La desleal sonrisa de Soler
Ese deslumbramiento por lo que ocurre en las ramblas barcelonesas que algunos padecen en el “cap i casal” es muy preocupante. Y más aún, cuando un político valenciano como él, que ha defendido los intereses de la Comunitat toma un rumbo contrario.
Le asiste la razón a Ruth Merino, consellera-portavoz del Consell, al afear la actitud del PSPV. No solo la de Diana Morant, su secretaria general, al retirarse de la mesa por un financiamiento justo, traicionando al resto de partidos y sociedad civil valencianos, sino también la de su antecesor en el cargo en el Consell del Botànic, el exconseller de hacienda Vicent Soler. En la rueda de prensa posterior al pleno del Consell, reprobó la presencia de Soler en el Grupo de Expertos convocados por Alicia Romero, consellera de Hacienda del Govern de la Generalitat de Cataluña. Los expertos que han de diseñar el modelo de soberanía fiscal acordado entre el PSC y ERC. Vicent Soler aceptó de buena gana, y sorprendió a todos.
La consellera Ruth Merino lamentaba esa presencia como “una nueva traición del PSPV a los valencianos”. Como conseller de Hacienda, Vicent Soler defendió durante sus años de permanencia en el Consell de Ximo Puig la reforma urgente del actual sistema de financiación de la LOFCA, que perjudica las finanzas de la Comunitat, y la aprobación del fondo de nivelación que él mismo ayudo a calcular y al que ahora se opone Diana Morant. Pero con esa aceptación, cambia de parecer y adopta una posición contraria a la Comisión de Expertos de las Cortes Valencianas apostando por diferenciar la financiación para Cataluña del régimen común de financiación para las CC.AA. Sabe perfectamente que eso es tomar una posición política a favor del acuerdo PSC-ERC, contraria a los intereses de la Comunitat.
Con esa aceptación, cambia de parecer y adopta una posición contraria a la Comisión de Expertos de las Cortes Valencianas
Sostuvo lo contrario con una sonrisa Vicent Soler en su entrevista en Á Punt. Que su presencia servirá para romper el estancamiento actual en la reforma del sistema de financiación de la LOFCA. Apuesta por el “cupo” catalán, aun por definir en la práctica legal, como el adelanto previo de una “singularidad generalizada” para todas las CC.AA. Y lo justifica como un paso hacia el federalismo. Se equivoca, y lo peor es que lo sabe. De entrada, si debe ser reformado el sistema, ese no debe darse con acuerdos bilaterales entre CC.AA. y el gobierno de España, sino con el acuerdo multilateral en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del que Cataluña forma parte; y, a su vez, tal cual andan las cosas, con el acuerdo entre los presidentes de CC.AA. y el gobierno de España. Como también sabe que un federalismo fiscal no es una generalización del “cupo”; mas bien eso es avanzar hacia la confederación. Modelo éste que violenta el titulo VIII de la Constitución Española.
Nadie duda de la buena ciencia y saber de Vicent Soler como catedrático de economía, como a nadie se le ocurriría criticarle porque haya dado ese paso habiendo ocupado con anterioridad un cargo en el Consell. Pero resulta que eso no es así en este caso.
Y es que Soler ha sido y es un dirigente histórico y fundador junto a Vicent Ventura, J.J. Pérez Benlloch, Ernest Lluch y Alfons Cucó del antiguo PSPV antes de 1976, previo a su fusión con la federación valenciana del PSOE en 1978. Todos ellos llegaron tarde al paso dado por su “partido hermano” el PSC “reagrupament” al fusionarse en 1977 con la federación catalana del PSOE. Un paso que sí dio Ernest Lluch, pasando entonces del PSPV al PSC y saliendo diputado por Girona. No salió como esperaban los que se quedaron aquí, pues con treinta mil votos en junio de 1977 poco podían imponer al PSOE. Y si el PSC es un partido federado al PSOE, el PSPV no deja de ser unas siglas con que se denomina a la federación del PSOE en la Comunitat.
Desde entonces, Vicent Soler siempre resultó ser el referente de un cierto valencianismo de izquierdas en el PSPV-PSOE. En la Diputación, en el Ayuntamiento de Valencia, en el Consell, en Les Corts, en las distintas ejecutivas socialistas; y últimamente, a las puertas de su jubilación, en el Consell del Botánic como alto cargo del PSPV-PSOE. Cerca de cincuenta años de intensa vida política. Pero, todo hay que decirlo, sin perder la admiración y la vinculación al PSC, el “partido hermano” al que le importó muy poco lo que le pasara al PSPV. Entonces de joven y ahora de adulto.
Ese deslumbramiento por lo que ocurre en las ramblas barcelonesas que algunos padecen en el “cap i casal” es muy preocupante. Y más aún, cuando un político valenciano como él, que ha defendido los intereses de la Comunitat toma un rumbo contrario. Por eso, la consellera Merino, muy acertada, calificó políticamente de “imperdonable esa deriva”. Defender a La Comunitat, su justa financiación, sus intereses legítimos frente a los intereses centralistas de Madrid, o de Barcelona, allí los del PSOE, y allá los del PSC, merecen los justos descalificativos que la consellera-portavoz del Consell de la Generalitat vertió en su rueda de prensa del viernes.