El alcalde perplejo por la determinación de Alonso a no dejar la portavocía
Mercedes Alonso se ha "enrocado" en la portavocía como única arma de resistencia contra la decisión del Comité Ejecutivo de cambiar las designaciones en el grupo municipal.
Mientras la pelea en el grupo municipal del PP es a sangre y fuego los dos principales partidos que se pueden beneficiar de las beligerancias, PSOE, y sobre todo Ciudadanos”, muestran su gozo aunque no lo exterioricen, hay que ser políticamente correctos. Y es que un Partido Popular desunido traslada a los de Pablo Ruz a tiempos pasados pero hoy muy presentes; a la era de Manuel Ortuño, el que nunca fue alcalde.
Mercedes Alonso y sus tres concejales afines: Vicente Granero, Erica Sánchez y Justino Delgado, están realizando una “resistencia numantina” frente a la decisión del Comité Ejecutivo local de cambiar las designaciones del grupo municipal. ¿El motivo? A la ex alcaldesa no le ha gustado nada cómo se han desarrollado los acontecimientos en estos dos últimos años, y ha decidido “enrocarse”.
Incluso fuentes del equipo de gobierno, para nada identificados con la edil popular, reconocen que “ha sido un baluarte del PP y no se le puede tratar de la forma que lo está haciendo Pablo Ruz. Ha sido la única política que acabó con la hegemonía del PSOE en la ciudad”.
El alcalde pide un informe jurídico ante el desaguisado del grupo popular
Lo que parecía iba a ser una mera formalidad -Ruz ganó de forma aplastante las elecciones a presidente local- se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, con un invitado de lujo, el alcalde Carlos González, que no ha tenido más remedio que solicitar un informe jurídico que determine qué se debe hacer en estos casos. Eso sí, el máximo responsable municipal ha recibido al equipo de Ruz y al de Alonso, pero de momento no ha habido una decisión sobre qué se va a hacer. Aunque González, tras la reunión con la ex alcaldesa, pudo comprobar la firmeza de ésta en su decisión de no abandonar la portavocía. Como comentaron fuentes del equipo de gobierno, “lo que le faltaba al alcalde. Él no está para resolver problemas de otros partidos”.
Un enfrentamiento de lejos
Más allá de los formalismos de que si hay que aplicar el reglamento sobre entidades locales o que prevalezcan los estatutos del PP a nivel nacional para la configuración del grupo municipal, lo mollar está la escenificación de un divorcio que empezó nada más perderse las elecciones de 2015.
Cuando Alonso inició esta legislatura intentó primero pactar la investidura con Ilicitanos por Elche y, en menor medida, con Ciudadanos, que sólo contemplaba por aquel entonces la abstención. Al año de estas “negociaciones” intentó una moción de censura con los mismos actores, pero no fue posible. Desde el sector “alonsista” culpan a Ciudadanos, y sobre todo, a Pablo Ruz, de poner palos en las ruedas. “No quería que un posible gobierno de Alonso alterara su hoja de ruta”, aseguran los “alonsistas”. La verdad es que hubiera sido la salvación política de la ex alcaldesa.
Y esta hoja de ruta consistía en intentar cambiar la dirección del partido con una regeneración que integró a una parte de los concejales que hasta entonces apoyaban a la ex alcaldesa. Así cambiaron de “bando” Loli Serna, Manoli Mora y Luis Ángel Mateo. Y en esta modificación de criterios influyó sobremanera que Mercedes Alonso no diera una dedicación o trabajo a alguna edil que así lo exigía, según las mismas fuentes.
Pero desde el sector de Pablo Ruz las versiones son muy diferentes. Se dice que desde un principio se apostó por cambiar el rumbo del partido y que los militantes han dictado sentencia en las primarias del pasado julio dando el doble de votos al hasta hace poco delfín de la de la ex regidora.
Si no hay solución los ediles "enrocados" podrían ser expedientados
Pero con todo, la brecha parece insalvable. Pablo Ruz ha querido ser “el bueno” en esta película y no ha pedido el cese fulminante de Alonso como portavoz y ha recurrido a eufemismos, según los “alonsistas”. Y es verdad que en la nota del Comité Ejecutivo se habla de reorganización del grupo municipal, no de cese de la portavocía. Aunque bien es verdad que Ruz sí quiso integrar a alguno de los concejales de Alonso, pero sólo con media dedicación.
La cuestión es que se suceden las reuniones. La resistencia de Mercedes Alonso puede provocar graves problemas al PP. No se descarta, si se continúa con este claro distanciamiento, que vuelen los expedientes disciplinarios contra los cuatro ediles “enrocados”, lo que supondría exponer al partido a un desgasta innecesario a menos de dos años de las elecciones. Además, de momento, ni la provincial del PP de Alicante, con José Císcar a la cabeza, ni la regional, con Isabel Bonig, han movido ficha en ningún sentido.
El futuro político de Mercedes Alonso en el PP es realmente oscuro, aunque siempre ha sido una persona que ha levantado cabeza en momentos delicados. Ahora, tanto desde el PP como del resto de partidos del espectro ilicitano, se la da por “liquidada”, políticamente hablando claro.
Su “enroque” no es más que una manera de protesta por la ingratitud que siente al haber sido “traicionada” por los suyos, según sus defensores. Según sus detractores, todo lo que le ha pasado es por “soberbia y prepotencia”. Lo que es evidente es que Pablo Ruz tiene mucho trabajo por delante.