí te dejamos unos cuantos consejos para que no te equivoques, te toque quién te toque.
1- Es fundamental que nos atengamos al presupuesto establecido. Lo habitual es que se pacte un límite de gasto para que no haya desproporción entre unos regalos y otros. Saltarse esta norma no es una buena idea porque deja en peor lugar los regalos de los demás y, sobre todo, a quien te vaya a hacer a ti el regalo.
2- Busca la utilidad. Da lo mismo si te va a gastar un euro que cien: todo regalo que no sea útil acabará en un cajón, en la papelera o reciclado como otro regalo para un tercero.
3- Manejar un presupuesto limitado no significa tener que renunciar al glamour. Busca, dentro del regalo útil, algo que lo convierta en especial: por poner un ejemplo básico, no es lo mismo regalar una tijeras vulgares que encontrar unas decoradas con motivos originales o alusivos a un tema que sepas que le interesa a quien vaya a recibirlas.
4- El envoltorio de un regalo dice mucho de nosotros, y aquí el precio no tiene que influirnos. Envuelve con mimo lo que vayas a entregar y ya tendrás mucho ganado. No hay nada peor que entregar un presente tal cual lo hemos comprado, metido en una bolsa de plástico o con el papel pegado de cualquier manera.
5- Evita el regalo “graciosillo” o que haga alusión a aspectos muy personales de quien lo vaya a recibir. La probabilidad de que los demás no tengan el mismo sentido del humor que tú o que se sientan íntimamente ofendidos por mucho que se rían de cara a la galería es muy alta, así que ¿por qué arriesgarse?