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La lucha de Carlos Huertas: de no poder correr a proclamarse campeón del Mundo

La conmovedora historia de un niño de Puçol que no podía coordinar sus extremidades y acaba haciendo historia como el mejor kata del mundo a sus 33 años.

Carlos Huertas junto a su entrenador y la concejala de deportes.

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A sus 33 años, Carlos Huertas acaba de proclamarse por segunda vez campeón del Mundo de parakárate. Aunque ya ha puesto fecha a su retirada dentro de tres años, para dedicarse a entrenar, sigue trabajando día a día, no solo para mantenerse en la élite, también para compartir sus conocimientos a través de distintas iniciativas, como la Selección Española, la Valenciana y la Fundación del Valencia CF.

En noviembre de 2021 firmó en el Libro de Oro de la Villa de Puçol, tras proclamarse campeón del mundo en Dubai, tenía entonces 29 años y lo había ganado todo menos los Juegos Olímpicos… de los que el parakárate no forma parte. Un récord inolvidable tras 24 años de entrenamiento continuado.

El 28 de octubre de 2023, ha vuelto a proclamarse campeón del mundo, esta vez en Budapest, con 31 años. Para este récord se nos acaban los calificativos. Carlos es uno de los grandes deportistas españoles de la historia y quizá también uno de los más desconocidos.

Antes de cumplir 4 años, el psiquiatra que le trataba en La Fe le recomendó que hiciera deporte y se puso en manos de Pepe Claramunt, que no se creía el chaval que le habían llevado «porque no sabía ni saltar, ni correr, ni coordinar sus extremidades».

Pero si hay algo que define a Pepe y a Carlos es su tesón y sus ganas de mejorar: «Para mí, Carlos es el número uno del mundo, no solo a nivel deportivo, también como persona, por sus elevados valores: respeto, honestidad, disciplina… Algo difícil de ver hoy».

Unos valores que le han llevado en los últimos años a recibir reconocimientos y homenajes de todo tipo: organismos oficiales, autoridades, federaciones, poblaciones… pero, siendo importante, los premios son secundarios.

Los galardones no le han apartado de su rutina, sobre todo de su inamovible calendario semanal: entrena cuatro mañanas a la semana, en el gimnasio, con Pepe; la mañana de los miércoles la dedica al Centro de Tecnificación Deportiva de Cheste, con la Selección Española; por las tardes, apoya a Pepe en el gimnasio, y aprende las técnicas a las que quiere dedicarse en el futuro.

«Me queda participar en dos campeonatos del mundo más y luego abandonaré la competición para dedicarme a entrenar», asegura Carlos Huertas. «Ya tengo el título autonómico, pero quiero sacarme el nacional y nuevos títulos, incluido el de árbitro: los árbitros son muy importantes en cualquier deporte».

Desde hace años es fijo en la Selección Española, también es un referente en la Federación Valenciana, con la que colabora en distintos cursos formativos dirigidos a todo tipo de alumnos… incluso ha dado clases a las componentes de la Selección Española Femenina.

«Me va a sustituir a mí aquí, en el gimnasio, porque yo me retiraré dentro de tres años, al mismo tiempo que Carlos abandone la competición y se dedique a entrenar», añade su entrenador de toda la vida, Pepe. «Me ofrecieron entrenar hace unos meses, pero yo ya estoy en otra fase: además de trabajar con Carlos, lo que me gusta es coger la autocaravana y viajar. Carlos aprende rápido y es muy meticuloso, seguro que va a ser un gran entrenador a todos los niveles».

Mientras se prepara, Carlos no desaprovecha ninguna oportunidad de conocer gente, relacionarse, disfrutar con sus dos mundiales y compartir, porque si tiene vocación de entrenador es sobre todo porque quiere enseñar lo que sabe, devolver una parte de todo lo que él ha recibido.

Y no lo dice como objetivo a largo plazo, hace años que colabora con la Fundación del Valencia Club de Fútbol y los resultados están a la vista.

«Vamos a colegios para recordar a los jóvenes la importancia de la cultura del esfuerzo: si yo he podido llegar, vosotros también podéis, es el mensaje que les llevamos», asegura satisfecho Huertas, doble campeón mundial. «También hemos ido a las cárceles de la comunidad, el trabajo de coach con la selección femenina, la motivación con distintos colectivos… y entrenar, siempre entrenar para estar a la última».

Porque la misión del entrenador no es solo corregir sus defectos, sino estar a la última y descubrir por dónde van las tendencias a nivel de valoración en los campeonatos de todo tipo. Los katas cambian y de eso se ocupa Pepe, estudiando a los mejores y a los que vienen apretando fuerte: «Si te estancas, bajas en el ranking. Hay que innovar continuamente», sintetiza Claramunt.

Una innovación que se reflejó en la final del Campeonato del Mundo de Budapest, el 28 de octubre, donde venció por 41 a 39 a Singer, el alemán que tampoco pudo con el deportista más importante de la historia de Puçol: dos veces campeón del mundo de parakárate… y aún le quedan tres años para retirarse.

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