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Orgullo LGTBI

Separar a la persona del cargo: un imperativo en la crítica política

El orgullo LGTBI no puede ser utilizado como excusa para señalar con el dedo y atacar a nivel personal a quienes ocupan cargos políticos por no seguir los dogmas de la izquierda

Fachada del Ayuntamiento de Valencia iluminada por el Orgullo LGTBI

Publicado por
Jesús Salmerón

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En la sociedad actual, donde la información se propaga rápidamente y las opiniones se polarizan, es vital reflexionar sobre la forma en que se utilizan a las personas en cargos políticos para criticar políticas específicas, especialmente cuando estas críticas se enmarcan en la defensa de la salud mental y la conquista de derechos sociales como los del colectivo LGTBI. Este enfoque puede ser, en el mejor de los casos, contradictorio y, en el peor, dañino para los mismos valores que se pretende proteger.

En las últimas semanas, hemos sido testigos de un preocupante aumento en las críticas políticas dirigidas no solo a las acciones y decisiones de los partidos, sino específicamente a las personas que ocupan cargos dentro de ellos. Este fenómeno se ha manifestado de manera alarmante contra diversos cargos del Partido Popular (PP), incluyendo al alcalde de Elche, al director general de Diversidad de la Generalitat, y a otras personas, como contra este columnista que, incluso tras dimitir de sus puestos en los consejos de inclusión y de los colectivos LGTBI y trans, ha tenido que soportar campañas de acoso personal. Un caso particular es la acción del partido Compromís, que difundió de manera viral una foto de este columnista, incitando a la gente a acosarme tanto en redes sociales como en persona.

Este tipo de comportamiento es doblemente preocupante en una época en la que por fin se promueve la defensa de la salud mental. No se puede, por un lado, abogar por el bienestar mental de la población y, por otro, participar o fomentar campañas de acoso personal que atentan directamente contra la estabilidad emocional de las personas afectadas. El orgullo LGTBI no puede ser utilizado como excusa para señalar con el dedo y atacar a nivel personal a quienes ocupan cargos políticos por no seguir los dogmas de la izquierda.

Es una realidad preocupante que muchos defensores públicos de la salud mental y los derechos sociales utilicen plataformas como las redes sociales para lanzar ataques despiadados contra quienes ocupan cargos políticos. Esta práctica no solo socava la causa que dicen defender, sino que también perpetúa un ciclo de negatividad y estrés que afecta tanto a los atacados como a los atacantes.

La crítica política es esencial en una democracia. Es fundamental que se pueda debatir y cuestionar las decisiones y políticas de los partidos y sus representantes. Sin embargo, estas críticas deben mantenerse dentro de los parámetros de la dignidad y el respeto personal. Atacar a individuos de manera personal, publicando sus fotos, nombres y perfiles, no sólo es un acto de acoso, sino que también socava los principios democráticos que permiten una discusión política saludable y constructiva.

No justifico todas las decisiones que pueda tomar mi partido o yo mismo en el Ayuntamiento del que soy alcalde; soy humano y puedo cometer errores. Sin embargo, cometer errores no justifica una campaña de acoso personal. Es crucial que aquellos que defienden la salud mental y critican a quienes piensan de manera diferente consideren las consecuencias personales de sus acciones. Ponerse en la piel del acosado puede ayudar a comprender el impacto devastador que estas campañas pueden tener y fomentar una cultura de respeto y dignidad en la crítica política.

En conclusión, debemos ser conscientes de cómo nuestras acciones y palabras afectan a los demás y a las causas que defendemos. Si realmente valoramos la salud mental y los derechos sociales, debemos reflejar estos valores en todas nuestras interacciones, tanto públicas como privadas. Sólo entonces podremos avanzar hacia una sociedad más justa, inclusiva y saludable para todos.

Jesús Salmerón Berga, abogado y alcalde de Gátova por el Partido Popular.