El gran reto de Catalá: cintura política para dirigir el mayor pacto PP-Vox de España

Si alguien apostaba porque se rompiera un pacto de gobierno en la Comunitat Valenciana, nadie hubiera dicho que fuera el de la Generalitat, donde Carlos Mazón se llevaba bien con Vicente Barrera y los otros consellers de Vox, y sí el del Ayuntamiento de Valencia, donde los roces han sido habituales. Sin embargo, cosas de Santiago Abascal, hoy el gobierno de PP y Vox en la Generalitat es historia y el del Ayuntamiento de Valencia se convierte en la mayor administración con los de Abascal en el gobierno.

Sin miembros de Vox en los cinco gobiernos autonómicos donde estaban, la mayor administración de España gobernado por un acuerdo entre PP y Vox es el Ayuntamiento de Valencia que preside María José Catalá. Y eso le da un plus de visibilidad a la alcaldesa, y sobre todo, un reto: conducir ese gobierno con una cohabitación que no ha sido sencilla y con la amenaza de la ruptura siempre, ahora que Abascal ha demostrado que no le importa dinamitarlo todo. 

María José Catalá es una política con cintura, y ahora más que nunca deberá ponerla en practica. Sabe que va a ser el objeto de los ataques de la izquierda. Si antes ya lo era -como la furibunda campaña contra la alcaldesa por el orgullo LGTBI con bulos y palabras fuera de contexto-, ahora lo será todavía más porque no hay ningún otro gobierno con miembros de Vox más importante que el Ayuntamiento de Valencia.

El PSOE no le ha dado a Catalá ni una tregua de horas y ya le ha mandado una carta a la alcaldesa para que rompa con los de Abascal. Pero Catalá sabe que eso a día de hoy no es posible, y más con un PSOE sanchista que no es de fiar y metido en su política de muros. Gobernar con Vox en Valencia no será motivo de fiesta para Catalá, pero le garantiza los 17 concejales de la mayoría absoluta y la tranquilidad de poder sacar adelante su programa y las votaciones.

Por ahora, tanto PP como Vox en Valencia garantizan la continuidad del pacto municipal, pero Vox tras el giro de Santiago Abascal es impredecible. Y más con el teniente alcalde Juanma Badenas, que ya es un alma libre de por sí y ha mostrado reticencias con el PP en muchos aspectos -el último, el nuevo Mestalla-, tensando pero sin que la cuerda se rompa. En definitiva, más reto para Catalá, que aumenta su papel de equilibrista en el Ayuntamiento de Valencia con toda España mirando.