Cerrar

El exministro y diputado en el Congreso, José Luis Ábalos, junto al presidente del Gobierno, Pedro SánchezEuropa Press

Creado:

Actualizado:

La palabra “red” en inglés significa rojo, y en España también es rojo, pero además, puede referirse a una tela de araña. Lo que se necesita ahora es acabar con el “sanchismo” como forma de gobierno y lograr una democracia limpia, sin miles de casos abiertos de corrupción. No voy a volver a enumerarlos porque son tantos que sería repetitivo, y todos conocemos de sobra cuáles son.

A partir de ahora, todo sucede supuestamente. Se ha creado una red, o mejor dicho, una tela de araña, que involucra a más de medio gobierno, junto a amigos, familiares, etc. Esto no va por buen camino. Los que hemos trabajado toda la vida vemos cómo los caraduras se están llevando los beneficios de España, además de endeudarla cada día más. No es justo que, en vez de gobernar para mejorar la vida de sus conciudadanos, la estén empeorando para todos. Parecen aferrarse al cargo y no hay quien los mueva. Eso sí, a quienes critican o no están de acuerdo con ellos los llaman fascistas. Si a un partido liberal como el Partido Popular lo califican de fascista, ¡imagina lo que nos dirán a los demás!

¿Y qué pasa con las comisiones de investigación del gobierno? Quedan en nada. Llaman a declarar a la esposa de Sánchez, ella se niega a declarar y... nada. Un comandante de la Guardia Civil avisa de que se está investigando a unos supuestos delincuentes que, aparentemente, se han llevado hasta el oro de Venezuela. Por cierto, nadie detuvo a Delcy cuando visitó España, supuestamente con la autorización del número uno, según consta en los informes de la investigación, y se hicieron negocios con los poderes del Estado español.

España necesita gobernantes que no se aferren al poder, que mantengan una democracia transparente, de cara a los ciudadanos y al mundo, una democracia limpia y sin mancha. Aquellos que hayan cometido delitos como tráfico de influencias deben ir a la cárcel o, al menos, quedar inhabilitados de por vida para ejercer cargos públicos. Nada de solo cinco años, nunca más deberían ocupar un puesto público. Además, embarran cualquier tema para ocultar sus miserias, que no son pocas. Hablan de Don Juan Carlos, con una historia que era de sobra conocida por todos, y lo convierten en un caso grave. Interponen un recurso de casación contra la sentencia que absuelve a Francisco Camps, solo para seguir distrayendo a la opinión pública.

Mientras la gente se entretiene con estos asuntos y otros muchos escándalos, no se presta atención a lo que realmente importa: la convivencia y el buen funcionamiento de la democracia.