Educación
La corta memoria deja en evidencia a Compromís: la idea de "regalar" títulos de valenciano fue suya
La exconsellera de Educación, Raquel Tamarit, fue la primera que propuso que los alumnos que acaben el Bachillarato con la asignatura de valenciano aprobada obtuvieran un título B2, y aquellos con más de un 7, un C1.
La pérdida de memoria selectiva suele jugar malas pasadas en el mundo de la política, especialmente cuando pretendes criticar una política que tú mismo propusiste mientras estabas en el gobierno y, ahora que otros la llevan a cabo, te llevas las manos a la cabeza. Esto le ha pasado a Compromís, que, tras varios días atacando al Consell por la puesta en marcha de la acreditación de títulos de valenciano para aquellos alumnos que hubieran aprobado la asignatura de Valenciano en Secundaria o Bachillerato, resulta que la idea embrionaria fue suya, concretamente de la exconsellera de Educación, Raquel Tamarit.
Para refrescar un poco la memoria, corría el año 2022, con el Botànic gobernando, cuando Tamarit, que hacía apenas unos meses había llegado a la Conselleria de Educación para sustituir a su compañero de partido, Vicent Marzà, anunció, junto a Gabriela Bravo (PSOE), que la Generalitat iba a poner en marcha un decreto que entraría en vigor en la primera mitad de 2023, que certificara un nivel B2 a los estudiantes que finalizaran el Bachillerato habiendo aprobado la asignatura de Valenciano: Lengua y Literatura en ambos cursos de esta etapa, y que otorgaría un nivel C1 a aquellos que terminaran el Bachillerato con una nota superior a 7 en esta materia en los dos años, sin necesidad de hacer exámenes.
La principal diferencia entre lo propuesto por aquel entonces y lo implementado ahora reside en el carácter retroactivo. Mientras que ahora pueden optar a estos títulos los alumnos a partir del curso 2008-2009, la idea del Botànic era que fuera a partir del curso 2021-2022.
Esta idea, planteada por una consellera de Compromís, provocó un aluvión de críticas, incluso de los suyos, y finalmente, con la excusa de que el decreto iba a entrar en vigor unos meses antes de las elecciones, la propuesta no se llevó a cabo. Sin embargo, parece que el actual conseller de Educación, José Antonio Rovira, tomó nota y, un año después, hizo aquello que su predecesora no fue capaz de llevar a cabo.