Los klingon de Compromís y el PSPV
La izquierda valenciana, hace mucho tiempo dejó de ser de izquierdas y mucho menos valenciana. Ahora se ha levantado en armas contra la sentencia del Tribunal Supremo.
La democracia no consiste sólo en el gobierno de los ciudadanos, que eligen parlamentos y ejecutivos que aprueban y aplican, respectivamente, las normas que constituyen el entramado institucional de las sociedades libres. También se basa en el gobierno de jueces independientes e imparciales. Tanto de los jueces justos, que son mayoría, cuanto de los jueces injustos: como lo que realizaron la arbitraria instrucción del caso Brugal en Alicante, o como el Juez De Prada, que ensució la toga para propiciar el derrocamiento de Rajoy. En democracia, estamos obligados a obedecer y respetar las decisiones de los unos y de los otros, combatiéndolas con los recursos que prevén las propias leyes.
“El mismo ámbito lingüístico” es el sofisma con el que quieren decir “Países Catalanes”, pues todas las lenguas romances que se hablan en nuestro país, incluido el castellano, pertenecen al mismo ámbito lingüístico.
La izquierda valenciana, hace mucho tiempo dejó de ser de izquierdas y mucho menos valenciana. Ahora se ha levantado en armas contra la sentencia del Tribunal Supremo que anula parcialmente el decreto de la Generalidad que imponía exclusivamente el uso del valenciano en las relaciones con otras administraciones de lo que denominan “el mismo ámbito lingüístico” - sofisma con el que quieren decir “Países Catalanes”, pues todas las lenguas romances que se hablan en nuestro país, incluido el castellano, pertenecen al mismo ámbito lingüístico. La reacción de los de Compromís es comprensible: con su frenesí catalanista, cada vez se parecen más a los klingon, esa contracturada raza de humanoides del universo estelado.
La Constitución determina el carácter oficial del castellano en el Estado y limita la de las otras lenguas españolas al ámbito de sus respectivas comunidades autónomas – salvo que hayan decidido, sin saberlo nosotros, que la Comunidad Valenciana ya forma parte de los Países Catalanes.
Sorprende, sin embargo, la reacción del PSPV, enunciada por Manuel Mata, síndico socialista en las Cortes Valencianas. Con el tono profesoral que adopta la izquierda ignara para darnos lecciones, dice Mata que la decisión judicial "no favorece el entendimiento"; porque "la lengua es un instrumento de comunicación", de modo que reclama una “lectura constitucional". Es de alabar su capacidad para sintetizar tantas mentiras en tan pocas frases. En primer lugar, porque en el caso del Botànic, la lengua es un instrumento de coacción contra muchos valencianos, no de entendimiento. En segundo lugar, porque los jueces están para hacer cumplir la ley, no proyectos políticos. Y finalmente, porque el Tribunal Supremo declara, precisamente, que el decreto de marras introduce un concepto étnico para imponer una lengua, violando, entre otros muchos, el artículo 3 de la Constitución que determina el carácter oficial del castellano en el Estado y limita la de las otras lenguas españolas al ámbito de sus respectivas comunidades autónomas – salvo que hayan decidido, sin saberlo nosotros, que la Comunidad Valenciana ya forma parte de los Países Catalanes.
Sin embargo, la deriva totalitaria de este PSOE-PSPV se refleja nítidamente cuando alega que resoluciones de este tipo pueden convertirse en "fábricas de independentistas". Las declaraciones de Mata no son propias de un político democrático ni de un partido con responsabilidades institucionales y de gobierno.
Bien parece ahora que el prototipo actual de político socialista es el lenguaraz antisistema: esto es, con la vida resuelta y ganas de bulla.
A estas alturas de la historia de España, la amenaza de que esta sentencia siembra nuevos independentistas es más bien cómica: si hay más setas, que salgan, pero deben saber que se enfrentarán siempre, con idéntica firmeza, al Estado de Derecho. Puede que a Mata le moleste la separación de poderes. En tal caso, el problema es el, no los jueces del TS: más peligroso que generar separatistas es generar golpistas. Sin respeto a la Ley, no hay democracia, sino totalitarismo.
Violentar la separación de poderes y atacar la independencia judicial es sin duda impropio de un partido que se intitula democrático. Bien parece ahora que el prototipo actual de político socialista es el lenguaraz antisistema: esto es, con la vida resuelta y ganas de bulla.
PD: El dirigente de Compromís Ricard Chulià ha replicado en Twitter a varios internautas con la expresión “Puta Espanya». Un buen hijo, no debería hablar tan mal de su propia madre.