Crónica del incendio de Ávila de una alicantina atrapada en El Barraco
La columnista de ESdiario Mónica Nombela pasa unos días en su casa familiar de El Barraco, desde donde relata la última hora de este devastador e infortunado incendio forestal
Continúan las labores de extinción del terrible incendio que se inició el pasado sábado en la provincia de Ávila. Ya han pasado los momentos más duros y se ha conseguido trazar el perímetro de la zona devastada, de alrededor de cien kilómetros, pero aún no se puede dar por extinguido. Los helicópteros siguen sobrevolando la zona y transportando agua, principalmente al lugar en el que se originó el desastre. Algunos miembros de la UME desplazados a la zona, que se encuentran albergados en el pueblo de El Barraco, donde se ha situado el puesto de mando de la lucha contra el incendio, saben que el trabajo que les queda por delante es ingrato, pero no hay más remedio que hacerlo. Deben asegurarse de que el fuego llegue a quedar extinguido. En los momentos más difíciles apenas podían acercarse a las llamas, que asolaron gran parte de la sierra de La Paramera. Los trabajos de extinción lograron que se frenara el avance del fuego. La nacional 403 quedó cortada a la salida del pueblo el domingo por la tarde y por ello varios voluntarios tuvieron que desplazarse rodeando el monte de La Cebrera, para poder llegar a la ermita de San Cristóbal en La Paramera y vigilar así que el fuego no cruzara la carretera. Afortunadamente, el viento fue benévolo, porque la tragedia podría haber sido aún mayor.
Muchos habitantes de El Barraco, alertados por la proximidad de las llamas y por las cenizas que invadieron el ambiente y cargaron el aire, abandonaron sus viviendas con destino a Madrid y otras poblaciones cercanas, que les garantizaran la seguridad. La evacuación de la población estaba en la mente de todos. El alcalde, José María Manso, se desplazó al lugar de los hechos junto con varios concejales y estuvo al pie del cañón en todo momento. También la Cruz Roja del pueblo se ha volcado en esta causa. Diríamos que son demasiadas emociones juntas para una pequeña población de algo menos de dos mil habitantes, situado a una hora de Madrid y a un cuarto de hora de Ávila, que el día 29 de agosto recibirá a la Vuelta Ciclista a España en su 15ª etapa, y en la que la meta estará situada en la calle del malogrado ciclista José María Jiménez, “Chava”.
En conjunto han quedado afectadas por el incendio más de veinte mil hectáreas y se habla de la posible declaración de zona catastrófica. Ahora queda por delante mucho trabajo, en esta zona hermosa de Castilla de la España vaciada, en la que los ganaderos luchan por sobrevivir. Podríamos destacar que, gracias a este hecho triste, se ha desatado la solidaridad de muchos ganaderos y agricultores de otras poblaciones no afectadas por el fuego, que ofrecen pasto y forraje gratis para alimentar a los animales que no tienen nada que comer. El desastre medioambiental es de primer orden y pasarán años hasta que se recuperen el paisaje y el ecosistema. Varias poblaciones han quedado devastadas, entre ellas Navalacruz, el pueblo de Iker Casillas.