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Trama de los puntos violeta

Sánchez destituye a la directora del Instituto de las Mujeres por hacer lo mismo que Begoña Gómez

La trama de los puntos violeta se cobra la cabeza de Isabel García tras llevarse decenas de contratos públicos de ayuntamientos del PSOE a través de la empresa de su pareja, un caso de presunto tráfico de influencias como el de la mujer del presidente

Isabel García junto a la ministra de Igualdad, Ana Redondo

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El Gobierno de Pedro Sánchez no ha podido soportar las decenas de contratos que están saliendo a la luz de la denominada trama de los puntos violeta por la que la directora del Instituto de las Mujeres, Isabel García, se estaba llevando miles de euros a través de la empresa de su pareja que le daban ayuntamientos del PSOE. El Consejo de Ministros ha aprobado cesar a Isabel García de sus funciones, aunque lo curioso es que lo hace por un acto presunto de tráfico de influencias similar al de Begoña Gómez.

Es decir, la pareja de Isabel García ha hecho exactamente lo mismo que hace Begoña Gómez: usar sus contactos para llevarse contratos de la administración pública. Es más, la mujer del presidente está investigada por sus negocios e Isabel García y su pareja no, por lo que resulta muy vistosa esa doble vara de medir del sanchismo: a la directora del Instituto de las Mujeres la fulminan porque evidentemente hay una mala actuación -sea luego ilegal o no, pero no es ética en todo caso- y a Begoña Gómez se le defiende a capa y espada como si fuera víctima de una conspiración de la derecha. 

La directora del Instituto de las Mujeres cesará de su cargo tras admitir que efectivamente hay decenas de contratos de las empresas de su pareja con consistorios del PSOE -sobre todo en Valencia de donde procede Isabel García, muy amiga de José Luis Ábalos- en materia de igualdad y LGTBI, las áreas que precisamente gestionaba Isabel García en la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento de Xirivella y ahora en el Gobierno a través del Instituto de las Mujeres. Isabel García justificó los contratos en que su pareja “tiene derecho a trabajar y comer” y que ella nunca ha dado un contrato directamente a sus empresas -lo hacían alcaldes y concejales amigos de ella-.

El cese de Isabel García era un rumor a voces, sobre todo tras quedarse sola y que nadie en el Gobierno saliera en su apoyo -estaba sin padrinos tras la caída en desgracia de Ábalos-. Tampoco ningún dirigente del PSOE la defendió y para colmo Sumar pidió su cese inmediato por enriquecerse con el trabajo en favor de la Igualdad, aunque los de Yolanda Díaz se la tienen jurada porque la acusan de tránsfoba ya que no es partidaria de la ley trans. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, se limitó a decir que Isabel García diera las explicaciones oportunas, que como vemos no han convencido y se va del Instituto de las Mujeres. Justo todo lo contrario que la investigada Begoña Gómez, a la que el PSOE aplaude y respalda pese a todas las informaciones que salen.