El insultante agravio comparativo de Pedro Sánchez a Ximo Puig
Después de haber descendido hasta rozar muy de cerca el crack económico y su rescate leonino, ahora remontamos haciendo números de la lechera y la teta europea para la recuperación
Las relaciones entre Pedro Sánchez y Ximo Puig nunca fueron buenas. De hecho, todavía está pendiente el ajuste de cuentas desde cuando el actual Presidente del Gobierno español, entregó su acta de diputado para presentarse a las primarias del PSOE, alzándose contra todo pronóstico con el mando supremo después de haberse enfrentado entre otros grandes Barones con Ximo Puig que apoyaba a la señora de la guerra en Andalucía, Susana Díaz, y frente a gran parte de la nomenclatura del aparato en la madrileña calle Ferraz.
Cuando ambos cantaron victoria, uno en el ámbito nacional de naciones, otro en una de esas supuestas naciones, establecieron la misma paz que Roma negociaba con sus aliados bárbaros, es decir, colaboraremos, pero siempre que las leyes las dicte yo (Pedro), y te dejo (Ximo) parte de los reglamentos, no todos por, como dice el fandanguillo: "que sí te quiero, poquito por si acaso, me olvidas luego".
La pandemia, como todas las históricas plagas mundiales que se han inoculado en plenas guerras europeas, causando más bajas que las armas, le está siendo más favorable a Puig que a Sánchez cuando se recuentan las bajas de muertos o inutilizados para el combate funcional.
Sin embargo, en ambos casos los gráficos se van estabilizando para beneficio de todos. Por tanto, después de haber descendido hasta rozar muy de cerca el crack económico y su rescate leonino, ahora remontamos haciendo números de la lechera y la teta europea para la recuperación estabilizadora. Y claro, en la libreta del "Haber" presupuestario está la industria turística con sus siempre cambiantes algoritmos y deberes a plazo fijo y climático.
Hablo con los hosteleros, y me cuentan que esto lo arreglan ellos negociando directamente con los turoperadores
Y es aquí donde debía el primer recado Pedro Sánchez a Ximo Puig, dando preferencias de horarios y aperturas a Canarias y Baleares, las cuales por muy islas que sean tienen unos datos de contagios, ingresados y muertos por la pandemia mucho más altos que la Comunidad Valenciana. Ximo Puig monta en cólera y le devuelve al majo madrileño el desprecio, negociando directamente con el embajador inglés en España Hugh Elliot, para mayor cabreo de la Ministra de Exteriores, González Laya, aunque de poco le vale al valenciano el puenteo del Gobierno central porque en Londres no hacen ni pajolero caso a la hora de cambiar el semáforo permisivo de idas y vueltas con cuarentena obligada para pasar de ámbar a verde, dejando a nuestro gobierno valenciano peor que al gallo de Morón.
Hablo con los hosteleros, y me cuentan que esto lo arreglan ellos negociando directamente con los turoperadores más importantes, y salga el sol por donde quiera, o, dicho de otra forma: creemos el problema y los políticos no tendrán otro remedio que solucionarlo.
Pero en el turismo no se acaban los desencuentros y topetazos entre el Madrid napoleónico y las Germanías valencianas, porque la llave del entubado entre el Tajo y Segura como ya escribíamos a que recientemente la tiene Moncloa, y de momento han achicado el contador del agua controlada en cabecera por García-Page, compañero de partido de Ximo Puig a quien acusa de esquilmarle los pantanos que las barquitas rielan, mientras que el Molt Honorable dice que ese mancheguico es un conegut de guerra i prou, al tiempo que los estrategas del PSPV le recuerdan al PSOE, calculadora en mano, que si no viene el agua para bancales y veraneantes, tampoco volverán a Valencia, y menos a Madrid, los votos de las pasadas elecciones.
Si mañana se celebrasen elecciones en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón entraría en el valenciano Palacio de Fuentehermosa con la muda puesta y el cepillo de dientes recién cargado
Todavía queda una tercera carta a jugar, ahora que Marruecos se nos ha puesto farruco, y en lugar del Barranco del Lobo nos desembarca niños, mujeres embarazadas, indigentes, parados traumáticos, subsaharianos al borde de la inanición, mientras la Legión española, que otrora se llevó por delante a Abdelkrim y puso firmes al maniobrero sultán de Marruecos, se convierte hoy en la Cruz Roja y la Media Luna. Cosas veredes.
Lambán, Vara, García-Page, Susana Díaz, son los barones y la Sultana, entre otros/as mandatarios socialistas de toda España, contrarios al indulto que se pasa al Supremo por el forro del suspensorio, con la excepción del enemigo en casa: Els Països Catalans. Iceta, trasconejado en ministro cuando se le rompieron los remiendos para contener la cagada independentista, aboga chillón por los indultos y aun por la amnistía con la boca pequeña; otro tanto la presidenta, balear Armengol, más procatalanista que Lluís Companys, Y queda la tercera pata de los apoyos extramuros de Madrid para indultar a los sediciosos, en la figura de Ximo Puig, quien los plantea como irremediables "después de cuatro años en prisión", aún a sabiendas de que el coste político para él será mucho mayor que el que deban pagar en Cataluña y en las Islas Baleares.
Si mañana se celebrasen elecciones en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón entraría en el valenciano Palacio de Fuentehermosa con la muda puesta y el cepillo de dientes recién cargado. La primera carta de presentación se le escribía agradecidísimo a Pedro Sánchez porque así se las pusieron a Fernando VII; la segunda providencia sería darle el moquero a un lloroso Ximo Puig, parafraseando a la madre de Boabdil: "no llores como socialista (obediencia debida) lo que no has sabido (ni querido) ver venir cómo valenciano".