Ciudadanos vuelve a casa (el PP) por Navidad
Génova quiere recuperar a las huestes huidas, recuperar el poder perdido, absorber Ciudadanos con armas y bagajes.
Ciudadanos es hijo de la encrucijada catalana y no puede entenderse sin su esencia irresoluble: tiene su consistencia melancólica, su misma hechura de conato permanente. Cuando desafío al sistema nacionalista – puede hablarse propiamente de tal, porque penetra en todos los poros de la sociedad catalana – desde posiciones socialdemócratas, con los bellos mascarones de proa que representaban Albert e Inés y la solvencia de una tripulación trufada de miembros ilustres de la Academia, pronto atrajo el interés de un amplio sector de las clases medias y de los poderes económicos del país, frustrados por la lenidad del PP de Rajoy.
La historia que siguió este grupo de entusiastas acredita la fatuidad de los proyectos humanos: su circunnavegación desde el centro izquierda al centro liberal, de Barcelona a Madrid, desde la insignificancia de la primera sede a las puertas de arrebatarle los escaños al PP y, de nuevo, la irrelevancia más absoluta, cabalgando – estos sí- a lomos de un tigre.
En el periplo de Cs, sus dirigentes escucharon todos los cantos de las sirenas y ninguno tuvo la precaución de taparse los oídos ni de atarse a los palos
Ya conocen el mito de las sirenas, cuyos cantos embelesaban a los marineros, que saltaban de los barcos para escucharlas y perecían ahogados. Sólo Ulises pudo evitar su influjo, ordenando a sus hombres que se tapasen los oídos con cera para no escuchar y atándose él mismo al mástil del barco. En el periplo de Cs, sus dirigentes escucharon todos los cantos de las sirenas y ninguno tuvo la precaución de taparse los oídos ni de atarse a los palos.
Ahora, el partido ha quedado reducido a la condición de mera ayuda de cámara del Gobierno Frankenstein. En sus orígenes, con cada singladura se les embarcaban tripulaciones nuevas: principalmente aventureros (algunos idealistas, otros en busca de fortuna), bien leídos heterodoxos de UPyD y desterrados del PP, un partido en el que el dedo índice sigue sustituyendo a la mano alzada. Ahora, hasta las ratas abandonan el barco. Los casos de transfuguismo en Málaga y Tenerife, donde se ha producido la expulsión fulminante de una edil tras pactar una moción de censura con PP y CS, han hecho saltar las alarmas en el partido.
La historia debe servir a Mazón para evitar errores: se ha tardado una década en reconstruir el partido
Este periódico anunciaba la semana pasada la operación de Mazon para hacerse con la alcaldía de San Juan y al mismo tiempo consolidar su posición en la Diputación: Génova quiere recuperar a las huestes huidas, recuperar el poder perdido, absorber Ciudadanos con armas y bagajes. Este proyecto tiene más recorrido incluso en Alicante, donde Cs se nutrió principalmente de los perdedores de la guerra entre zaplanistas y campistas. El propio presidente de la Diputación fue alumno aventajado de Zaplana y Ripoll y ha mantenido en su agenda los contactos de sus antiguos compañeros.
Pero si hemos de estar a la ley del eterno retorno, valoren ustedes el impacto que tendría la vuelta del zaplanismo triunfante a Alicante y la añoranza de los tiempos en los que se doblegó al Cap i Casal. Ahora que Ciudadanos vuelve a casa por Navidad, la historia debe servir a Mazón para evitar errores: se ha tardado una década en reconstruir el partido. Si ahora prende un nuevo conflicto, no sólo de personas, sino territorial, entre Alicante y Valencia, el fuego será imposible de apagar.