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El patio de Monipodio

Hoy nadie conoce a nadie de la autonomía de al lado y cada cual interpreta medidas y contramedidas. Todos dicen someterse a los sabios consejos de sus respectivos comités de expertos

Pedro Sánchez saludando a Pere Aragonés / DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS

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Pedro Nuño de la Rosa

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"¡Vaya tropa!", o su equivalente "¡Qué tropa, joder que tropa!" que dicen que dijo Romanones, cuando no obtuvo ni un voto a su favor en la Real Academia de la Lengua Española. Retranca quejosa y despectiva del conde bigotudo y cojitranco hacia los ilustres académicos que también le habrá rondado por la cabeza a nuestro singular presidente Pedro Sánchez, cuando a sus últimas y atrabiliarias medidas autorizando la relajación de costumbres y horarios, ahora que ya va amainando la pandemia, algunas de las principales comunidades, regiones o país entre países hispanos, le han, no ya acatado sus disposiciones y ordenanzas monclovitas, sino que, simple y directamente se las han pasado por el forro de la entrepierna.Y esta vez, el gobierno y sus voceros mediáticos ya no se puede culpabilizar al exegeta ariete de Ayuso, la Blancanieves transmutada en doncella de Orleans, sino que ahora arguyen lo mismo y lo contrario balbuceando contra todos nuestros reyes y reinas taifas que poco o nada tienen que ver entre sí, cuáles pueden ser la mentada Madrid o Andalucía cotejándolas con Euskadi y Cataluña, pongamos por caso. Ni pajolero caso a Sánchez.

Hoy nadie conoce a nadie de la autonomía de al lado, y viceversa; cada cual interpreta medidas y contramedidas al antojo de San Antón o la Purísima Concepción sean barbas remojadas del vecino o se quieran ver mismamente barbilampiños y sin mácula de cicatrices pandémicas. Todos dicen someterse a los sabios consejos de sus respectivos comités de expertos, pero ya es extraño cuando no cruelmente paradójico que el científico del noreste español perite diferente, cuando no abiertamente distinto al del sureste, y los del centro a los de Levante.

Discordancias éstas que solo producen incomprensión y desasosiego en un ciudadano atribulado porque no encuentra refugio sólido y seguro ante semejante bombardeo de argumentaciones tan peregrinas como contradictorias: salud versus economía y su respuesta imposible mordiéndose la cola de los científicos; mala o buena praxis en la réplica de vacunas según el almacenamiento de cada Conselleria responsabilizada de las inmunidades; danzar a metro y medio el uno del otro/a, pero luego irse a la cama juntos en feliz retozamiento; pedirle a un administrativo, camarero, dependiente, etc. el certificado de vacunación, pero no enseñar el propio; y así podríamos seguir ejemplificando recreándonos en el teatro mundo del absurdo.

La artillería mediática del Gobierno central intenta despistar la atención general centrada en la covid y la mala praxis del gobierno obligado a atajarla

Y ya en este particular teatrillo español volvemos a Rinconete y Cortadillo doctorándose estos golfillos en hampas y demás rapacerías en la cofradía de Monipodio, donde los asociados son ejemplo consentido y viviente de la general corrupción sevillana en el siglo XVII, permitiéndoseles hurtos de menor cuantía, porque todo el mundo sabe que los poderosos lo hacen al por mayor y sin riesgo alguno.

Así que, la artillería mediática del Gobierno central intenta despistar la atención general centrada en la covid y la mala praxis del gobierno obligado a atajarla, disparando ahora contra presuntos golfantes /as del pasado efímero, como el matrimonio Hierro, el trilero Jordi Pujol y descendientes, o asaltadora tropa del moro Muza engañada por un sultán pervertido y medio lelo. Ya veremos qué dicen los jueces de la Cospe y su señoritil marido porque en este país sentenciamos antes de leernos el veredicto de los magistrados, y luego la honra no la restaura ni Dios es Cristo. Pujol se cachondeará otra vez de nuestra inteligencia al proclamarse honrado y todavía Honorable, cuando todos sabemos que el jefe del latrocinio en patio de Monipodio catalán. Y el morito volverá a sentar sus obesos reales en el trono alauí ciscándose en la democracia aparente, mientras piensa en el futuro pollo que nos puede montar frente a Ceuta y Melilla cuando sus súbditos, a no tardar, se le remuevan violentos por hambrunas y desempleo.

Mónica Oltra, vicepresidenta del Gobierno valenciano, prohibiría los toros, empezando su fobia por quemar el "Torero muerto" de Manet, los grabados de Goya y Picasso o Dalí, y mandando a las ganaderías de reses bravas al desolladero de bueyes reducidos a pastillas de caldo para saborizar. Pero el alcalde de Alicante, Luis Barcala, autoriza el cartel de la Feria de San Juan, aunque no se plante una sola foguera, ni autorice el jolgorio de la noche de San Juan tal y como la cantaba Serrat. Sensu contrario Valencia hará los festeros desfiles y cremá primaverales en otoño callejero, mientras Alicante las da por suspendidas. Y así hasta hartarnos de reír cuando para nuestros políticos nada es lo que parece como en el Retablo de las Maravillas, interpretado en el Patio de Monipodio: mojiganga en dos actos, uno lo interpreta el PP, otro el PSOE.

—Mi tierra, señor caballero —respondió el preguntado—, no la sé, ni para dónde camino, tampoco. Responde un personaje al principio de la novelilla cervantina. Parece que nos esté reconociendo su ignorancia e inoperancia un político contemporáneo.

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