El príncipe casto... hoy es un rey ético y sereno
Llegó el esperado discurso de Felipe VI. No les voy a engañar, no me gustó. No me gustan en general los del ‘manual de autoayuda’, los que nos dicen, desde la tribuna, que "sí se puede"
FELIZ NAVIDAD. Ha nacido el Niño Dios. Esta es la noticia más importante del día. La Humanidad celebra su llegada al mundo hace más de dos mil años. Dios, que es principio y final de las cosas, se encarnó en hombre y escogió la humilde vida del hijo de un artesano que vino al mundo sin hogar.
En contraste con esa vida, la nuestra. La vida de cada uno de nosotros, que tenemos el privilegio de haber nacido en el primer mundo, llenos de derechos, abarrotados de oportunidades y esclavos del consumo.
En fin, la vida sigue su curso en esta España de Navidades ‘extrañas’, silenciosas y ‘de seis personas’ en la mayoría de las Comunidades.
Ayer habló el Rey. Ayer llegó el esperado discurso de Felipe VI. No les voy a engañar, no me gustó. No me gustan en general los del ‘manual de autoayuda’, los que vienen a decirnos, desde la tribuna, que "sí se puede", que "somos maravillosos", que "vamos a ser capaces de superar esto". No me gustan porque me parecen discursos huecos. Los que me conocen en mi profesión saben que soy hombre de método y acción, no soy fan de ‘los motivadores’.
Tocó de manera un poco más profunda la importancia de la Constitución como herramienta que unió a los españoles en un sistema democrático, tras muchos años, en los que nuestra sociedad vivió en un régimen que daba la espalda a la voluntad del pueblo. Hizo un hincapié importante en el valor de cohesión social que tiene la Constitución.
Habló de sí mismo, reivindicando su papel como Jefe del Estado, de sus obligaciones y de la ética con que sirve a España.
Se refirió a la complicada situación que la Casa Real vive, por las ‘andanzas’ del rey emérito, zanjándola con una frase: "Los principios éticos nos obligan a todos, por encima de consideraciones familiares".
Flojito, para mí flojito. No se quiso ‘remangar’ y meterse en faena.
Total y como resumen: mucho lustre al pueblo español y poco hablar de lo trascendente.
‘Salvadorilla’ no quiere hacer del reparto de la vacuna una ‘disputa política’entre comunidades, pero él mismo está poniendo los cimientos para que lo sea
El mundo sigue estremeciéndose por la devastadora acción de la Covid-19. Todos los países están a la caza de la vacuna y los principales laboratorios que las han fabricado se frotan las manos, ofreciéndolas aquí y allá, para ver quien las compra. Sin duda en los próximos meses esto se parecerá mucho a un ‘mercado persa’.
‘Salvadorilla’ no quiere hacer del reparto de la vacuna entre comunidades una ‘disputa política’, pero parece que el que está poniendo los cimientos para que lo sea es él mismo. Ayuso ‘afila’ su discurso para reclamar, para los madrileños, un número suficiente de dosis. Qué bien hubiera contado esto D. Carlos Arniches, quizás lo hubiera titulado "El plan de ataque".
En plenas Navidades ya, la famosa ‘curva’, sigue subiendo y nos encontramos con comunidades como la valenciana, que se dispara y no sabemos bien el origen de este brusco cambio, cuando hace unas semanas estábamos en la cola y no en la cabeza de la incidencia por cada cien mil habitantes.
Los independentistas siguen alzando la voz, después de conocer la información del Tribunal Supremo sobre los indultos, para que los presos del ‘procés’ tengan una solución en el 2021. Tengo para mí que la mejor solución sigue siendo que no salgan de donde están, pensando en solución para España.
Estas Navidades ya empiezan a nacer los ‘hijos del confinamiento’, porque estar confinado trajo mucho amor, mucho roce y mucho cariño y ‘lo uno llevó a lo otro’ y ahora vemos los frutos, los maravillosos frutos de los hijos, de los nuevos ciudadanos que, en algunos casos, llevarán nombres como ‘Carlos Confinado...’ o ‘María del Confinamiento’, porque los españoles somos así.
En estos días la familia está más cerca que nunca, quizá no les podamos tocar, pero les podemos oír, e incluso ver, gracias a las tecnologías
Si quieren un consejo para estos días, no miren la báscula, coman y disfruten, habrá después doce meses para adelgazar. Vayan escribiendo propósitos para el 2021, que está a la vuelta de la esquina, pero yo les dejo los de siempre, los que llevamos años poniendo, hacer más deporte y aprender inglés. No sé si han dado cuenta, pero los españoles nacemos con esos dos propósitos, luego vienen los de la lamparita del baño y cambiar las cortinas, pero los dos primeros, ya les digo.
En estos días la familia está más cerca que nunca, quizá no les podamos tocar, pero les podemos oír, e incluso ver, gracias a las tecnologías. Los amigos, esos que queremos como si fueran familia, también están más cerca. Disfrutemos todo lo posible, en lugar de encerrarnos en las ideas de las prohibiciones.
Aprovechemos estos días para conciliarnos con el mundo, para ser más solidarios. Pensemos, al entrar en la cocina, al oler los aromas del cocido de Navidad, que hay personas que no podrán disfrutar de esos manjares. Pensemos en cómo vamos a ayudar a mejorar esto en los próximos doce meses, porque podremos construir una vida rica de verdad, porque podemos hacer mucho en nuestro entorno más cercano.
Disfruten ustedes del día de Navidad.
"Haz, cada día, una acción que mejore la vida de los demás" (Sergio Morales)