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Santuarios de animales, refugios de vida

Santuarios de animales, refugios de vida

Santuarios de animales, refugios de vida

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Simpático, generosa, amigable, valiente y respetuoso. Estos son sólo algunos de los adjetivos con que podríamos describir a Barto, Jimena, Patricio, Rosa Mari o Bilbo.

Barto era un corderito que contrajo una enfermedad que le impidió la movilidad de las partas traseras. Como era un estorbo para el ganadero de la granja en que nació, lo dejó morir en un rincón. Un vecino que supo de su historia le pidió llevárselo y se lo cedió sin más, recomendándole engordarlo para poder sacarle provecho en el matadero.

Jimena fue abandonada en un descampado. Estaba sola, desnutrida y tenía la columna muy arqueada. El diagnóstico veterinario fue que desde pequeña la habían obligado a ser montada y a soportar enormes cargas de peso. Jimena era una yegua y seguramente sus maltratadores la dejaron a su suerte cuando dejo de servirles, sin importarles ni su destino, ni su sufrimiento.

Patricio vivió los primeros 9 años de su vida en un minúsculo recinto de ni siquiera 20 m2, en soledad, junto a un circo. Era un toro a quien habían enseñado a hacer trucos y obligaban a repetirlos continuamente en los espectáculos. Para sus explotadores, Patricio era únicamente un reclamo para obtener beneficios. Cuando dejó de ser rentable, dejaron de alimentarle y unas personas que supieron de su historia, trabajaron por sacarlo de ese infierno.

Rosa Mari nació en el corral de un matadero. Su instinto la llevó, siendo un bebé, a escaparse por un hueco en los barrotes y no dejar de correr hasta que una persona, ya fuera del recinto, la encontró y la rescató. Rosa Mari es una cerda.

Bilbo, un burro que fue obligado a tirar durante 10 años de pesadas cargas, recibiendo palizas si no era capaz de arrastrarlas. Cuando las fuerzas abandonaron su cuerpo y ya no servía a su maltratador, éste lo abandonó en un corral. Otra persona se hizo cargo del corral y le importó tan poco Bilbo, que lo puso a la venta por 5 euros. ¡5 euros! Ese fue el valor que otorgó a su vida. Por suerte, una persona con empatía se enteró y se empeñó en que tuviese un final digno.

Todos ellos tienen en común que su destino, pese a haber nacido cordero, yegua, toro, cerda o burro, les tenía preparado otro camino, diferente al de sus congéneres.

Todos ellos tienen en común que estaban condenados a la esclavitud en manos de explotadores a los que no les importa el sufrimiento de los animales, sólo hacer caja. Para ellos los animales son meros instrumentos que desechar cuando no sirven.

Todos ellos tienen en común que el destino puso en su camino a personas empáticas que se compadecieron de ellos y se empeñaron en ayudarles.

Todos ellos tienen en común que comenzaron una nueva vida en Santuario Compasión Animal y dejaron de ser un simple número en un crotal, para tener nombre propio. Dejaron de ser algo, para ser alguien.

Los santuarios recogen historias de supervivencia, de valentía y de ganas de vivir, con pasados oscuros, llenos de sufrimiento e indiferencia y las transforman en una realidad de respeto, cariño y dignidad.

El trabajo de los santuarios es imprescindible. Por una parte, rescatan animales que no pueden ser acogidos en otros refugios, destinados a animales considerados “de familia” o “de compañía”. De hecho, no son pocas las ocasiones en que incluso las propias administraciones contactan con ellos cuando encuentran una cabra, un cerdo o un caballo y no saben donde llevarles porque no existen refugios públicos que se ocupen de darles cobijo. Estos animales, fuera de un santuario, están condenados a muerte.

Por otra parte, los cuidados que reciben los animales en los santuarios, también veterinarios, permiten un conocimiento de estas especies que de otra forma sería imposible. Los animales en las granjas no llegan a viejos. Y ningún ganadero trata según qué patologías o enfermedades. Con la única finalidad de obtener beneficios de sus cuerpos, los tratamientos pueden ser más costosos que lo que perciben por su carne.

Además, los santuarios ofrecen a los animales la oportunidad de vivir siendo respetados y pudiendo expresar su personalidad como los individuos únicos e irrepetibles que son. Esto que parece tan básico, es imposible para los miles de millones de animales que viven una vida de miseria, encerrados y explotados en granjas, esperando ser ejecutados en el matadero.

Y conocer a Barto, Jimena, Patricio, Rosa Mari,Bilbo y tantos otros animales refugiados en santuarios, y sus historias, nos ayuda a saber que tienen intereses propios y que, como nosotros, sólo tienen una vida, por la que luchan, y que merecen vivirla con dignidad.

El trabajo de los santuarios es tan imprescindible como complicado. Además de la gestión de las instalaciones y el cuidado de los animales, requiere muchos recursos económicos para pagar suministros, forraje, gastos veterinarios, medicamentos,...y el incremento de precios y las dificultades económicas también están haciendo mella en su precaria economía ya que son organizaciones sin ánimo de lucro, que desgraciadamente sólo cuentan con la ayuda de socios y donativos particulares.

Y la situación por la que pasan muchos de ellos es delicada. En estos momentos, Compasión Animal necesita hacer frente a una deuda acumulada de 9.000 euros para poder seguir manteniendo a los más de doscientos animales que viven refugiados en el santuario y la continuidad del proyecto está comprometida si no se consigue saldar. Porque, además de la deuda, los animales siguen necesitando alimento cada día y cuidados veterinarios.

Es muy doloroso pensar que otros animales como Barto, Jimena, Patricio, Rosa Mari o Bilbo, no puedan tener la oportunidad de vivir una vida que pueda ser contada.

Así que, a ti, que estás leyendo este artículo, te invito a colaborar con las entidades que se desviven de forma altruista por darles una segunda oportunidad a los animales que fuera de ellos están condenados a muerte. Busca en las redes, conoce su maravillosos trabajo y valora colaborar con ellos.

Ayudándoles, estás salvando vidas. Si quieres ayudar a Santuario Compasión Animal puedes hacerlo a través de su web: https://dona.compasionanimal.org/

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