ESdiario

Las cañas de Teresa Ribera

Habrá que incluir en el paquete de responsabilidades a quien decidió esa política proteccionista, falsamente ecologista, que hace que ocurran este tipo de catástrofe

Una máquina trabaja en el Parc del Turia 'tras el paso de la DANA, a 8 de noviembre de 2024, en Ribarroja, Valencia, Comunidad Valenciana (España). Diez días después de la tragedia, los servicios de emergencia apuran hasta el límite la búsqueda de desaparecidos por la DANA en Valencia. El número de víctimas mortales se mantiene en 219 y los desaparecidos por el momento, son 78. Hoy, el Gobierno ha anunciado que el próximo Consejo de Ministros aprobará nuevas ayudas para los afectados de la DANA, que se van a poder devolver en cinco o siete años.

Eduardo Manzana / Europa Press
08 NOVIEMBRE 2024;DANA;DIEZ DIAS;PASO;TEMPORAL
08/11/2024

Una máquina trabaja en el Parc del Turia 'tras el paso de la DANA, a 8 de noviembre de 2024, en Ribarroja.Europa Press

Creado:

Actualizado:

Desde el Saler hasta el Mareny es todo un mar de cañas. Y lo que se retira de la catástrofe que ha asolado L'Horta Sud y Oest son cañas. La corriente de agua que arraso todo lo que encontró a su paso, desde Chiva a Catarroja, antes se había llevado por delante los cañares de las orillas de los cauces. ¿Quién tomó la decisión de dejarlas crecer ahí? ¿De no limpiarlos de cañas y vegetación? Habría que preguntarle a Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que fue quien tomó la decisión de no eliminar las cañas, específicamente la caña común o “Arundo donax”, de las riberas de los barrancos en ciertas áreas de España, entre ellas la afectada por la tremenda catástrofe del 29-O.

Anunció Teresa Ribera su decisión de no eliminar las cañas en varias ocasiones a lo largo de 2021. Su política ecológica se hizo más evidente en el contexto de la gestión de los recursos hídricos y la conservación de los ecosistemas ribereños. Se comunicó por el ministerio en el marco de una serie de medidas y políticas para abordar la gestión sostenible del agua y la protección del medio ambiente. La ministra Ribera defendió la importancia de encontrar un equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y las necesidades humanas, considerando que las cañas pueden desempeñar un papel ecológico positivo en ciertos entornos. No calculó que podía ser un elemento letal en circunstancias como las vividas.

Lo que ha pasado es que los los cauces estaban totalmente abandonados, por limpiar, lleno de cañas, de arbustos. Todo, porque si quitas una caña resulta que son especies protegidas, que no se puedes quitar. Y las consecuencias de esa decisión son letales: su acumulación reduce la velocidad del agua, con lo cual se reduce el caudal que puede pasar por un punto determinado del cauce. Al reducirse se desborda, arrancando y arrastrando los cañares y malezas que hay haciendo tapón, como pequeñas presas que contienen el agua y revientan. Repito: cuando el agua va subiendo porque no puede pasar, se desborda con fuerza, con su furia contenida. Es un proceso que al repetirse provoca el tsunami.

Esos cauces sin limpiar provocan, por ejemplo, que los ojos de los puentes se queden cerrados por las cañas y por la materia vegetal

Las imágenes de la catástrofe son reveladoras. No es que el agua vaya subiendo lentamente como pasaría en una inundación normal, sino que de repente viene una ola porque aguas arriba ha habido un tapón de cañas, de arbustos, que revienta por la presión del agua. Es como si fueran pequeñas presas que revientan, provocando la avalancha de agua con una fuerza que provoca un impacto letal donde alcanza. Solo hay que intuir su fuerza viendo los coches unos encimas de otros. Por supuesto que la causa principal la tiene la DANA en las cabeceras y las infraestructuras pendientes para encauzar los barrancos y rambla, pendientes en un cajón del ministerio, pero la principal la tiene la falta de mantenimiento y la limpieza de los cauces.

Esos cauces sin limpiar provocan, por ejemplo, que los ojos de los puentes se queden cerrados por las cañas y por la materia vegetal. En esa situación, el puente hace de presa cuando no está calculado para soportar esfuerzos horizontales. La corriente contenida se lo lleva por delante, como es el caso de los 26 puentes que ha de reconstruir la Diputación de Valencia. El efecto es como si reventara una presa. Como le ocurrió al puente de Picanya.

Y de repente viene una ola que iguala a la de un tsunami. Si hay que pedir responsabilidades habrá que incluir en el paquete a quien decidió esa política proteccionista, falsamente ecologista, que hace que ocurran este tipo de catástrofes. Seguramente Teresa Rivera ha estado diez días callada poque el ministerio que dirige tiene mucho que ver en todo lo que ha pasado. Al menos en lo que respecta a la protección la caña común o “Arundo donax”. Durante estos días estaba preparando su examen ante el Parlamento Europeo para su acceso a la Comisión Europea.

tracking