Los socialistas muy cómodos con la presidencia de Dolors Pedrós en el CVC
El PSPV tiene bloqueda la negociación para su renovación reglamentaria de diez vocales que debiera producirse en el próximo mes de julio. Pero todo apunta a que no será fácil
En una de las declaraciones, muy respetuosas por cierto, que se produjeron ayer por parte de dirigentes populares sobre la pretendida injerencia del CVC en las labores legislativas, cuando en el último pleno de esa Institución, apenas celebrado un día antes del debate parlamentario, se aprobaban informes muy críticos con el PP y VOX, sobre las leyes del Audiovisual, Libertad educativa y Concordia, puede estar la clave de la situación caótica por la que atraviesa el órgano consultivo desde el fallecimiento del profesor Grisolía, agudizada por la victoria de Carlos Mazón en la últimas autonómicas.
Dice el conseller Rovira que el PSPV tiene bloqueda la negociación para su renovación. La renovación reglamentaria de diez vocales (la mitad menos uno de sus componentes) debiera producirse en el próximo mes de julio. Pero todo apunta a que no será fácil. Hace ya tres años -sus mandatos son de seis- se produjo la primera renovación de aquellos que, por insaculación como ordena el reglamento del ente, correspondía. Toca ahora la renovación del resto. Incluidas las dos vacantes por fallecimiento. La del que fue su presidente y la del vocal alicantino propuesto entonces por el PP, Joaquín Santo.
La designación de esos nuevos vocales (nada impide que repitan como candidatos los mismos nombres si es a propuesta de los partidos políticos con representación parlamentaria) deberá realizarse, tal y como indica el artículo 7 de la Ley 12/1985 de creación del Consell Valencià de Cultura, por mayoría de dos tercios de las Cortes Valencianas. Sin perjuicio de que los que entraron por última vez mantengan su sillón aun cuando el grupo político que los propuso ya no esté en el Parlamento. Es el caso de Ciudadanos y Podemos. Pero una vez designados por las Cortes, los nombramientos son individuales, personales e inamovibles salvo renuncia, hasta el final de su mandato.
La aritmética parlamentaria necesita del consenso con al menos un grupo de la oposición para llegar a una lista común. Y a la negativa siempre declarada por Compromís a llegar a ningún tipo de acuerdo con los de Abascal, parece unirse el bloqueo socialista que se le ha escapado -o no- al Conseller de Educación.
Pese a la integración de los nacionalistas valencianos en el magma de Sumar, y la necesidad de visibilizar un espacio político propio, la posición histórica de este conglomerado es de obediencia socialista, tanto a nivel estatal como autonómico. Únicamente en el Ayuntamiento de Valencia cambiaron las tornas, para asfixia -como se ha visto- de los socialistas de Sandra Gómez.
No es excepción el caso de Dolors Pedrós, de conocida trayectoria en el ámbito de Escola Valenciana, elegida hace seis años (a renovar, por tanto) a propuesta de Compromís y que los socialistas auparon a la vicepresidencia de la institución hace tres. La correa de transmisión la mantiene bien engrasada Jesús Huguet, en el cargo de secretario desde el primer mandato de Grisolía y la alimentan experimentados vocales como Pepa Frau, Ana Noguera o Vicente González Móstoles, que ocuparon cargos de relevancia política.
Pudo extrañar que Ximo Puig renunciara a nombrar a alguien de los “suyos” para la Presidencia del CVC y optara por mantener a la “de Compromís” en funciones. Hoy cabe considerarla como una estrategia a largo plazo. Porque lo cierto es que la fuerza de los cinco socialistas en el CVC, con la colaboración de los cuatro de Compromís, los tres de Podemos y el apoyo sistemático de los dos del extinto Ciudadanos, la ejercen de forma mucho más confortable que si ostentaran la presidencia.
Los “vocales populares” parecen haber dejado de recordar la provisionalidad de la presidencia cuando dicen, irónicamente, haber comprobado que está en función de lo que le indique la oposición al Gobierno de la Generalitat. Y que los socialistas se encuentran confortablemente instalados mientras manejan la presidencia.