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Cuando salí de cuba…

De la mano de Elías Amor, he vuelto a imaginarme degustando una bebida en alguno de los templos de la coktelería ubicados en las calles Emperador y Obispo respectivamente

Protestas de cubanos en Madrid

Publicado por
Juan de Oleza

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Escribe Elías Amor hacia el final de su libro: “El avión de Iberia despegó a la hora convenida de Rancho Boyeros con destino a Madrid. Lo último que pude contemplar de Cuba, a través de la ventanilla del avión y resistiendo la fuerza ascendente que me empujaba en el asiento, fue su inmenso cielo azul, sus verdes campos, las palmas reales que se dispersan junto a la tierra rojiza, un mar de aguas transparentes, y se acabó. No había vuelta atrás. El océano nos abría sus brazos y rápidamente oscureció la noche”.Elías Amor Bravo (La Habana, 1958), ha roto su línea de autor de estudios económicos para publicar recientemente en la valenciana editorial Aduana Vieja un libro -El final de los sueños. Cien años de una familia en Cuba, es su título- que en estos momentos resulta de plena actualidad y utilidad para quienes quieran conocer las causas del momento que vive la otrora denominada Perla de las Antillas. Estudiante de bachillerato y Económicas en Valencia, su carrera profesional ha estado vinculada con la gestión y dirección de las Administraciones públicas y las entidades sin ánimo de lucro; además, es presidente del Observatorio Cubano de Derechos Humano y de la Unión Liberal Cubana.

Tras el primer vistazo a la publicación, ha venido a mi memoria la canción de Luis Aguilé –“Cuando salí de Cuba, dejé mi vida, dejé mi amor…/ dejé enterrado mi corazón”./ “Allí me está esperando, me está aguardando que vuelva allí”. Pero inmediatamente me percaté de que el conocido estribillo del cantante argentino, dedicado a una bella mujer, no podía ser comparable, de ningún modo, al sentimiento profundo de alguien que hubo de abandonar forzosamente su tierra, dejando atrás para siempre las inolvidables vivencias de su mundo infantil. Porque, como recuerda el prologuista de lujo Carlos Alberto Montaner, a principios de los años setenta, la familia de Elías se vio obligada a salir de la isla rumbo a España y el hijo preadolescente era, precisamente, una de las razones que tuvieron sus padres para abandonar Cuba: querían salvarlo del colectivismo, del régimen que intentaba crear “el hombre nuevo” puesto que cuando cumpliera quince años de edad sería imposible sacarlo: le esperaba el servicio militar.

El libro de Elías Amor llevará a revivir colores, olores y sabores

Pasaron los años y, tras la muerte de su madre, encontró Elías un cajón repleto de papeles que documentaban la historia familiar; desde sus orígenes en Asturias, el viaje cargado de ilusiones a La Habana y finalmente la vuelta al exilio. Allí no solo había copia detallada de cheques de la época, profusas listas de compras y proveedores, extractos de bancos, numerosas fotografías, billetes de barco y avión…, no solo la historia particular de su familia, sino todo un trozo de la historia económica y política de Cuba, incluyendo el fracaso de la revolución cubana. “La colectivización de la economía cubana –añade Montaner- había comenzado en 1959-1960, pero en 1968, contra el criterio de mucha de su propia gente, a Fidel se le ocurrió declarar la ‘ofensiva revolucionaria’ y confiscó unas 60.000 microempresas (todas las que quedaban en la nación), generando el más absoluto desabastecimiento y proporcionando una enorme inflación. Cuba se convirtió, junto a Corea del Norte, en una de las naciones más comunistas del planeta”.La construcción histórica de un periodo de tiempo tan extenso como el que cubre los años transcurridos entre 1876 y 1969, casi un siglo, ha obligado a Elías Amor a recurrir a numerosas fuentes de información para conseguir plenamente el objetivo que se proponía: escribir una novela testimonio, mitad investigación, mitad ensayo histórico enriquecido con las aportaciones de numerosas personas que, o bien le han proporcionado datos e informaciones adicionales, o han sido testigos de acontecimientos que se reflejan minuciosamente en el texto.Junto a los orígenes de la presencia y vicisitudes de su familia en Cuba, el autor pasa revista a los momentos de la independencia de la isla, los años 20 del pasado siglo, la gran depresión y la crisis política de los años 30, el precipitado abandono del poder por parte de Batista, la fulminante expulsión del embajador español Lojendio en 1960, el comienzo de las expropiaciones, la expulsión de los sacerdotes y monjas católicos, las reformas revolucionarias de 1962, la amenaza comunista de los misiles soviéticos, el año que murió el Che, las agresiones a los católicos, la ofensiva revolucionaria de 1968 que acabó con todas las propiedades privadas, hasta las penosas circunstancias que llevaron a la salida de muchos y los últimos y emotivos minutos en el país.El libro de Elías Amor llevará –a quienes hayan estado en Cuba- a revivir colores, olores y sabores. Como el de Coppelia, la heladería creada en 1966 por Fidel Castro sobre las ruinas de viejo hospital Reina Mercedes, en la Rampa, frente al cine Yara, contraesquina del hotel Habana Libre (Habana Hilton antes de la expropiación de junio de 1960, donde Fidel Castro instaló su oficina personal en los primeros años de gobierno revolucionario). Presumen los cubanos de que esta es la catedral del helado y, a quienes la visitan por primera vez. llama la atención que sirven en una fila a los extranjeros y en otra a los nacionales, con dos precios y monedas diferentes.

De la mano de Elías, he vuelto a imaginarme degustando una bebida en alguno de los templos de la coktelería ubicados en las calles Emperador y Obispo respectivamente: “Mi mojito en la Bodeguita, mi daikiri en el Floridita”, que dejó escrito Hemingway en una de las paredes de La Bodeguita del Medio. He paseado virtualmente por la Plaza de Armas, con su mercado del libro, donde llamaban a voces a mis cofrades Aitor y César –buenos clientes- cada vez que pasábamos por allí; he seguido contemplando la huella española con la visita a la Catedral y la Iglesia de San Francisco (en cuya puerta tuve la oportunidad de saludar a la entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet), las construcciones militares y fortificaciones, en algunas de las cuales intervino el ingeniero militar oriolano, Santiago Moreno Tovillas; el palacio de los Capitanes Generales, el castillo de los Tres Reyes Magos del Morro; los paladares Mercaderes o Doña Eutimia; la Plaza Vieja y las calles Obra Pía, Neptuno, Lamparilla, Neptuno o Concordia (donde se encuentra La Guarida, el famoso paladar de la película ‘Fresa y Chocolate’); los emblemáticos Hoteles Inglaterra, Nacional y Ambos Mundos; el Capitolio y el Gran Teatro Alicia Alonso; la exclusiva zona residencial de Miramar; o El Gato Tuerto, lugar significado en la vida cultural y artística habanera, situado en pleno corazón de El Vedado…Debo terminar, por no hacer interminable este artículo, deseando a Elías –un hombre cabal, un intelectual honesto- que su sueño de volver a Cuba en libertad pueda cumplirse lo antes posible. Y recomendando a quien quiera conocer el origen y devenir de aquella dictadura, nacida de una increíble revolución que dura ya más de sesenta años, que lea este libro imprescindible.