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EDUCACIÓN

El Cierre de Aulas en Pueblos Rurales: Un Golpe al Corazón de las Comunidades

Nadela, Lugo. Comienzo del curso escolar en infantil y primaria en el CEIP Manuel Mallo Mallo de Nadela, Lugo. El Colegio es el unico en entorno rural situado dentro del Concello de Lugo. Hasta cuatro lineas de transporte distintas traen a los alumnos hasta las puertas del centro de estudios. En la imagen, una madre acompaña a su hijo a las puertas del colegio en la mañana del jueves 9 de septiembre

Colegio rural.Carlos Castro/Europa Press

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En la Comunidad Valenciana, este curso escolar trae consigo el cierre de numerosas aulas en las provincias de Alicante, Castellón y Valencia, una medida que ha encendido alarmas no solo entre padres y educadores, sino en toda la comunidad. Aunque los políticos atribuyen estos cierres a la

baja natalidad, la realidad es que el impacto va más allá de las estadísticas demográficas, tocando el tejido mismo de la vida rural. ¿Es la baja natalidad la única culpable? La disminución en el número de nacimientos es innegable.

En la Comunidad Valenciana, la tasa de natalidad ha alcanzado mínimos históricos, lo que ha llevado a una reducción en la cantidad de alumnos y, por ende, a la necesidad de ajustar la oferta educativa. Este año, se prevé el cierre de 90 clases en primaria y 70 en el segundo ciclo de infantil en toda la comunidad. Sin embargo, esta no es una situación exclusiva de las áreas rurales, aunque sí es donde más se acusa el golpe.

Más allá de los números, tenemos que darnos cuenta de que los pueblos sin escuela enfrentan un desafío existencial. La escuela es a menudo el corazón de la comunidad rural, un lugar de encuentro, un símbolo de continuidad y un pilar en la construcción de la identidad local. Con cada aula que cierra, no solo se pierde un espacio de aprendizaje, sino también un centro vital para la actividad comunitaria. Los niños tendrán que desplazarse a otros pueblos para recibir educación, fragmentando la cohesión social y aumentando las cargas familiares.

Además, esto supone un impacto en la demografía y economía local, ya que el cierre de escuelas en zonas rurales acelera la despoblación. Las familias jóvenes, viendo disminuir las oportunidades y servicios, pueden optar por mudarse a áreas más urbanas en busca de mejor acceso a la educación y

otros servicios básicos. Esto, a su vez, afecta la economía local, ya que la disminución de la población reduce la viabilidad de negocios y servicios, creando un círculo vicioso de declive y envejecimiento de la población.

Ante esta situación, es crucial buscar soluciones que no solo aborden la síntoma de la baja natalidad, sino que fortalezcan las comunidades rurales:

Inversión en Educación Rural: Aumentar la inversión en las escuelas rurales, no solo para mantenerlas abiertas, sino para mejorar la calidad de la educación y hacerlas más atractivas para las familias.

Programas de Incentivos: Implementar programas que incentiven a las familias a permanecer o mudarse a áreas rurales, como subsidios de vivienda o beneficios fiscales.

Desarrollo de Infraestructura: Mejorar la infraestructura en áreas rurales, incluyendo transporte y acceso a tecnologías, para reducir el aislamiento y aumentar la conectividad.

Fomento de la Comunidad: Apoyar proyectos que fomenten la cohesión y el desarrollo comunitario, asegurando que las escuelas sigan siendo centros de actividad y orgullo local.

En definitiva, el cierre de aulas en los pueblos rurales de la Comunidad Valenciana es un síntoma de un problema más profundo que requiere una solución integral. Proteger las escuelas rurales es proteger el futuro de estas comunidades, asegurando que sigan siendo lugares vibrantes y sostenibles para las futuras generaciones.

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