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Félix Bolaños y la peligrosa política migratoria de Pedro Sánchez

Lo peor en su afán por retorcer la realidad a su gusto, es que reman en contra de la corriente que viene de Bruselas, de Estrasburgo, y de sus colegas socialdemócratas en Alemania

Pedro Sánchez y el presidente de Gambia, Adama Barrow, a 28 de agosto de 2024, en Gambia .

Pedro Sánchez y el presidente de Gambia, Adama Barrow, a 28 de agosto de 2024, en Gambia .Fernando.Calvo

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No se sostiene el mensaje del ministro de Justicia, Félix Bolaños, dado este miércoles justificando el viaje promocional de España como país de destino de la inmigración que está realizando Pedro Sánchez por el Sahel. Es peligroso si cabe. Voluntariamente se adscribe a la perversidad política cuando identifica las políticas sobre inmigración de Feijóo con las de

Abascal. Perversidad e ignorancia política, si cabe, cuando identifica el Pacto de Migración y Asilo de la Unión Europea, la política que defiende el Partido Popular, con la criminalización de la inmigración y el rechazo del Pacto Europeo tal como sostienen Patriotas Europeos y Patriotas de Europa; los primeros liderado por Alternativa por Alemania (AfD), al que pertenece Alvise Pérez, y los segundos por Vicktor Orbán, Jean Marie LePen, al que pertenece Abascal. Ni Joseph Goebbels se hubiera atrevido a tanto.

El pasado 10 de abril el Parlamento Europeo aprobó las normas que forman el Pacto de Migración y Asilo de la Unión. La Comisión Europea ha de tomar cartas en el asunto a efectos de gestionar lo aprobado. Apostó por recomendar el control de fronteras, reforzando el Frontex en las de sur europeo de Grecia, Italia y España; el reparto de cuotas entre los 27 países, a lo que se opuso la Hungría de Vicktor Orbán; las devoluciones a países de origen de inmigración irregular; la persecución de las mafias que trafican con migrantes; fomentar una inmigración regularizada, con contrato y visa, que cumpla las leyes del país receptor; la colaboración con los países de origen para frenar el tráfico ilegal de personas; y el refuerzo de la seguridad del Estado.

Una serie de políticas, todas ellas, que sostiene el Partido Popular liderado  Feijóo. Una política estatal de regulación y control del hecho migratorio sin nada que ver con lo que sostiene la derecha radical y populista europea a la que se adscribe Vox liderado por Abascal. Esta, además de criminalizarla, alarma sobre la islamización en el marco de la “teoría de la gran sustitución” de la que he hablado en anteriores artículos de opinión. Teoría que rechaza de plano el Partido Popular y que, en cambio, sostiene prioritariamente Vox después de su “giro radical” del 9 de junio pasado.

Lo peor en su afán por retorcer la realidad a su gusto, es que reman en contra de la corriente que viene de Bruselas, de Estrasburgo, y de sus colegas socialdemócratas en Alemania

Pero lo peor de los voceros de Ferraz y Moncloa no es esa confusión buscada para seguir con su argumentario del miedo como factor de movilización, metiendo en el mismo saco a Feijóo y a Abascal. Lo peor en su afán por retorcer la realidad a su gusto, es que reman en contra de la corriente que viene de Bruselas, de Estrasburgo, y de sus colegas socialdemócratas en Alemania. Desde las sedes del PSOE y del gobierno de Pedro Sánchez van por libre fomentando un efecto llamado peligroso, facilitando el acceso a la Unión Europea sin cerrar Bruselas la política de cuotas de la recomendación del Parlamento Europeo. O la política de fronteras. Ambas, responsabilidad del país receptor primero. Como bien identificó el presidente Carlos Mazón en su entrevista el pasado martes al considerar la inmigración como un problema prioritario y común de los 27 países de la Unión Europea por solucionar.

