ESCLAVE: Vox rompe los cinco gobiernos de coalición con el PP
El porqué de la decisión política de Santiago Abascal
La explicación hay que buscarla en el realineamiento de Vox en el Parlamento Europeo. Y en el
pánico a perder espacio electoral por la amenaza de Alvise con sus 800 mil votos de las
europeas, la mayor parte de ellos procedentes de Vox.
Políticamente, Santiago Abascal se ha suicidado con su decisión del 11 de julio. Deja colgados a cinco gobiernos autonómicos al dar por rotas las coaliciones de gobierno con los populares. Cinco vicepresidentes y cinco conselleras “cesados” el mismo día 11, a las 10:00 pm, “por imposición de Madrid”. Eso decían los enterados como justificación. Temeroso de una posible rebelión. Pero ¿qué temían, y a quién, los presidentes populares que firmaban el cese? Más de uno de los cesados se iba al paro al haber renunciado a su escaño hacia un año por imposición de quien ahora imponía su cese desde Madrid. Y no estaban por tomar la decisión de dimitir. La hipoteca la guardería hay que pagarla todos los meses.
Una decisión con un alto coste. Más de 10 mil millones de presupuestos tirados por la borda al igual que una nómina de más de 150 altos cargos y asesores, muchos de ellos sin acomodo en la vida civil desde hace cinco años. Una tremenda pérdida de poder territorial para un partido, Vox, que no creyó nunca en el Estado de las Autonomías, pero que se había acomodado muy rápidamente en él. Un fracaso para Kiko Mendez-Monasterio, el antiguo jefe de redacción de Julio Ariza, el dueño de Intereconomía, y hoy el plenipotenciario de Santiago Abascal que negoció los acuerdos de gobierno en julio de 2023, y de su red de agentes tramada durante este año en las autonomías, con nombres y apellidos conocidos por la opinión pública. Todos ellos también por recolocar.
No hay mal que por bien no venga, pues con su decisión ha “centrado”
al PP, a Feijoo, y a los presidentes populares a los que ha querido perjudicar.
Con su decisión lleva al PP a gobernar en minoría en Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón, las Baleares y Castilla y León. Retira su apoyo parlamentario al PP condenando a elecciones anticipadas allí donde la izquierda le supere en escaños. Y se le olvida que la mayor parte de su electorado procede del PP antes de 2019, un electorado conservador que busca la estabilidad política y no perdona los excesos. Como este. Fruto de su teosterona y de su tremenda arrogancia. Y es que rompiendo los pactos de gobernabilidad de julio de 2023 anuncia el inicio del declive de Vox, pues el electorado conservador no se lo va a perdonar. Quizás el
radicalizado, menor de 35 años si, pero el “prestado” hace cinco años por el PP seguro que no.
La pregunta que debe hacerse es: ¿por qué Santiago Abascal y su Comité de Acción Política (CAP) imponen a la Comisión Ejecutiva Nacional (CEN) de Vox esa decisión? Por qué Mendez- Monasterio, Ariza, Garriga, Buxade, Hoces…aconsejan a Abascal tomar esa decisión y liquidar
ese cúmulo de poder territorial ganado hace un año. Esa es la cuestión. Y la razón no está en la aceptación de 400 menas por el PP a repartir entre autonomías, menos para Cataluña, cuando en 48 horas, por ejemplo, en las costas de Alicante se han recibido más menas en pateras procedentes de barcos-nodriza del Canal de Ibiza que los 23 que tocaban a la Comunitat en el reparto. Los menas no son la razón, sino la excusa.
La explicación hay que buscarla en el realineamiento de Vox en el Parlamento Europeo. Y en el pánico a perder espacio electoral por la amenaza de Alvise con sus 800 mil votos de las europeas, la mayor parte de ellos procedentes de Vox. Efectivamente, la Derecha Radical europea se ha dividido en tres grupos parlamentarios: los Conservadores y Reformistas,
liderados por Giorgia Meloni, que considera una “traición” de Abascal el pase de Vox al de los Patriotas por Europa, liderado por el húngaro Viktor Orban, en el que milita Marie Le Pen, y el nuevo de La Europa de las Naciones Soberanas liderado por Alice Weidel, de Alternativa por
Alemania con el que coquetea Alvise. El primero pro-atlantista, el segundo pro-ruso, y el tercero neonazi.
Santiago Abascal se ha equivocado de aliados en Europa y de enemigos en España
Ese cambio de posición de Vox, del atlantismo al paneslavismo, conlleva una radicalización que no todos sus votantes, militantes y cuadros políticos están dispuestos a suscribir. Pero hay que imponerlo. Se trata de la teoría de la gran sustitución, de la amenaza que se cierne sobre las etnias europeas por las etnias africanas, por una Europa amenazada por la islamización de Europa procedente de una inmigración ilegal, joven, de una cultura diferente, que llega a través de la falta de control de las fronteras europeas. Por la traición de unas elites, globalistas y atlantistas, con su burocracia en Bruselas, que fomenta esa gran sustitución étnica. Es el relato de Le Pen, de Orban, de Weise, y ahora de la élite madrileña de Vox. Una nueva dimensión, franco-hungara, del apocalipsis de la civilización europea que desde el Kremlin se trompetea. Una trompeta que Fraga Iribarne y Aznar no hubieran tocado jamás.
Pero también coincide el pánico a perder el espacio electoral amenazado por Alvise. Le pisa los talones. Santiago Abascal y los suyos han echado los cálculos y la irrupción de Alvise les haría caer por debajo del 10% de los votos y la perdida de diez escaños, por debajo de 23, si logra montar candidaturas en circunscripciones clave, y tiene tiempo y dinero. Y en Europa su “coqueteo” con Alternativa por Alemania y en España con Félix Tezanos, para salir en el CIS, le es rentable. Y a Vox le puede hacer daño en el espacio antisistema de la derecha radical, con franjas de edad donde esperaba crecer. Una mera competición electoral.
Que ha puesto Viktor Orban, y cuanto, en el platillo
Santiago Abascal se ha equivocado de aliados en Europa y de enemigos en España. El aliado de los conservadores españoles no es el paneslavismo, Putin y Orban; desde los tiempos de Fraga Iribarne es el mundo anglosajón y la OTAN. Y sea equivocado de adversario en España. Su enemigo no es Feijóo, por miedo perder el electorado joven a favor de Alvise, sino Pedro Sánchez. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, pues con su decisión ha “centrado” al PP, a Feijóo, y a los presidentes populares a los que ha querido perjudicar. Y ha arrebatado, de una vez, de la boca del PSOE el “mantra” que tanto le gusta recitar a la ministra Diana Morant: “los gobiernos del PP secuestrados por Vox en las autonomías”. Mediocre donde las haya.
Hay muchos interrogantes abiertos con esa decisión. Una, si se abre un ciclo de inestabilidad política en España que favorece los intereses de Putin en Europa de la mano de Santiago Abascal y los suyos. Y eso, cambio de qué. Que ha puesto Viktor Orban, y cuanto, en el platillo. Y otra, cómo puede ser que, a estas alturas, una decisión tomada por la cúpula política de Vox imponga el cese de sus cinco presidentes y cinco consejeros a los presidentes populares, coartando su libertad de decisión política, de si presentar su dimisión, o no, cuando su gestión es óptima. Y conculcando más de una Ley de Gobierno autonómico. La mano alargada del Kremlin, los baos de Vitor Orban y los miedos de Alvise crean malos hábitos en Kiko Mendez- Monasterio, el consejero áulico de Santiago Abascal y plenipotenciario suyo para las autonomías perdidas el 11 de julio, un año después de su ascensión al cargo.