El doble lenguaje de Puig: Descentralizar de Madrid y centralizar en Valencia

Defender una cosa y la contraria dependiendo del foro donde se postule el discurso. Promulgar una reivindicación para actuar de manera diferente cuando se tiene la capacidad de decidir. Reclamar un estado federal, descentralizado y heterogéneo, mientras se centralizan los servicios de la Comunidad Valenciana en la capital del Turia. Este es el doble discurso del presidente de la Generalitat Valenciana. Ximo Puig pide, ante sus homólogos andaluz, gallego, balear y catalán, que el papá estado suelte rienda para posibilitar una mayor cogobernanza de las comunidades autónomas, mientras construye un gobierno cada vez más dirigido desde la centralidad valenciana.

Sin ir más lejos, estos días se debate la decisión de la Consellería de Sanidad de eliminar los Centros de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) de Alicante y Castellón, para dirigir las emergencias desde Valencia. Los trabajadores de este servicio sanitario alertan de que “perderán efectividad” y lamentan que no se contemple el conocimiento del territorio y la proximidad como un valor añadido a la hora de atender las emergencias. Ante este asunto, el propio president ha calificado de “ineficiente y obsoleto” el servicio prestado desde cada capital de provincia, y cree más efectivo llevarlo todo a la capital del reino.

Tres reformas del Estado

El president ha destacado la necesidad de abordar tres reformas de Estado que consisten en un nuevo modelo de financiación autonómica, una descentralización en clave federal a través de la institucionalización de la cogobernanza y una reconexión emocional para construir la España de Españas.

Ximo Puig ha realizado estas manifestaciones en la mesa redonda 'El modelo territorial para mejorar la economía española' organizada en Barcelona por el Cercle d'Economia, en un encuentro en el que han participado también los presidentes de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla; de Galicia, Alberto Núñez Feijoo; y la presidenta de Baleares, Francina Armengol.

El president ha planteado la necesidad de abordar estas tres reformas para corregir las cinco grandes disfunciones que sufre el Estado y que tienen que ver con: la España macrocefálica del centralismo ineficiente; la España unilateral del independentismo; la España divergente de la financiación injusta y del 'dumping fiscal'; la España invisibilizada; y la España despoblada.

Respecto a la alusión a la España divergente, el president de la Generalitat ha hecho especial hincapié en la necesidad de corregir la divergencia de rentas que hay en España, y ha puesto el ejemplo de la Comunitat Valenciana, que desde 1995 ha ido retrocediendo respecto a la media nacional hasta alcanzar una diferencia de 12 puntos.

El jefe del Consell, se ha referido a la reforma del modelo de financiación autonómica como una "exigencia absoluta", para lograr que se garantice la suficiencia financiera y la equidad entre los territorios.

"Hay que sentarse y profundizar en la vía del diálogo, y superar la situación actual del consenso a la contra que parecen tener todas las comunidades autónomas respecto al actual sistema para alcanzar una situación de consenso a favor de una nueva financiación", ha señalado.

Ximo Puig también ha reiterado la necesidad de un nuevo modelo fiscal en España en cuya elaboración deben participar todas las comunidades autónomas y que debe seguir la senda de armonización marcada por la Unión Europea. En esta nueva fiscalidad, el president de la Generalitat ha exigido que no haya espacio para el 'dumping' fiscal.

En su intervención, Ximo Puig ha apostado por "hallar fórmulas de cooperación para institucionalizar la cogobernanza" en un nuevo modelo de Estado en clave federal que prime una gestión basada en la subsidiariedad, proximidad y responsabilidad. Además, como parte de esta nueva estructura territorial, el jefe del Consell ha reclamado una descentralización real de las instituciones del Estado.

Por último, el president ha señalado que "hay que superar la crispación y el frentismo", en relación al tercer gran reto al que se enfrenta España y que consiste en la necesidad de trabajar por una "reconexión emocional" de los territorios con el fin de construir una "España de Españas".