D. Pedro ¡¡Por dios!! No vuelva usted a Alemania

Que ya lo vio Su Excelencia, como nos costó el pasado viernes, dios y ayuda, ganarle a los germanos... con esa entrada por lo criminal de Kroos nada más empezar la batalla, que dejó a Pedri para el arrastre. Y ese árbitro megacasero, que tanto nos recordaba a nuestro entrañable e imparcial golpepumpido; favoreciendo sin desmayo ni excepción a los honrados/as/es, moradores que son de las gloriosas Casas del Pueblo -tal y como sí fueran los mismísimos anfitriones de esta Euro 2024-.

Que a un tris estuvo media España del vil síncope, o del traidor infarto, cuando en ese agónico minuto 89, y como sí fueran merengues, van y nos empatan y casi de chiripa; estos teutones siempre tan rudos. Y tan tercos. Que ya hemos tenido bastante. ¡Buen Dios! Que una cosa es luchar es contra toda la Alemania. Y en su casa y con su trencilla. Y otra cosa bien distinta es tener que afrontar por añadidura los efluvios que vuesa merced bien sabe que regala por allá donde mora. O pasa. ¡¡Azufre!!

Por eso mejor hágame caso, y el martes, ni te cases ni te embarques. Que además de a los gabachos y al juez, hemos de derrotar al monstruo de Mbappé. Para más canguelo, enmascarado. Y todo.

Y quédese por el bien de todos y de una vez, tranquilito en su pisito de Moncloa. Que para algo se lo sufragamos. Vamos digo yo... Y, deje aparcaditos, al menos por un día, a su Falcon y a su PUMA. No por mí, sino por nosotros, hágalo al menos por la urgencia climática... por menguar una miajita, si puede ser, la inconmensurable huella de carbono.

Nosotros les invitamos a las palomitas. Y hasta les mandamos unas pizzas...

De nada.