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El fracaso de la izquierda en Alicante permite creer en el PP en la reconquista

La pérdida de la Alcaldía de Alicante ha dejado varios cadáveres políticos. Los viejos conflictos de la izquierda vuelven a aflorar. En el PP no todos van a reír por igual.

Isabel Bonig junto a José Císcar y el nuevo alcalde de Alicante, Luis Barcala.

Publicado por
P. Encarnación

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El PP no sólo ha logrado la Alcaldía de la segunda ciudad más importante de la Comunidad Valenciana, sino que ha dado un golpe para que la izquierda no vuelva a hacerse con el poder en esta ciudad a corto y medio plazo. Quién sabe si la detonación de esta bomba política va a pasar factura al Pacte del Botànic en Valencia, y sobre todo, a su reedición en 2019. La bofetada abre una vía de agua en formaciones como PSPV y Guanyar (marca de Podemos) difícil de taponar a un año de las próximas elecciones municipales. Es la muerte anunciada de un gobierno que ha perecido por la desconfianza entre sus socios y su ineptitud política.

Pero hay más damnificados por este cataclismo: un president de la Generalitat, Ximo Puig (Pedro Sánchez le espera con los brazos abiertos) y un partido político muy señalado por su inacción, Ciudadanos.

Porque además de la pérdida del poder en un Ayuntamiento tan importante como el alicantino, esta derrota pone en evidencia a Ximo Puig -que exigió la cabeza de Gabriel Echávarri, a pesar de que éste le advirtió de que el PP podría volver a gobernar si dimitía-, demostrando poca habilidad y dando aire a un Partido Popular en horas bajas. Los socialistas deberían preguntar a Puig, ¿dónde está la responsabilidad que pidió a Ciudadanos? Una vez más se cumple un axioma en el PSPV-PSOE; Blanquerías ningunea a Alicante -no ha sabido resolver la crisis- y con ello dejan el terreno abonado para la recuperación del centro derecha. Como ya han dicho tanto César Sánchez como Isabel Bonig, la "reconquista del poder valenciano empieza en el sur", en Alicante, verdadero bastión del partido de Rajoy en la Comunidad.

Pero no sólo es el president el que sale muy tocado. Ciudadanos, al menos en Alicante, se ha quedado, como vulgarmente se dice, "con el culo al aire". Mientras que las encuestas le dan a día de hoy ganador por encima del propio PP, su apatía, su intento de pasar de puntillas sobre los temas más escabrosos, su falta de implicación en la gestión municipal y su total dependencia-comodidad de la política que hacen Albert Rivera o Inés Arrimadas, les ha llevado, al menos en este municipio a una compleja situación. Pese a que la marca Cs funciona sola, parece evidente que para ser la fuerza más votada en 2019 deberá cambiar sus mimbres Su portavoz municipal Janeth Giraldo necesita aún muchas clases políticas tras tres años demostrando un perfil absolutamente plano.

Si Luis Barcala hace lo que tiene que hacer, volverá a repetir tras los comicios del próximo año. Se ha convertido en alcalde por sorpresa y todo apunta a que será un candidato. El subdelegado del Gobierno, José Miguel Saval, el hombre de José Ciscar, el líder alicantino del PP, puede ver frustrada su aspiración por la desunión de la izquierda.

A Ciudadanos, su apatía, su intento de pasar de puntillas sobre los temas más escabrosos, su falta de implicación en la gestión municipal, les ha llevado al desastre en Alicante

La política local, en cualquier caso, necesita de forma urgente subir de nivel. Los socialistas obtuvieron los peores resultados electorales de su historia en 2015 y pese a ello alcanzaron la Alcaldía. Pero su incapacidad en la gestión y en las relaciones y sus compañeros de viaje, por supuesto Guanyar, pueden dejar a un partido de gobierno en una formación residual, al menos en la capital alicantina.

