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Hartos del tío que toca el tambor

El malestar por el sufrimiento y los cuantiosos perjuicios experimentados no podrá ser conjurados en lo que queda de Legislatura sin un esfuerzo de gestión, de comunicación y de tocar materialmente los resultados.

Coches amontonados en una zona afectada por la DANA, a 16 de noviembre de 2024, en Sedaví.Carlos Lujan

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Los estudios de opinión publicados estas dos últimas semanas, en especial por ESdiario, coinciden en detectar un desplazamiento de una parte significativa del electorado hacia posiciones radicales. Tanto en el espacio conservador hacia Vox y SALF, como en el Progresista hacia Compromís y Podemos. Cuatro formaciones políticas antisistema, acomodados a la “bronca callejera”, pero que ahora canalizan la actual ira y el dolor causados por los efectos del 29-O. Un efecto perjudicial para el PPCV y al PSPV-PSOE, las dos únicas formaciones con capacidad de garantizar la gobernabilidad de las instituciones valencianas de autogobierno. Y que les obliga a entenderse, pero sin hacerle trampas el segundo al primero.

Un desplazamiento político muy peligroso hacia los extremos en tanto refleja una desafección al sistema político constitucional. Sirva el ejemplo de la galera: los remeros se han hartado del tío que toca el tambor para marcar el ritmo, y el ambiente de motín está en el ambiente. Solo hay que reflexionar sobre lo ocurrido en Paiporta. O en los altercados frente al Ayuntamiento de Valencia. Un escenario que aboca a la ingobernabilidad del Consell a largo plazo de persistir la situación.

La pregunta es pertinente. Las medidas tomadas para afrontar la crisis de emergencia por los gobiernos de Pedro Sánchez y de Carlos Mazón, ¿podrán conjurar el malestar por el sufrimiento y los cuantiosos perjuicios experimentados? Aunque se establezcan cauces legales para su resarcimiento, tardarán bastante más de lo esperado en ser compensados. Solo hay que ver el incumplimiento de promesas hechas por Pedro Sánchez en las Canarias por el efecto del volcán. Plazos y medidas que hacen dudar por el si serán suficientes.

Un escenario que aboca a la ingobernabilidad del Consell a largo plazo de persistir la situación

Los perjuicios materiales causados por el 29-O han sido objetivamente medidos por la Cámara de Comercio de Valencia. Informe conocido por la opinión pública. Un cálculo que puede ser fácilmente devengado y que supera los 30 mil millones de euros para hacer frente a las reparaciones del mal causado. Pero que no contempla cualquier proyecto para levantar económicamente la huerta de la Albufera a largo plazo. Ni tampoco la apelación a la Unión Europea, más allá de fondos coyunturales. En pocas palabras, ¿son suficientes las medidas aprobadas por el Real Decreto 6/2024 y 7/2024 del gobierno de España, y las acordadas por el Consell, que no superan ambos los 11 mil millones de euros, menos de la mitad de lo previsto?¿Podrán conjurar ese estado de opinión detectado?

Las medidas adoptadas por esos Decretos-Leyes van a intentar aliviar en lo posible los daños causados por las inundaciones. Las medidas legales para reparar estos daños catastróficos en lo material -vías públicas, viviendas, redes de suministros esenciales- y en lo económico -que llevan medidas económicas, empresariales, fiscales, energéticas y de empleo y seguridad social-, podrán iniciar la recuperación económica de los miles de afectados, pero está por ver si podrán generar una sensación positiva respecto a los efectos de la catástrofe. Falta por definir los objetivos a largo plazo de la reconstrucción de la huerta de la Albufera, más allá de la reparación y resarcimiento del daño.

Respecto de las inundaciones, se ha instalado en la opinión una percepción cierta: no se han realizado obras, ni adecuado infraestructuras, para evitar catástrofes hidrológicas. Como se hizo tras la riada de 1957 con el Plan Sur, con la alteración radical del trazado de la desembocadura del río Turia al Mediterráneo. En el caso del 29-O se sabe que se abandonaron ambiciosos proyectos hidrológicos en la totalidad de España en los que se encontraba la zona afectada por la barrancada. De sobras son conocidas las obras planificadas y no ejecutadas en los últimos años, proyectos que descansan en los cajones del ministerio de Teresa Ribera y de la Confederación del Júcar.

Este abandono de las obras, que deberían haber evitado las avenidas de los barrancos y ramblas del pasado 29 de octubre, es uno de los factores, no el único, que provoca esa indignación, ira y malestar en la ciudadanía. Pero está ahí, y pesa mucho en la opinión. Por eso, aunque se dictan normas y previsiones presupuestarias como los Reales Decretos-Leyes del Estado y disposiciones análogas en el ámbito autonómico valenciano, el malestar por el sufrimiento y los cuantiosos perjuicios experimentados no podrá ser conjurados en lo que queda de Legislatura sin un esfuerzo de gestión, de comunicación y de tocar materialmente los resultados. Especialmente cuando se tardará bastante más de lo esperado en ser compensados los afectados. No es de extrañar ese ambiente de hartazgo por quien toca el tambor.