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El daño reputacional al Consell Valencià de Cultura

El organismo estatutario, que realiza una notable labor en pro del patrimonio cultural y el medio ambiente, atraviesa un momento complejo al entrar de lleno su mayoría de izquierdas en las cuestiones políticas propias de Les Corts

El pleno de junio del Consell Valencià de Cultura levantó una gran expectación mediática

El pleno de junio del Consell Valencià de Cultura levantó una gran expectación mediática

Publicado por
Fernando García Bonet

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Tal vez “una política de tierra quemada” -como sostiene el catedrático José María Lozano, colaborador habitual de ESdiario- haya cuajado entre los planes de la izquierda valenciana en cuanto al futuro del Consell Valencià de Cultura. Su trayectoria desde el fallecimiento de Santiago Grisolía y la designación reglamentaria de Dolors Pedrós como presidenta en funciones, ha llegado a fecha de hoy a lo que como lugar común empieza a calificarse como degradación de la institución.

Nada más letal para la normalización del devenir cultural del panorama actual tras los sobresaltos ocasionales que durante los ocho años de Botànic se fueron produciendo. Y no es esa la visión de este cronista que, lamentando las circunstancias por las que el CVC atraviesa, reivindica no sólo su existencia sino la necesidad de que, centrado en sus objetivos y funciones, cumpla con la responsabilidad que estatutariamente le corresponde como máximo órgano consultivo en materia cultural.

No son pocos los informes preceptivos, los dictámenes a petición de parte o las declaraciones motu proprio, relevantes para la conservación y protección del patrimonio, para la defensa de los valores medioambientales y paisajísticos del territorio, la difusión y divulgación de los avances científicos y los logros culturales -y de sus protagonistas- en la Comunitat Valenciana, para la reivindicación permanente de la visibilización de las mujeres y la sensibilidad y solidaridad de los sectores más vulnerables de la población. Siempre con la mirada puesta en la cultura en su conjunto que es su función principal y soslayando en la medida de lo posible sus derivadas políticas.

Cambios necesario en la ley de creación

No cabe duda de que un punto álgido de esa situación crítica que se acerca ya a los dos años de duración, ha sido el último Pleno celebrado un día antes de que las Cortes debatiera proposiciones de Ley del PP y VOX como las del Audiovisual y Libertad educativa. Queda pendiente todavía la más incisiva de todas, la de Concordia, cuya aprobación amenaza con ser impugnada por el propio gobierno de Sánchez. Un alarde de cámaras de televisión -RTVE, Apunt , TV3 y la Sexta- y de medios escritos -por vez primera El Temps- concurrieron a la convocatoria. ESdiario no faltó a la cita, y como el resto, el mismo día y los siguientes hasta hoy, han ido apareciendo numerosos artículos que tienen al CVC en la diana.

En uno de los más recientes, Pablo Salazar parece comprar el producto averiado y la emprende con la composición del actual CVC mediante una comparación más que cuestionable con situaciones anteriores orillando -u olvidando- la contextualización social y política que corresponde. Con el atrevimiento añadido de susurrar nombres al oído del político y haciendo de la madalena proustiana un fetiche de difícil digestión.

Ni todos los titulares de entonces, ni todos los nombres propios actuales garantizan las dramáticas conclusiones a las que parece llegar este colega. La comparación de estos últimos con el perfil de los propios diputados que los eligen no resiste la más leve crítica. Y hacer hincapié solo en unos deja la ecuación incompleta y de imposible solución.

Coincidimos en valorar como incomprensible una deriva que está produciendo un daño reputacional de imprevisibles y muy negativas consecuencias. También en la perplejidad que produce la inacción en el caso por parte del Gobierno de la Generalitat y la ausencia de compromiso de la Conselleria de Cultura que es el interlocutor natural de la institución consultiva.

Expertos consultados por este cronista consideran que la situación estará enquistada mientras no se modifique, en aspectos relevantes que han quedado obsoletos ante la nueva realidad política, la propia Ley de creación del CVC, como son el sistema de elección por mayoría cualificada de dos tercios (por lo que el PSPV bloquea la renovación) o la controvertida permanencia de vocales cuyo proponente entonces carece ahora de representación parlamentaria, como es el caso de Ciudadanos y Podemos. Los mismos expertos coinciden en que es una hipótesis factible que de haberse tomado en su momento, ya estaría sustanciada. Así se hizo en su día con la Ley de creación del IVAM e incluso, discretamente, con la Ley de Patrimonio Cultural valenciano, entre otras. “Ahora, cuando todo es conflicto y nada es acuerdo, las instituciones se degradan”, dixit, Felipe González muy recientemente.

ESdiario confía, por difícil que resulte, en que la situación -de una manera u otra- se reconduzca hasta la normalidad necesaria para su buen y eficaz funcionamiento. Un pacto sólido y generoso de los actuales vocales, que debiera ser liderado por la presidencia, para evitar todo aquello que disturba y centrarse en sus objetivos fundamentales, a juicio de algunos consejeros consultados es la única solución viable a corto plazo. Vale la pena que se intente.

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