Gabriel Echávarri ha sido algo así como el tuerto en el país de los ciegos. Pero su altivez, sus arrebatos y bravatas no han hecho más que socavar al PSPV-PSOE

Su candidato, Gabriel Echávarri, pocos recuerdan que proviene de Unión Valenciana,ha sido algo así como el tuerto en el país de los ciegos. Su gestión fue desde un principio muy discutida y llena de soberbia. Rodeado de un equipo de asesores con pocas tablas -en vez de subir el nivel lo bajaron aún más-, su altivez, sus arrebatos y bravatas no han hecho más que socavar a un partido que se ha desangrando sin aprovechar las debilidades, que las tiene, de un PP gravemente herido. Sus dos procesamientos por el presunto fraccionamiento de contratos en Comercio y por el despido de la cuñada de Luis Barcala, le pusieron en el disparadero, en un disparadero donde se colocó él solito, sin ayuda de nadie, porque su forma de gobernar ha sido calamitosa.

Al final, el pato lo ha pagado Eva Montesinos. Una concejal que cae bien hasta a sus rivales políticos, y que ha sucumbido en una investidura fallida y mal negociada. Cuando uno está en minoría, no puede andarse con medias tintas. El PP ha sabido llevarse al huerto político a la edil tránsfuga Nerea Belmonte; al otro tránsfuga, apodado Willy Fog, por lo que le gusta viajar, ya lo tenía bien amarrado en la Diputación Provincial. Sí, hablo de Fernando Sepulcre.

El partido de Miguel Ángel Pavón ha estado más preocupado en salvar las palomas que en las personas. Su gestión ha sido inoperante

Y qué me dicen de Guanyar de Miguel Ángel Pavón. A este partido, de izquierda alternativa, le ha parecido más interesante salvar las palomas -Alicante sufre una plaga- que a las personas. Su continuo volver al pasado, a esa Memoria Histórica, su inoperancia en Urbanismo, sus continuos bloqueos, sus consultas asamblearias sobre cualquier tema de la ciudad, sin asumir sus responsabilidades como concejales, han hecho inoperante al Ayuntamiento.No han gestionado, han seguido estando en modo oposición atacando al PP con su pasado sin comprender que los alicantinos lo que quieren es mejorar sus vidas, tener barrios más limpios, empleos de calidad o poder caminar sin que te cague encima una paloma, por poner un ejemplo en tono humorístico. Así les ha lucido el pelo. Ellos, Guanyar, son los máximos culpables del fracaso del tripartito, junto a Gabriel Echávarri, que pasará a la historia como el peor alcalde que ha sufrido la ciudad.

Nerea Belmonte, la tránsfuga decisiva, los ha pasado por el cuchillo a todos: a sus ex compañeros de Guanyar y al PSOE, poniendo en evidencia lo decisivo que es el grupo de no adscritos

Nerea Belmonte, la tránsfuga decisiva, los ha pasado por el cuchillo a todos: a sus ex compañeros de Guanyar y al PSOE, poniendo en evidencia lo importante que es el grupo de no adscritos cuando no se tiene una sólida mayoría. ¿Es éticamente reprobable lo que ha hecho? Pues sí. Es una etapa moralmente triste y, en ocasiones, deleznable, quizá es la que nos merecemos los ciudadanos que introducimos el voto en la urna. No vale taparse la nariz cuando se va a votar o mirar para otro lado.

Por último, también hay damnificados en el PP. No se crean que el partido a nivel provincial o incluso regional querían a Luis Barcala como alcalde. ¿Quién le tose hoy a la primera autoridad de Alicante. ¿Acaso Asunción Sánchez Zaplana? ¿Quizá Carlos del Castillo? o el candidato que preparan entre bambalinas, el subdelegado del Gobierno en Alicante, José Miguel Savall. Muy mal lo tendría que hacer Barcala para que le movieran el sillón. Aunque en los partidos, como en cualquier empresa, el fuego amigo es el peor. No lo duden.

La edil socialista Eva Montesinos, tras el pleno de investidura.

Miguel Ángel Pavón (Guanyar) ha sufrido la venganza de la ex del partido Nerea Belmonte, que ha dado el gobierno municipal al PP.