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Nada nuevo bajo el sol

Excesivamente teatral me ha parecido la ceremonia de aplastamiento que ha preparado Sánchez para las armas etarras. Dicen las redes que había hasta escopetas de caza y de perdigones

El presidente del TS y CGPJ, Carlos Lesmes presidiendo un pleno extraordinario

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Estoy a punto de decirle a mi redactor jefe que dejo de escribir. Es un aburrimiento supremo repetir una semana detrás de otra las mismas cosas e idénticos argumentos. La pelea política diaria que no es ni mucho menos en favor de los ciudadanos sino ansias por conservar los sillones, los sueldazos y los privilegios. Las mentiras descaradas para justificar las propias posiciones y seguir en los chiringuitos múltiples. Las escenificaciones –presuntamente dignas- por el mismo motivo y la rienda suelta a la marcha violenta, jóvenes ansiosos de excitación que queman y destrozan defendiendo –dicen- unos altísimos ideales. En fin. Vuelvo a mi antigua jaculatoria. ¡Señor, llévame pronto!

El antiguo DAO –Director Adjunto Operativo de la Policía, o sea, el director de facto porque el otro era el político que salía en televisión, iba al Parlamento y despachaba con aquel Ministro beato al que el ángel de la guarda le buscaba aparcamiento- ese señor, Eugenio Pino, afirma ante el juez de la Operación Kitchen que tanto Ignacio Cosidó – director general de la Policía- como Francisco Martínez – Secretario de Estado de Seguridad- conocían el operativo para espiar a Bárcenas. O sea – deduzco yo- era, clarísimamente, una utilización espuria y partidista de medios del Estado en favor del partido gobernante que quería irse de rositas de un marrón de tres pares que se le venía encima. De eso Casado no sabe nada porque es una cosa de Génova y van a dejar de vivir ahí. Lo oigo en la Cadena SER que ha accedido a los audios del interrogatorio. Apago la radio y me recluyo en mi dormitorio. Huyo de mi señora, que viene desatada porque acaba de ver las setecientas sombras de Gray, para hacer dos viacrucis seguidos que ofrezco por la salvación de las almas tramposas.

Los amantes de la música clásica habrán oído “Un mercado persa” del compositor inglés Ketelbey. Eso mismo parece la negociación – ahora la tomo, ahora la dejo, ahora entran las derechas, ahora pido que salgan los que se llaman comunistas- de socialistas y populares intentando burlar a los podemitas, para montar un nuevo Consejo del Poder Judicial. Como en la obra del compositor británico, aunque aquí no haya música, podemos intuir el paso majestuoso de los camellos, el canto de los mendigos, la llegada de los poderosos y la solemnidad del Califa visitando el mercado. Todo se compra, se vende y se mercadea en el cambalache que se traen para colocar, cada uno, a sus adláteres. No hay nada gratis, como en las donaciones que ha cantado Bárcenas en estos últimos días. Cada donación y cada colocación tiene un objetivo claro.

“Es importante controlar el Consejo General del Poder Judicial porque se garantizan una posición de poder para elegir jueces en los órganos jurisdiccionales más importantes"

Un día de estos tengo que contar con detalle – para quienes no la vieran- una extraordinaria entrevista que hizo Gonzo a un fiscal, Salvador Viada, del Tribunal Supremo que deja cristalina la explicación. Decía este jurista a cuenta de los nombramientos como los que se negocian ahora para montar un nuevo Consejo, es decir un nuevo órgano de gobierno de los jueces, el que nombra los grandes tribunales para entendernos: presidentes de audiencias, de tribunales superiores de Justicia y del Tribunal Supremo. Decía esté fiscal brillante: “lo que está en cuestión no es tanto la independencia como la imparcialidad. Si yo veo las cosas de una manera similar a ti –progresista o conservador, léase socialista o popular-, que me has nombrado por verlas así, lo que está comprometido es mi imparcialidad”. “La politización de estos órganos superiores – continúa, preclaro, el fiscal- carecería de sentido si no estuviera acompañada de un sistema que dirige a enjuiciar a determinados políticos en determinados órganos -recordemos los señores aforados- que han sido elegidos de manera discrecional por el Consejo”. ¡Cuánto sabe y qué claro habla este señor! “Es importante controlar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) –que debería haber sido renovado hace dos años y aún no ha sido- porque, a través de su control, se garantizan una posición de poder para elegir jueces en los órganos jurisdiccionales más importantes". He ahí la madre del cordero –me vienen inevitablemente a la memoria conversaciones de importantísimos mandatarios imputados y algunos juzgados y condenados- y de nuevo salta a la palestra una figura fundamental y escandalosa: los aforamientos. ¡Cómo disfruté escuchando a este hombre de ley y sabio!

