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Rencuentro (Primera parte)

Enrique Martín, abogado especializado en propiedad intelectual y ex presidente de Coepa y del CEEI de Elche, se incorpora como columnista en ESdiarioCV.

Enrique Martín

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Nada de un párrafo de salutaciones. Escuetamente, un saludo, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo.

Conviene, en primer lugar, que les explique la razón de que esta columna se publique en ESdiarioCV. Lo haré, superando apenas una honda pereza. A diferencia de las personas que sienten una íntima, irrefrenable necesidad de expresarse, yo nunca he padecido ese impulso y casi siempre me he dejado arrastrar por una inclinación natural a la introspección más improductiva. Por ello, cuando dejé de escribir mi artículo sabatino en El Mundo, sentí ante todo una agradable sensación de ligereza: me había sacudido de encima una carga penosa por la que, todas las semanas, indefectiblemente, me veía forzado a enfrentarme conmigo mismo. No obstante, admito que no es propio de personas educadas irse de tapadillo, a hurtadillas, sin excusarse apropiadamente. Por ello, me atendré a los

hechos.

El máximo (por ahora) responsable de la Confederación Empresarial Valenciana sugirió y consiguió que se dictara la siguiente fatwa: prohibido hablar de Salvacio (leviatán patronal valenciano, mezcla horripilante de Salvador Navarro y Perfecto Palacio). Lo cierto es que me negué: mi libertad de expresión incluye elegir qué digo y sobre qué hablo. Ahora todos sabemos cómo pretendían Chimo Puig y Salvador Navarro coser la comunidad: cosiéndonos, primero, las bocas.

Esto dicho, se equivocan los de la colla si creen que he de callar, porque silencio avisen o amenacen miedo. En el editorial de todos conocido, del que hablaré en próximas entregas, si me place, el palomo se equivocó -se equivocaba-: no soy una zorra, sino un toro; no soy astuto, sino un temerario; no soy un cobarde: nací para el duelo y me crezco en el castigo. En el mentado editorial, también publicó que a cierto señor le destinaban a cierta sinecura, posteriormente desmentida por el interfecto. Le recomiendo que en vez de promover ERE de buenos periodistas, eche a la meritoria trepa que le dio la información. En cualquier caso, a todos los miembros de la colla, les espera su San Enrique Martín.

Concluyo con lo importante, agradeciendo al director de este medio su amparo. ESdiarioCV es, como las Iglesias de antaño, un lugar inviolable frente a la tiranía, el último refugio de la libertad de expresión frente al totalitarismo social- comunista y su checa mediática, integrado por tipos totalmente desacreditados que, por ahora, sólo pueden dar el paseíllo con sus editoriales.

Posdata:

Me gustó ser el laxante,

de pluma tan importante.