La Fundación Ellis y los Campos Elíseos

La izquierda de salón está plagada de charlatanes de cafetín, con todos los defectos de los intelectuales que pretenden ser y ninguna de las virtudes de sus modelos. Entre las que más desprecian: la virtud de la pobreza, la vida austera. Por eso, cada vez que escuchamos una homilía de la crème de la crème progresista, los contribuyentes recordamos la primera ley de la termodinámica: el dinero no se crea ni se destruye, sino que pasa de nuestras manos a las suyas.

Jefferson, el esclavista padre de la patria norteamericana, además de racista convencido, proponía comprar la tierra a los nativos americanos a cambio de baratijas y agua de fuego – el exterminio como último recurso. Algo semejante ha intentado el PSPV con la provincia de Alicante: vender humo digital para que nadie se entere de lo que está ocurriendo. Y así, el Distrito Digital, ese figón triste encaramado sobre el azul resplandeciente de la bahía, no es más que un humilde coworking, un gimnasio de barrio. Incluso las consultoras de relumbrón que se anunciaron a bombo y platillo realizan allí las tareas de menor valor añadido, que es como si se hubieran deslocalizado en África. La AVI de García Reche apenas ha dejado algunas gotas de mala leche. Y la consejería de Innovación está el servicio de Pedreño.

El último 'invento' del PSPV es el de la Fundación Ellis, nombre muy parecido al Elíseo, el Olimpo de la élite socialista. Esta fundación, que se vende como “privada”y “sin ánimo de lucro” tiene como objetivo la investigación sobre inteligencia artificial -el sentido común, que es la inteligencia natural de empresarios y trabajadores, con la que se pagan religiosamente sus sueldos, no parece interesarles.

Mientras el PSPV apoya la Fundación Ellis de Pedreño, la Diputación de Mazón promueve con las Universidades un Centro mixto de inteligencia digital que competirá con aquella.

Puig presentó dolosamente la Fundación Ellis como un “ejemplo de colaboración público-privada”, siendo así que la Generalidad Valenciana ha puesto 1.5 millones € y hay 40 patronos privados que solo han puesto 1000€ por barba o barbo. ¿Quién ha seleccionado a los 40 pedreñistas de esta cueva? ¿Con qué criterios? ¿Cómo se explica que algunas empresas privadas tengan más de un representante? ¿Por qué no está el Rector Palomar? ¿Qué relación tienen esos patronos de a mil con los bolos magníficamente pagados por SUMA, sin relación alguna con su objeto social, antes de que Carlos Mazón ocultara el polvo bajo la alfombra? En la víspera gloriosa de la batalla, se escucha ya cómo piafan las cajas registradoras de un ejército de tunantes. Lo único que está claro en esta merde son las razones por las que nadie me invitó a mí a incorporarme al patronato.

El beso de la prensa del Régimen puede convertir a un tipo de medio pelo como Puig en una especie de Príncipe de la Paz y a Pedreño en un Príncipe del Espíritu. Al primero le acosa la Justicia por las presuntas corruptelas de sus hermanos – cuando las barbas de Trenzanos veas pelar, pon el peluquín a remojar- y le perseguirá su incompetencia en la gestión de la pandemia. Pero el segundo destruyó la Universidad de Alicante y nos condenó a tener dos ratones en vez de una gran Universidad Provincial que pudiera competir en el mundo. Con todo, más patéticos que los socialistas alicantinos, que no se enteran de que el que manda aquí es Pedreño, son los cachorros del PP que juegan a obtener su imposición de manos, como si fuera uno de los reyes merovingios a los que se atribuían virtudes taumatúrgicas. Ese es el problema de la juventud: no sabe que con las drogas duras no se juega.

Posdata: Decía Marx que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. En la primera, el enfrentamiento entre Pedreño y Zaplana, PSPV versus PP, dejó en KO técnico la formación superior en nuestra provincia durante largo tiempo. Ahora, mientras el PSPV apoya la Fundación Ellis de Pedreño, la Diputación de Mazón – vicario de Zaplana en la Tierra- promueve con las Universidades un Centro mixto de inteligencia digital que competirá con aquella. La diferencia es que Manuel Palomar, llamado a dirigirla, es un tipo en quien se puede confiar.