ESdiario

Jaime Navarro

Abogado

Por qué nos gustan tanto las dictaduras (de izquierdas)

Primera fase: meter en cintura al ejército de arrogantes "cayetanos"

December 21, 2020: El presidente Daniel Ortega participA?Âl en el homenaje al comandante Carlos Fonseca, en Managua, el 8 de noviembre. Foto: Diario Confidencial
Europa Press/Contacto/La Nacion
(Foto de ARCHIVO)
21/12/2020

 El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega La Nacion

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Pues aunque no lo parezca es bastante sencillo. Casi siempre vemos llegar a un "político" que se autoproclama socialista, verde o similar, y que nos regala el oído (muchas veces, incluso, durante interminables horas... ) con ese manoseado cuento de que esta vez sí va a salvarnos y definitivamente. Que nuestros salarios van a aumentar indefinidamente. Que nuestros hijos recibirán la mejor educación posible. Que la atención sanitaria será óptima, gratuita. Universal... Que serán abolidas y para siempre todas las desigualdades... y que por fin, vamos a conocer la verdadera democracia. E incluso, la paz. Y por supuesto el amor.

Y claro, para alcanzar este Nirvana en la tierra, hay que acabar obvia y primeramente con el "enemigo". Con ese diablo que es el obstáculo que siempre nos impide llegar a la tierra prometida. Que en un principio son los ricos; esos desalmados empresarios a los que hay que "educar". O simplemente meter en cintura. Ejército de arrogantes cayetanos (esa burguesía u oligarquía que tan despectivamente señalamos) que tienen que pagar más y más impuestos. En una primera fase.

Porque lo siguiente suelen ser las expropiaciones puras y duras de las principales empresas. O de las más codiciadas. Lo que en el argot revolucionario se conoce pomposamente por "nacionalizaciones". Aunque en verdad las empresas privadas expropiadas nunca pasan a ser de la Nación. Ni mucho menos del Estado. Sino obviamente, propiedad privada de la cúpula del partido o de los capos de la banda revolucionaria. Que para algo han sido ellos los que las han nacionalizado. Carajo!

Por lo tanto, tengamos mucho cuidado, no vayamos a ser tachados de " facha", " ultraderechista", " fascista", " nazi". O " ultracatólico"...

Durante esta primera fase hacia el paraiso prometido en la tierra, lo usual es perseguir a la par al otro irreconciliable enemigo: la prensa o canallesca. Así es que se toman descaradamente las televisiones y radios. Y los

periódicos. Y otros muchos medios simplemente se cierran o se censuran o se dejan de financiar. De tal modo que la opinión publicada viene, oh milagro!, ha coincidir casi plenamente con las opiniones del sacrosanto gobierno del pueblo.

A la vez que se va imponiendo y propagando en la " educación" y entre la población, la norma esencial de que cualquier crítica a la casta dirigente o a sus "políticas", es un grave crimen contra los intereses superiores del país o de los más necesitados: por lo tanto, tengamos mucho cuidado, no vayamos a ser tachados de " facha", " ultraderechista", " fascista", " nazi". O " ultracatólico"... Primer paso para caer en el ostracismo social, y posteriormente ser expropiado, encarcelado, torturado o liquidado.

Y cuando al cabo de un tiempo de desarrollar tantas y tan sabias "políticas", vemos como se extiende la hambruna por todo el país, y no hay ni papel higiénico, ni medicinas, y a menudo nos cortan el agua y la luz; y nos cuentan que sin embargo los dirigentes salvadores del pueblo nadan en la abundancia, seguimos no obstante defendiendo a nuestro gobierno revolucionario a capa y espada, y dentro y fuera del país; no vaya a ser que a alguien se le ocurra decir que somos un puto fascista. Con lo cual nuestra situación, sólo haría que empeorar.

Es por esto que no es extraño que estemos locos por las dictaduras. Eso sí, de izquierdas, por favor...

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