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María Aranguren, sensibilidad enceldada

Exposición en el Centro Cultural de Bancaja

Cuadro de María Arangueren

Cuadro de María Arangueren

Publicado por
José María Lozano

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En estos tiempos bulliciosos en exceso, donde la algarabía y el grito prevalecen sobre la voz queda y el reposo, ver en la inauguración de la muestra de la Fundación Bancaja los últimos trabajos de María Aranguren, me ha producido un sosiego nutritivo y una profunda emoción.

Tal vez el sosiego sea debido a su magistral manejo del eje, del ritmo, del módulo, de la cuadrícula y de la razón. De la creatividad y el dominio de la técnica ejercidas con idéntica capacidad. Y de la cuidadosa introducción -nunca mejor dicho- del color en su obra. Vívidos y refrescantes, con el uso de los básicos en ocasiones. Más calmos, dominando gamas de grises, en otras.

A la emoción a la que siempre conduce la percepción de la belleza, se suma en mi caso particular el reconocimiento de la importancia del trabajo de una amiga que ha demostrado ya una madurez plástica incuestionable.

Génesis se ha llamado a esta exposición que, sin resultar antológica da fe de una trayectoria sólida cuyos orígenes y futuro, artista y comisaria, la alicantina Gertrud Gómez, han querido resaltar.

Ahí están en consecuencia su Díptico S/T, técnica mixta sobre tabla entelada, de 2002, y las Entropías que incorporan plásticos industriales seis años más tarde, hasta llegar en 2010 a los Códigos que acompañan el primer policarbonato celular o las Maclas de 2015.

Sus últimas creaciones, fruto de esa investigación concienzuda -casi obsesiva- con las oportunidades de innovación que procuran materiales importados de otras disciplinas, no están sin embargo alejadas de abstracción seriada a la que se aplicó entre 2003 y 2006, con gran formato y bajo el concepto de Inflexiones. Y son fantásticas.

Ocho años en lametro

Con un dominio ya absoluto del policarbonato celular, mediante relleno, inyección y tratamiento superficial, el trabajo de los últimos años, encierra al espectador en una reflexión, sutilmente dirigida por la intención de su creadora, que va de la melancolía al alborozo, como sabe ella hacerlo con sus manos al encerrar tanta hermosura en los canales estrechos y translúcidos, ordenadamente paralelos, eficazmente aburridos, del material de construcción.

Técnica e innovación se me antojan herramientas imprescindibles en una tarea creativa que ha hecho del rigor método y de la emoción objetivo.

Sus ocho años de Directora Artística de lametro, la dinámica sala de exposiciones en el metro de Colón imaginativamente creada por la entonces gerente de Ferrocarriles de la Generalitat, Marisa Gracia, con el soporte financiero de una potente compañía del sector, no solo dieron cuenta de su capacidad de gestión sino que supusieron un impulso para buen número de artistas jóvenes y no tan jóvenes que hoy pueblan con éxito el panorama del arte valenciano.

Han pasado veinticuatro años desde su primera exposición en la Sala Parpalló y su obra puede disfrutarse en Centre d`Art Contemporain Essaouira (Maroc), en el MACA de Alicante, en el Museu d´Art Contemporani Vicente Aguilera de Villafamés y en el Espai d´Art Contemporani (ECA)de Ribarroja del Turia.

El fino olfato del equipo que dirige el arquitecto Rafael Alcón, presidente de la Fundación, siempre atento a la excelencia plástica y demostrando su liderazgo en la actividad expositiva de Valencia, acierta de pleno una vez más.

Mucho público especializado, en el que no faltaron numerosos y prestigiosos colegas, algún director de museo y la Directora General de Patrimonio Pilar Tébar, se congregaron ayer a la inauguración de la muestra que podrá visitarse en la planta cuarta de la Fundación hasta finales de octubre.

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