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11ª San Isidro. Por doblados y poncinas, David Galván corta una oreja a ley

Cuando nadie se lo esperaba, nadie lo hubiera apostado, David Galván cortó una oreja a ley, doblándose y por poncinas a un toro incierto y cambiante que puso en un brete a la cuadrilla.

11ª San Isidro. Por doblados y poncinas, David Galván corta una oreja a ley

11ª San Isidro. Por doblados y poncinas, David Galván corta una oreja a ley

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La corrida de El Torero no acababa de romper. La undécima de San Isidro iba por los derroteros de una buena presentación, voluntad en los de luces y poco más. La Fiesta puede ser uno de los espectáculos más sublimes, de los de mayor hastío o de un gris de domingo sin dinero.

Una caja de sorpresas

Pero la Fiesta puede ser también una caja de sorpresas, la aparición de detalles efímeros o el asombro por lo nunca visto. Una mezcla de todo ello surgió de la nada en el ruedo. Sucedió en el cuarto, cuando las esperanzas de lo más incrédulos comenzaban a hacer mella en los tendidos.

Los dos primeros tercios del mentado cuarto fueron un desastre sin paliativos. Manso, suelto tras los de recibo de David Galván, el toro de El Torero apuntaba a un desastre vacío de contenido. La mala lidia, el desorden por culpa de los de luces, hacía barruntar una ruina ganadera.

Derechazo por bajo de Galván (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

Los pares de Juan Carlos Rey elevaron el ánimo, sobre todo el tercero. Cuando ya nadie daba un duro, -aclaración para los más jóvenes: moneda equivalente a las antiguas cinco pesetas-, sucedió el milagro del agua convertida en vino.

El pase del desdén (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

David Galván se hizo presente en el ruedo, muleta en la diestra, mente dispuesta al lío, rodilla genuflexa y compuesta la figura, comenzaron a brotar derechazos doblados, ligados uno tras otro, en redondo, el pase del desdén y el de pecho de remate, Fue entonces cuando rompió la plaza ante el milagro sucedido.

Por doblados y poncinas

Siguió otra tanda más por el mismo pitón, esta vez adornada con trinchera. Y otra más en la vertical, trayéndose al toro de largo, muy despacito, uno y otro y el de pecho. Los tendidos no se creían lo que estaban viendo. Y Galván, diciendo con su muleta que sí, que aquello era cierto, interpretó más doblados ligados por ambos pitones.

Doblados de inicio (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

Sabedor de que tenía una oreja cortada, se acordó del maestro Ponce y por abajo instrumentó otra serie por poncinas en las que se produjo un detalle técnico para recordar. Cuando el toro se le paró, por su mala colocación, recogió la muleta hacía sí, sue fue genuflexo al pitón contrario y remató con uno por alto, previo a la suerte suprema.

La garra también se escribe por bajo (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

No podía fallar, debía tocar el cielo y se tiró a morir, a enterrar los aceros, dejando una entera de gran efectividad, que fue la rúbrica certera a la obra bien hecha. Afloraron los pañuelos, se echó a llorar como un niño el torero de San Fernando y, el usía estimó que había méritos, por lo que David Galván paseó a ley un trofeo.

La liberación, la explosión de la emoción (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

Fue el único trofeo cortado. En el primero, con más velas que la Pinta, la Niña y la Santa María juntas, Galván tiró de garra, y con decisión dio distancia al abreplaza, dejó derechazos y naturales de buena factura, arriesgó y estuvo correcto. Ese fue su error, solo correcto no es suficiente en la cátedra del toreo.

Alvaro Lorenzo pudo lucir más

Alvaro Lorenzo estuvo aseado con el molesto segundo, otro de grandes espabiladeras y no acertó a transmitir con el quinto, en el que lució la excelente brega de Raúl Ruiz. El de El Torero tenía clase, transmitía y se dejaba por su pitón izquierdo. Pero, no se acopló, no se gustó. Empero se pasó de faena. Y todo quedó en silencio, no sepulcral, pero sí que le pasará factura en breve tiempo.

Buen natural de Alvaro Lorenzo (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

Angel Téllez, no tuvo lote

El madrileño Angel Téllez no tuvo lote. Se llevó el peor de los sorteados. Soso el tercero, con un complicado pitón izquierdo, Téllez demostró ganas, que no es poco. Ganas que repitió en el sexto, siempre con la cara arriba, molesto, deslucido, con cierto peligro sordo que evidenció al rebañar por el derecho y provocar una voltereta que afortunadamente solo produjo un puntazo en el muslo.

Voltereta de Angel Téllez (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

La faena terminó con unas ceñidas manoletinas, otra colada y el revolcón, prolegómeno del petardo protagonizado con los aceros, con los que debió estar mejor.

El orgullo de ser torero (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)

La tarde fue de David Galván por su capacidad de sorprender, de embarcar por bajo, de convencer y de gustarse, por su cabeza fría y corazón a cien. Por saber apostar cuando nadie daba un duro. Ambición, buenos deseos y arrojo con la espada. Y así se triunfa en el Templo del toreo.


Reseña

Plaza de Las Ventas. 11ª de San Isidro. Tres cuartos.

Toros de El Torero, en general bien presentados, destacando primero y segundo, y de juego desigual. Molesto con la cara alta y algo soso el primero; incierto y a mejor el cuarto; complicados segundo y tercero; con posibilidades el quinto y deslucido el sexto.

David Galván. Ovación con Saludos y Oreja.

Alvaro Lorenzo. Silencio y Silencio.

Angel Téllez. Silencio y Silencio.


Cuadrillas

Destacaron en la brega, Juan Navazo, Juan Carlos Rey y Raúl Ruiz.

En banderillas, fueron buenos los pares de Juan Rocha, Juan Carlos Rey, Raúl Ruiz, Juan Navazo y Fernando Sánchez.

Raúl Ruiz saluda tras sus pares de banderillas (Foto: Alfredo Arévalo - Plaza 1)


Detalles, a tiro de cámara

Cara y cruz de la Fiesta. Arriba, David Galván llora emocionado por el trofeo conseguido. Abajo, la voltereta sufrida por Angel Téllez en el sexto (Fotos Plaza 1)

Cartel de Hoy

Plaza de Las Ventas. 12ª de San Isidro. 23 de mayo, 19 horas.

Toros de Puerto de san Lorenzo para Alejandro Talavante, Juan Ortega y Tomás Rufo.


Los Toros son Cultura






11ª San Isidro. Por doblados y poncinas, David Galván corta una oreja a ley

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