EDUCACIÓN
El doble rasero de la EBAU
El mismo rasero, muy parejas preguntas y problemas, idénticas puntuaciones para sobrepasar el listón que lleva a la universidad
Ya iba siendo hora de que el PP hiciera algo con la mayoría de las comunidades autonómicas bajo su gobernanza. Al menos se han puesto de acuerdo en la EBAU: Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad. Por supuesto izquierdas, nacionalistas y separatistas no han suscrito una directiva que afecta a las tres cuartas partes de bachilleres españoles.
Famosa es la cita de don Miguel de Unamuno, quien, apareciendo tarde a una convocatoria, y dado su peculiar carácter irreconciliable con el mundo, soltó aquello de: “No sé de qué se trata, pero me opongo”. Y en esas estamos hoy todos (de uno u otro cariz) con la gresca generalizada entre el Gobierno central, enemigo declarado de los autonómicos donde no manden sus siglas y aláteres, pongamos por caso la Comunidad Valenciana, y otras 7. Claro que el PP no está sometido al chantaje continuado de sus socios porque Vox embiste, pero no cornea la yugular de lo tomas o lo dejamos, y salga el sol por donde quieran las urnas.
El mismo rasero, muy parejas preguntas y problemas, idénticas puntuaciones para sobrepasar el listón que lleva a la universidad. O sea, lo lógico y necesario en la regeneración didáctica de un país absolutamente desacreditado respecto al resto de Europa en el ámbito educativo.
Desde finales del siglo pasado muchos padres quisieron darles a sus hijos la formación en estudios superiores que ellos no pudieron alcanzar bajo la depauperada España franquista. Pero también aquí había desigualdades entre quienes podían pagarse un colegio privado y los que iban a la enseñanza pública; por eso parece tan obvia la implantación de una EBAU absolutamente igualitaria, se trate de un centro presencial u otro, de un territorio geográfico o el vecino y el de más allá, con el pequeño matiz, en nuestro caso, de la lengua valenciana, pero no la impuesta desde 1983 hasta prácticamente ayer en municipios exclusivamente castellanohablantes desde siglos atrás como Alto Palancia, Utiel Requena, Ademuz por la Vega Baja.
Creo que puedo hablar con cierto conocimiento de causa por ser profesor universitario, y en mí ya larga experiencia he comprobado los mayores disparates ortográficos, desconocimientos geográficos elementales, humanistas en general, y una formación muy inferior a la que podríamos tener en la antigua reválida de 4º. Por lo tanto, no digo sino aplaudir la medida que en Salamanca acaban de tomar sus presidentes autonómicos bajo el estímulo de Núñez Feijóo. Lo malo y pernicioso será una disfunción que a partir de ahora van a tener unos municipios respecto a otros dependiendo de quien, o quienes los gobiernen. Algo que se prestará a la pillería estudiantil según conveniencias convertidas en desigualdades bajo el orden y mando de un partido que se dice y autointitula: “Socialista”, por no hablar de Sumar y su ya lejanísima y al parecer olvidada procedencia “comunista”. ¿Igualdad en diferencia? ¿Iguales ante la ley? ¿de quién del PSOE o del PP?
Al menos en asuntos tan cardinales, como la enseñanza de las futuras generaciones debería el PSOE sentarse con el PP, entre ambos tienen una mayoría incontestable, para tratar un acuerdo de mínimos, llevando el peso iniciático y programático la formación política que cuente con mayor número de alumnos en el ámbito nacional, en este caso el PP.
No hacerlo es otra prepotencia que a ellos/as puede traérsela al pairo teócrata, pero también fastidiarle el porvenir a sus-nuestros hijos y nietos. ¿Tanto cuesta (muy de vez en cuando) darle la razón, o parte, al adversario, que no enemigo, político? Ahora se entiende mejor lo que está pasando en Francia y en otras grandes y pretéritas naciones de la Comunidad Europea.