¿Quiere usted acceder a que alguien le explique cómo está su pensión, su situación del desempleo, su cita para hacer la declaración de la renta, quiere acceder a su centro de salud?  Está usted perdido

A mi edad provecta he descubierto algo importante. No puedo decir que todas las leyes de procedimiento administrativo y todas las proclamas de la facilitación de los “papeleos” para asegurar los derechos de los ciudadanos sean una mentira suprema. No lo diré pero sí que queda en agua de borrajas ante la realidad de cada día. Imaginen ustedes a un señor de setenta años que ha sido trabajador manual toda su vida. Yo me apuesto lo que quieran a que su acceso a la administración es imposible. Aquí no se puede pedir ni hacer nada sin saber manejar un ordenador a un nivel exigente.

¿Tiene usted certificado digital? ¿Quiere usted acceder a que alguien le explique cómo está su pensión, su situación del desempleo, su cita para hacer la declaración de la renta, quiere acceder a su centro de salud? Está usted perdido. Ahora mucho más con la pandemia. Una gestión con aguas de Alicante, con el seguro del coche, el del piso, con el teléfono o con cualquier cosa que exija de un señor tras una mesa que le explique lo que pasa y lo que hace falta para resolver su problema es misión imposible. Todos te remiten a la página web y a solventar esas situaciones por ordenador y con el certificado digital. Hoy, si no sabes manejarte como un auténtico ingeniero informático en el proceloso mundo de la administración y las empresas “megagrandes”, eres un desgraciado analfabeto a todos los efectos.

El valor de la mujer, intrínseco y eterno, no necesita esos aspavientos imprudentes

Pasando a otros asuntos en los que tampoco hay nada nuevo bajo el sol. La gestión gubernamental y autonómica de la pandemia está siendo un auténtico desastre. Si no eres obispo, cura, infante, liberado sindical, etc… estás también tirado como una colilla. No hay ni uno solo entre mis conocidos que haya sido vacunado. Se anuncia una y otra vez, se habla de vacunaciones masivas, se habla de prudencia y de actitud decidida del gobierno ante el virus pero si le preguntas, por ejemplo -usando el ordenador porque de lo contrario no hay forma- , cuál es la normativa exigible en la ventilación de edificios y espacios cerrados, de casas con seis pisos por descansillo y pisos patera con menos control que las colas del hambre, no te contestan. Búscate la vida, no salgas de casa y ponte la mascarilla hasta para hacer uso del matrimonio si es que te cae la breva. Un desastre. Eso sí, cobrarán a fin de mes religiosamente y, en las próximas elecciones harán campaña descarados, diciéndonos hasta qué punto están preocupados por nosotros. Un asco. La ciudad sin ley del lejano oeste donde gana el que saca más rápido.

Excesivamente teatral – el teatro y la política van unidos- me ha parecido la ceremonia de aplastamiento que ha preparado Sánchez para las armas etarras. Dicen las redes que había hasta escopetas de caza y de perdigones que tienen poco de armas etarras o grapas, por ejemplo. Menos mal que Franco -lo veo bajar la cabeza como buscando la chuleta y me recuerda a uno de los frailes de El nombre de la rosa-, menos mal que ha entrado en razón y ha desautorizado las manifestaciones. El valor de la mujer, intrínseco y eterno, no necesita esos aspavientos imprudentes.

PD.

Cuando uno escribe siempre está expuesto a que le partan la cara y lo pongan verde. Respeto y valoro las críticas. Un liberado sindical –esos que hablan permanentemente de trabajo, pero no trabajan nunca- a cuenta dela publicación de mi libro “De prisiones, putas y pistolas” –que por cierto está yendo como un tiro- dice más o menos: es un tipo chulo y prepotente que se atribuye él solo la desaparición de ETA. Este individuo no ha leído el libro o, si lo ha leído, no ha entendido nada. Si yo me hubiese atribuido la desaparición de ETA sería directamente imbécil.

Me reitero: En la desaparición de ETA trabajaron muchas personas. La Guardia civil y la Policía, los Jueces, las medidas políticas y la evolución social. También aportaron su grano de arena las Prisiones, muchas veces humilladas, olvidadas y mal valoradas y, dentro de ellas, un genio que supo usarlas para tal fin y que se llamaba Antonio Asunción. Hay que leer más y mejor y comer menos gambas.

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