ESdiario

El niño que consiguió su sueño en el teatro

José María del Castillo, en el patio de butacas

José María del Castillo, en el patio de butacasJesús Manuel Ruiz

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Su vida comienza en el barrio sevillano de Los Remedios donde la Feria de Sevilla tiene su origen. Entre calles con nombres de vírgenes y mujeres vestidas de gitana en el mes de abril. Allí comenzó a forjar una pasión, la escena. Las tablas escénicas pronto lo llamaron para atraparlo y fue para siempre. Cuenta con nueve años cuando por primera vez se sube a un escenario. En su tierra. Fue en La Maestranza junto a Plácido Domingo. Desde niño no quiso ser ni médico ni abogado. Sus genes no lo predestinaron. Los otros genes y más potentes le hicieron ser artista. Casi todo está escrito. Actualmente es uno de los directores punteros de la escena española. Su nombre es José María. De apellido, Del Castillo.

José María del Castillo tenía que conseguir su sueño. Y en el mundo difícil de la interpretación y la dirección. Las que gritan es su último trabajo. Se interpreta en el Teatro Bellas Artes de Madrid hasta finales de noviembre y después recorrerá otros rincones teatrales de nuestro país. Una función necesaria para entender el homenaje a quienes ya no están. Mujeres que gritaba y luchaban. Al mismo tiempo. Y sin pancarta. Otra forma, y muy difícil, de hacerse presente. Esta semana ESdiario se ha encontrado con el director y aún más ha entendido el significado de este texto escrito y dirigido por aquel niño sevillano que triunfa en España.

El cartel de Las que gritan

El cartel de Las que gritanJesús Manuel Ruiz

José María del Castillo ha querido homenajear en Las que gritan a las mujeres importantes de su vida. Y principalmente a su abuela Araceli fallecida hace un par de años. Una mujer que supo ver en el nieto José María un don especial para trasmitir en el proscenio teatral desde dentro y fuera. Así fue. José María del Castillo nace en un familia acomodada sevillana lejana al mundo artístico. Difícil de comprender cuando arte se enfrena a la sociedad establecida. La abuela Araceli nunca falló. Estuvo desde el principio. Fue ella quien acudía cuando el público aun no era masivo.

Araceli no era conocedora, ni lo pretendía, de que el nieto triunfara en los grandes teatros de nuestro país e inundará de orgullo el Festival de Mérida. Araceli estuvo siempre. Es el momento de Castillo. Sin ambages. El reconociendo a las mujeres que apostaron por una realidad. Observar fue suficiente. Y acertó. Hoy todo lo disipa desde el balcón del cielo. Sonríe, posiblemente.

La mirada de Del Castillo trasmite verdad. Es honesto al tiempo que tímido en la corta distancia. En la larga es grande y es en su puesta en escena. Con 19 años aterriza en Madrid. Antígona tiene un plan, fue su primer trabajo en la capital. Años de televisión en series y mucho teatro en salas alternativas. Hasta llegar a la Gran Vía de Madrid. Fue el papel de Tomás en la serie Arrayán en la televisión autonómica de Andalucía lo que le permitió adentrarse en la casa de la mayor parte de los españoles.

Mamma Mia. La Bella y la Bestia o Priscila son algunos de los musicales que forman parte de su trayectoria laboral. En 2011 decide crear su propia compañía, Coribante, entonces con otro nombre. El resultado es el mismo. Los comienzos tienen lugar en el salón de su casa. De aquellos pocos metros sale tiempo después una gran producción, Clitemnestra. Castillo hipotecó su casa, su vida y su futuro. Todo o nada. Acertó

En aquellos días tuvo dos opciones, comprarte una nueva casa o apostar por su pasión, el teatro. Fue lo segundo. No dudó. En aquella función y a su lado una de las grandes del teatro, Natalia Millán. Quizás la más grande. Nadie puede olvidar sus Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. José María del Castillo lo pudo tener fácil. No fue así. Sus padres le costearon la carrera de periodismo audiovisual. Comenzó y terminó. Al tiempo realizó sus estudios de Arte Dramático. A costa de sus trabajos temporales entre bares y otros bares. Y lo que surgía.

Del Castillo sabe de dónde viene. Conoce en el lugar en el que está y es sabedor del sitio que al que quiere llegar. Las que gritan es un grito a mujeres que apostaron por una verdad. Dentro y fuera de los muros de sus vida. Las que gritan o Araceli… Los dos títulos de función tendrían la misma motivación. Es el mismo resultado. Es una verdad.

tracking