Desconoce Félix Bolaños las posibles consecuencias de las elecciones regionales de este domingo en dos lenders de la República Federal de Alemania. Elecciones en los estados orientales de Sajonia y Turingia. El posible triunfo de la derecha radical y populista -la ultraderecha alemana de AfD- amenaza en debilitar el gobierno de Olaf Scholtz formado por socialdemócratas, liberales y verdes. Un debilitamiento propiciado por el ascenso electoral de AfD que obnubiló a Santiago Abascal y propició su decisión de separase de Giorgina Meloni. Como si fuera trasladable a España la realidad alemana, donde se cuaja el poder de la federación en los espacios regionales que él abandonó hace poco más de un mes.

El éxito de la ultraderecha en el este de Alemania no es casual. La reunificación alemana en 1991 generó una profunda desigualdad entre las regiones occidentales y las orientales, más envejecidas y empobrecidas. Ese sentimiento de agravio ha facilitado la propagación de discursos populistas contra la inmigración en estos territorios. Sin embargo, estas elecciones reflejan una tendencia creciente en toda Alemania. Al igual que la Francia de Le Pen, pero sin el éxito alemán. Una tendencia que no es repetible en España según los sondeos de opinión, pero que precipitó la decisión de Vox que tan bien le vino y le viene electoralmente a Pedro Sánchez.

Turingia y Sajonia son los dos principales bastiones de la ultraderecha en Alemania, donde es la favorita en las elecciones de este domingo. La recesión económica y los últimos ataques terroristas han alimentado el rechazo al gobierno de Olaf Scholtz y a las políticas migratorias de la Unión Europea, propiciando el auge de partidos antiinmigración a derecha e izquierda. La formación Alternativa por Alemania (AfD) encabeza las encuestas en Turingia y se disputa el liderazgo con los democristianos de la CDU en Sajonia. Los sondeos presagian un descalabro de los partidos del gobierno federal, que podrían no superar el umbral del 5% para obtener representación. La otra sorpresa es el auge de un partido populista de izquierdas. La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) ; está tercera en las encuestas tras formarse en enero como escisión de La Izquierda (Die Linke). Defiende un discurso antiinmigración, contrario al ecologismo y cercano a Rusia.

La inmigración se ha situado en el centro de la campaña. Y el debate se ha intensificado tras el atentado cometido por un solicitante de asilo sirio en la ciudad de Solingen el viernes 23 de agosto. El canciller Olaf Scholz prometió contener las cuotas de inmigración y asilo, intensificar las deportaciones, mantener los controles fronterizos y endurecer la acción de las fuerzas de seguridad alemanas. Medidas todas ellas en el marco de las normas recomendadas por el Parlamento Europeo. Nada que ver con lo que hace o deja de hacer su colega Pedro Sánchez, ambos dirigentes europeos de la Internacional Socialista.

La recesión económica y los últimos ataques terroristas han alimentado el rechazo al gobierno de Olaf Scholtz y a las políticas migratorias de la Unión Europea, propiciando el auge de partidos antiinmigración a derecha e izquierda. 

La ultraderecha nunca ha ganado unas elecciones estatales en la Alemania actual. Una victoria este domingo en estas dos regiones abriría el debate sobre la ruptura del cordón sanitario a los ultraderechistas y su posible camino a Berlín. Y pese a su carácter regional alemán seria relevante a nivel europeo por lo que significaría de crecimiento de partidos rusófilos y contrarios a la inmigración. Nada que ver, ni mucho menos, con la posición atlantista y favorecedora de una inmigración acorde con las recomendaciones del Parlamento Europeo tal como sostiene el Partido Popular Europeo como principal partido en Bruselas y Estrasburgo. Una realidad que pretende desconocer Félix Bolaños.

Ahora tendremos que decir que no hay mejores fabricantes de bulos que los que repiten los argumentarios redactados en Ferraz y Moncloa. Y es que, el que va con un cojo - Bolaños con Sánchez, y alguna ministra más en espacial-, al año cojo y medio.

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